El decanato de José Miguel Sánchez en la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Católica coincide en términos temporales con el papado de Jorge Mario Bergoglio, conocido como Francisco.
El Papa, quien falleció la madrugada de este lunes a los 88 años, asumió el liderazgo de la Iglesia Católica el 13 de marzo del 2013, mientras que Sánchez -economista de la UC y doctor por la Universidad de Minnesota- partió su decanato en noviembre de dicho año.
“No había pensado en eso, tiene toda la razón”, dice un sorprendido Sánchez, todavía afectado por la desaparición del Papa Francisco, de quien no solo rescata sus aspectos más humano, sino también su aporte a la ciencia económica, a través de sus distintas encíclicas: Evangelii Gaudium (2013), Laudato Si’ (2015) y Fratelli Tutti (2020), en las cuales abogó por una fe más activa en la lucha contra la desigualdad, el cambio climático y la indiferencia global.
- ¿Qué recuerdos tiene del Papa Francisco, en especial durante su visita a Chile en 2018?
- Estuve con él en el Centro de Extensión de la Universidad Católica, junto con el Consejo Superior. Además, una sobrina nieta de Francisco, Milagros Fernández, trabaja en la Escuela de Administración como una de las coordinadoras. Entonces, cuando el Papa vino a la universidad, Milagros le pidió a la organización reunirse con él y se organizó una sala donde pudieron reunirse. Fue sorpresivo para él. Aunque ella ha ido varias veces con su familia a visitarlo a Roma.
- ¿Cuál considera que es el principal legado que deja el Papa Francisco?
- En la parte humana deja un legado muy importante que es volver a la simpleza, volver a lo sencillo. Él fue una persona que aun viviendo en Roma, en San Pedro, se preocupó siempre de seguir siendo una persona sencilla, humilde, que no usaba los zapatos pontificios, que vivía en Santa Marta, que es una residencia para los cardenales. De hecho, le he escuchado hoy (ayer) a monseñor Chomali que decía que cuando lo nombró cardenal, le dijo “quiero menos eminencia y más servicio”. Su vocación de servicio la mantuvo hasta el final de sus días.
- ¿Cuán importante fue su influencia en materia económica? Sus encíclicas abordaban temas muy coyunturales, como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático.
- Fue una persona muy importante porque aportó ideas nuevas a lo que se conoce como la doctrina social de la Iglesia, o pensamiento económico social cristiano, principalmente con Laudato Si´. Y también en Evangelii Gaudium, donde ya planteaba su pensamiento sobre el estado del planeta. Su preocupación fundamental era cómo podíamos cuidar nuestra casa común frente al grave problema del calentamiento global. Él estudió química, por lo que tenía un fundamento científico y de hecho él se hace cargo de la evidencia científica de cómo la acumulación de gas de efecto invernadero estaba causando un daño bien dramático.
-¿Cuáles considera sus ideas más relevantes?
- Dos principalmente, que a uno como economista le hacen mucho sentido.
Primero, dice que cualquier acto económico de envergadura en alguna parte del mundo, repercute en el resto del planeta. Por ello, dice que ningún Gobierno puede actuar al margen de la responsabilidad común. En economía a eso le decimos equilibrio general. O sea, lo que usted hace en un lado, se va a transmitir en un desequilibrio en otro lado.
Por estos días esto ha sido totalmente reafirmado con lo que ha hecho la política tarifaria de Trump. O sea, todo el mundo se ve afectado por un desbalance.
La segunda idea es su encíclica verde, Laudato Si´, donde señala que no hay una crisis ambiental, hay una crisis socioambiental. Dice que se requiere una aproximación integral para combatir la pobreza, la dignidad de los excluidos y simultáneamente cuidar la naturaleza.
Eso es muy importante porque tiene los elementos centrales de lo que hoy llamamos desarrollo sustentable, que tiene que ver con la reducción y superación de la pobreza, la inclusión social y al mismo tiempo la sustentabilidad ambiental.
- ¿Qué rol juega el crecimiento económico ahí?
- Es una interpretación completamente mía, pero creo que es muy importante el rol que tiene el crecimiento económico. Esto no significa, como algunas personas han tratado de interpretarlo, que tenemos que detener el crecimiento. El crecimiento debe ser sustentable, sostenible.
- Él fue muy crítico del capitalismo y el crecimiento sin enfocarse en las personas y el planeta.
- Sí, él dice que el crecimiento con equidad exige algo más que el crecimiento económico. También tenemos que preocuparnos de una mejor distribución del ingreso, una creación de fuentes de trabajo. Él habla de una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo.
Entonces, aquí es muy importante porque la economía tiene un rol importante en la solución de los problemas. Es la única manera en que podamos devolver la dignidad a las personas y que, al mismo tiempo, puedan tener acceso a los distintos bienes que van más allá de lo asistencial.
- Francisco también fue crítico de la evasión de impuestos. Señalaba que una carga tributaria justa era esencial para reducir la desigualdad.
- Yo estoy completamente de acuerdo que los impuestos hay que pagarlos.
El Papa también tenía una preocupación muy importante por invitar al sector empresarial a ser parte de la solución, que no podemos seguir haciendo lo mismo.
Él dice que la vocación del empresario es una tarea noble siempre que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida. Esto le permite servir verdaderamente al bien común con un esfuerzo de multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo.
Entonces, él veía no solo una visión negativa de la empresa privada, sino que también sentía que tenía que ser parte de la solución. Y esa es la invitación que hizo cuando vino a Chile y en sus encíclicas.