Una serie de ajustes en el escenario macroeconómico local trajo el terremoto del pasado 27 de febrero.
De hecho, tras la catástrofe los economistas comenzaron de inmediato a revisar sus estimaciones para este año frente a las distintas variables. Y si bien en un principio hubo cautela frente a introducir recortes en las cifras, a un mes del sismo son un hecho las modificaciones en los sesgos y las proyecciones.
Si antes del 27 de febrero el rango estimado por el mercado para el Producto Interno Bruto (PIB) de este año apuntaba a una variación entre 4% y 6% con mayor inclinación hacia el techo, ahora la proyección oscila entre 3,5% y 5,5%.
A su vez, las estimaciones del gobierno hablan de un diferencial en el PIB durante los próximos cuatro años en torno a los US$ 7.600 millones, lo que implica una pérdida de un punto y medio en 2010, mientras en los próximos años se iría acortando la brecha.
Más allá de las diferencias en torno a los cálculos para el PIB de este año, el énfasis de los economistas radica en que claramente cambió el perfil de crecimiento. Esto, en el sentido que habrá una menor expansión en el primer semestre y un repunte en la actividad de los últimos seis meses del año.
Parte de este análisis encuentra justificación en el hecho de que los meses donde se sentiría con mayor fuerza el impacto de la catástrofe serán marzo y abril. De hecho, los economistas advierten que este período será "el más complejo" e, incluso, en el primer caso hay proyecciones que apuntan a una variación negativa en términos interanuales, en comparación a las estimaciones previas al 27 de febrero en torno a 5%.
"Es muy probable que luego de una caída del Imacec en marzo (tanto en términos mensuales como anuales), en abril el crecimiento sea levemente positivo", adelanta el economista jefe de BanChile, Rodrigo Aravena.
En tanto, Aldo Lema -de Inversiones Security- estima que la señalada variable se ubicará en cero, "no descartándose que sea negativa", afirma.
Más pesimista es la visión del economista jefe de BCI, Jorge Selaive, quien sostiene que "en términos de actividad marzo y abril darán cuenta de un cierre y suspensión en la producción, junto a una desacumulación de inventarios. De ahí que Imacec y producción industrial es probable que se encuentren en terreno negativo en estos dos meses".
Respecto del cuadro inflacionario con miras a diciembre del actual ejercicio, antes del terremoto las estimaciones de los economistas consultados oscilaban entre 2,2% y 3,1%. Este rango, sin embargo, subió a uno entre 2,9% y 4%.
De acuerdo a Gonzalo Sanhueza, socio de Econsult, la catástrofe generó cuatro efectos sobre el nivel de precios. "Primero, en las zonas afectadas los precios suben por escasez y especulación, pero el Instituto Nacional de Estadísticas no medirá precios en esas zonas, por lo que este impacto no se reflejará en el IPC. El segundo efecto es el aumento transitorio en los precios por destrucción de producción de alimentos y problemas logísticos, esto impactará principalmente en marzo y abril. En tercer lugar, habrá menos demanda de otros bienes por el menor consumo. Por último, el aumento de precios del Transantiago y el alza del Impuesto Especifico a los Combustibles, coinciden con el terremoto y generarán un significativo incremento de la inflación", explica el experto.
Por su parte, Ángel Cabrera, socio de Forecast Consultores, sostiene que "la destrucción de stock de capital implica una menor capacidad productiva y, por lo tanto, un cierre de la brecha entre Producto efectivo y potencial, lo que genera mayores presiones inflacionarias".
El economista sostiene que el incremento sería en torno a ocho décimas, lo que llevaría la inflación al cierre de este año a 3,9%. Sin embargo, advierte Cabrera, "en las estimaciones preliminares puede haber un grado de sobreestimación, ya que si todo el racionamiento se hiciera vía precios las ocho décimas estarían bien, pero lo que hemos visto es que en la zonas afectadas se han dado racionamientos a través de filas y desabastecimiento. Además, muchas empresas -que tienen una marca que proteger- han preferido sacrificar márgenes transitoriamente para que no se les acuse de aprovecharse de las condiciones. Este cuadro mitigaría el impacto inflacionario".
Mix de financiamiento
Respecto del mix más óptimo que debiese definir el gobierno para financiar la reconstrucción, la primera alternativa planteada por los economistas apunta a agotar "al máximo" las reasignaciones. Ahora bien, el gobierno ya aclaró que dicha opción se ubica en torno a los US$ 730 millones, por lo que las fórmulas que se han barajado son repatriar recursos del Fondo de Estabilización Económico y Social (FEES), flexibilizar la Ley de Donaciones, endeudamiento, privatizaciones, concesiones e incremento de los impuestos.
Frente a este abanico de opciones, el Ministerio de Hacienda ha señalado que se elaborará un "mix que evite los efectos macro indeseados". Y en este sentido, la herramienta que en el mercado definen como "la más costosa" se refiere a un incremento tributario. De hecho, sólo Gonzalo Sanhueza apoya un alza tributaria a las grandes empresas. Respecto del FEES, las diferencias están dadas por el monto a liquidar. Esto, porque mientras algunos plantean ser ambiciosos en este sentido y mitigar el impacto del tipo de cambio a través de intervenciones del Banco Central, otros señalan que el uso de estos fondos debe ser acotado.
En relación a las otras alternativas las visiones están divididas, claro que la más polémica a nivel político-advierten los economistas- es privatizar.
Así las cosas, en el mercado esperan expectantes la respuesta de política fiscal frente al terremoto y desde ya anticipan que al mix que se defina podría generar nuevos ajustes en las cifras macroeconómicas.