Hace más de un mes el grupo de expertos que estudió las modificaciones a la Ley General de Bancos (LGB) entregó su informe final al Ministerio de Hacienda. Y si bien el ingreso de dicho proyecto al Congreso fue aplazado y se concretaría recién en marzo, el Ejecutivo está avanzando. De hecho, por estos días está revisando los últimos detalles del capítulo referido a Basilea III, que dice relación con estándares de capital que los bancos de la plaza local tendrán que adoptar.
Éste, junto a gobierno corporativo de la Superintendencia de Bancos (SBIF) y resolución bancaria, son los principales ejes de la iniciativa. Y aunque cada uno cobra importancia por sí mismo, los expertos aseguran que son elementos que van de la mano.
¿Qué implicancia tiene adoptar Basilea III? La mesa técnica liderada por el ex superintendente de Bancos, Raphael Bergoeing, señaló que es necesario cerrar las brechas existentes entre la LGB y los estándares de capital que establece Basilea III. En ese camino, apuesta por un plan de seis años para la implementación de los diferentes estándares.
Si bien se trata de un desafío importante, en la industria lo ven con optimismo dado que no sólo contribuye a que los bancos locales se comparen en un entorno global, explica una fuente del sector, sino que también aporta herramientas adicionales para asegurar la solvencia y estabilidad del sistema financiero.
Eso sí, advierte otro banquero, junto con las mayores exigencias de capital, debieran venir herramientas para gestionar adecuadamente estos requerimientos. Por ejemplo, la utilización de modelos internos que permitan una mejor gestión del riesgo de la cartera de cada entidad.
Los otros ejes
En cuanto al eje del gobierno corporativo del regulador, el grupo de expertos recomienda un cuerpo colegiado e independiente de cinco miembros elegidos por el Ejecutivo y ratificados por el Congreso.
Respecto de la resolución bancaria, las propuestas apuntan a ampliar el set de herramientas de resolución disponibles, incluyendo el plan de regularización, la compra y asunción (P&A) de activos y pasivos, la estructura del banco puente para permitir una resolución más rápida y de menor costo, entre otros.
Mayor regulación
Según ha trascendido, las recomendaciones adicionales que hizo la mesa técnica no estarían dentro del proyecto de ley.
Los expertos dedicaron un capítulo completo del informe en cuestión a temas que, a su juicio, también debieran ser revisados.
“Es necesario evaluar una modificación a la LGB, de manera de facultar a la SBIF a ampliar su perímetro regulatorio para supervisar a cualquier institución de intermediación crediticia, sea banco o no, que a juicio de la autoridad represente riesgos de inestabilidad sistémica”.
Esto es, el denominado shadow banking o banca en la sombra, donde los intermediarios “muchas veces están expuestos a algunos de los riesgos que enfrentan los bancos tradicionales sin estar adecuadamente regulados ni supervisados”.
Los subsectores más relevantes bajo esa óptica son las cajas de compensación, cooperativas de ahorro y crédito, tarjetas del comercio, compañías de leasing y de factoring no bancario y compañías de crédito automotriz, entre otros.
El caso de insolvencia de La Araucana es un claro ejemplo de eso. Así lo reconoce el grupo de expertos. “Los problemas recientes de una de estas instituciones ilustran los desafíos de política pública dependiendo del tipo de riesgo involucrado”, señalaron. Y si bien no estaría en el proyecto, se trata de un compromiso de la Presidenta Bachelet, que no necesariamente requiera una ley, dice una fuente. De hecho, afirma, es posible que se implemente a través de una normativa.
"En la Ley de Bancos, no existe un eje más esencial que otro"
-¿Qué implica para los bancos adaptarse a los estándares de Basilea III?
-En lo inmediato, implica tener una programación de su demanda de capital para los próximos años y de la manera como irán levantando el nivel para hacer frente a eso, lo mismo que respecto de la estructura entre capital primario y secundario.
Complementariamente, es esencial que los bancos desarrollen una política de gestión de capital, que contenga un objetivo de capital económico, debidamente articulado con el plan de negocios, una metodología de asignación de capital por línea de negocios, fortalecimiento del análisis de tensión, todo ello debidamente instalado en los sistemas del banco.
-¿Esto representa una complicación para la banca?
-La respuesta a eso admite diversas miradas. Una cuantitativa, donde aquellos bancos que están más alejados de los niveles que la ley definirá se programen para cerrar las brechas, especialmente en lo que dice relación con el capital accionario. En lo cualitativo, los bancos deben cambiar su cultura de gestión de riesgos y de capital con una mirada más orientada hacia el capital económico y su optimización.
-¿Éste es el eje más esencial del proyecto que reforma a la Ley de Bancos?
-En mi opinión, no existe un eje más esencial que otro. Tanto la parte de Basilea, como la de gobierno corporativo y la resolución bancaria corresponden a una mesa de tres patas. Sin cualquiera de ellas la mesa se cae.
-¿Por qué?
-La parte de Basilea dice relación con los elementos preventivos; la parte de resolución con situaciones donde los aspectos preventivos fallan y se requiere una salida ordenada de los bancos del mercado; y el gobierno corporativo de la SBIF es esencial para garantizar el buen uso de las facultades que la ley otorgará al supervisor.