El mercado del
cobre vive un momento paradójico, que -raya para la suma-
lo posiciona como uno de los metales estratégicos de la década. Con un precio que promedia los US$ 4,25 la libra en lo que va de 2025, el metal rojo se encamina a marcar su mayor valor nominal anual de la historia. Sin embargo, la sombra de los aranceles de Estados Unidos y las tensiones geopolíticas globales amenazan con alterar la alta sensibilidad del mercado cuprífero justo cuando goza de sólidos fundamentos.
De acuerdo con el informe “Perspectivas del mercado del cobre, en el corto (2025) y mediano plazo (2026-2027)”, elaborado por Plusmining, el commodity marcará récord este año -de hecho, ayer cerró en US$ 4,56 en Londres- y seguirá su senda alcista hacia 2026 y 2027, con valores esperados de US$ 4,3 y US$ 4,35 la libra, impulsado por la transición energética, la electromovilidad y nuevas tecnologías.
“Todos estos sectores sustentan proyecciones de crecimiento sostenido de la demanda en torno al 2,4% anual hacia 2027”, dice el analista y coautor del estudio, Juan Cristóbal Ciudad. Pero advierte: “Su comportamiento en el corto plazo sigue siendo altamente sensible a shocks exógenos”.
El adelanto de compras ante un posible arancel de EEUU, que se definiría en noviembre, reordenó inventarios desde Asia hacia Occidente y elevó el diferencial entre Comex y la Bolsa de Metales de Londres, reforzando, según Ciudad, el peso de factores políticos sobre el precio, más allá de la oferta y la demanda.
“Fundamentos sólidos”
Según Plusmining, los fundamentos del mercado están “sólidos”. Se espera que tras el paso de un déficit en 2023 a un superávit en 2024, esta condición se mantenga, aunque con una tendencia decreciente hacia 2027. Así, si en octubre Plusmining proyectaba un déficit de -20 mil toneladas (ktCu) para 2025, ahora corrigió la estimación a un superávit de 59 ktCu. Para 2026 y 2027 prevé superávits de 172 ktCu y 32 ktCu, respectivamente, aunque anticipa déficits crecientes hacia 2028 y 2029 (-26 y -297 ktCu).
La demanda global de cobre refinado crecería un 2,4% en 2025, por debajo del 2,8% de 2024 y del 2,9% previsto previamente, por el menor dinamismo en economías avanzadas afectadas por las políticas arancelarias de EEUU.
Asia continuará liderando el consumo, con China explicando cerca del 70% del incremento global este año. Para el período 2024-2027, se proyecta un crecimiento acumulado de la demanda del 7,3%, con un promedio de 2,5% anual.
¿Y la producción? Tras un crecimiento de 2,1% en 2023, según el informe la producción habría aumentado 2,7% en 2024, destacando el desempeño de la República Democrática del Congo (+15%) y Chile (+4,9%).
Para 2025, Plusmining anticipa un crecimiento de la producción mundial del 2,3%, con África liderando el avance (+5,2%), mientras que América Latina crecería un 2%, sosteniéndose sobre la estabilidad de Chile y Brasil.
A nivel de compañías, nueve de las 15 mayores mineras de cobre del mundo proyectan disminuciones (-257 ktCu en total), mientras seis esperan aumentos (+233 ktCu). Las alzas estarían lideradas por
MMG (+23,6%), Teck (+17,7%) y Zijin Mining (+3,7%), y las bajas por Anglo American (-8%), Glencore (-7,5%) y First Quantum (-5,5%).
El desafío de Chile
“Frente a un escenario internacional sujeto a tensiones comerciales y con un reordenamiento geopolítico en curso, Chile debe anticiparse y prepararse estratégicamente para asegurar su posición en el mercado del cobre”, advierte Ciudad.
Así, marca la importancia de diversificar destinos de exportación hacia India y el sudeste asiático, reforzar relaciones con socios como EEUU y Europa, y posicionar el cobre chileno como un insumo “verde”: “eso podría marcar la diferencia”.
En producción, el experto valora la recuperación de
Codelco -que lideró las alzas de las cupreras en 2024 con un 10% de crecimiento-, pero enfatiza que la “fatiga estructural” de sus minas podría limitar su desempeño futuro.
“La preocupación no se limita solo a Codelco”, agrega. “Las proyecciones de Chile para 2027 muestran una caída hacia niveles similares a 2023, a lo que se suma el estancamiento de nuevos proyectos greenfield entre 2025 y 2027”.
Sin nuevas expansiones a la vista, Ciudad advierte que la industria arriesga perder dinamismo justo cuando la demanda global crece.
Por eso, subraya la importancia de agilizar proyectos e inversiones y asegura que el país vive “un punto de inflexión”: “Chile tiene todo para seguir liderando en cobre, pero eso no ocurrirá por inercia. Se necesita decisión política, visión estratégica y capacidad de ejecución. De lo contrario, el liderazgo que se construyó durante décadas podría diluirse más rápido de lo que imaginamos”.