El déficit presupuestario estadounidense
alcanzó un máximo histórico de US$ 1,42 billones durante el
año fiscal que finalizó el 30 de septiembre debido a una caída de
los ingresos públicos y a un masivo incremento del gasto.
El dato dado a conocer hoy por el gobierno estadounidense más que
triplica la también cifra récord alcanzada el año pasado.
El monto representa un 10% del Producto Interior
Bruto (PIB), el nivel más elevado desde la II Guerra Mundial.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, se ha comprometido a
reducir el déficit una vez que acabe la recesión y la tasa de
desempleo comience a disminuir.
El reducir los números rojos implicará la adopción de medidas
impopulares como el incremento de los impuestos, lo que lleva a los
analistas a cuestionar si Obama estará dispuesto a avanzar en esa
dirección.
Las estadísticas dadas a conocer hoy muestran que los ingresos
del gobierno cayeron un 16,6%, hasta los US$ 2,10 billones.
La contracción refleja una menor recaudación de impuestos debido
a que muchos estadounidenses perdieron sus puestos de trabajo o
sufrieron un recorte en sus salarios.
La recaudación fiscal entre las empresas también se redujo, ya
que la recesión estrechó los márgenes de ganancias empresariales.
Por su parte, el gasto público aumentó un 18,2%, hasta
los US$ 3,52 billones.
La Casa Blanca defendió las partidas de gasto extraordinarias,
que incluyen el paquete de estímulo fiscal por valor de US$ 787.000
millones aprobado en febrero, y se comprometió a reducir
el déficit en el futuro.
"Resultaba crítico actuar" para ayudar a la economía a salir de
la crisis, afirmó el director presupuestario de la Casa Blanca,
Peter Orszag, en un comunicado.
"El presidente reconoce que necesitamos volver a colocar al país
en una senda fiscal sostenible", añadió Orszag.