Los estados miembros de la UE han
utilizado hasta ahora 1,48 billones de euros (US$2,09 billones) para medidas de apoyo a
la banca -inyecciones de capital, garantías, compra de activos
"tóxicos", liquidez- ante la crisis financiera.
Ese es el dinero que los países ya han hecho efectivo, pero el
importe máximo de todas las medidas aprobadas es más del doble, ya
que asciende a 3,72 billones de euros (US$5,27 billones).
Estos datos están incluidos en un informe del Comité Económico y
Financiero, un organismo técnico en el que están representados los
Veintisiete, sobre la efectividad de las intervenciones públicas en
el sector financiero que el próximo martes debatirán los ministros
de Finanzas de la UE (Ecofin) en su reunión mensual.
Reino Unido se sitúa a la cabeza de los Veintisiete en
intervenciones en el sector financiero, al que ya ha destinado
477.900 millones de euros (US$677.294 millones, tiene disponibles hasta US$1,107 billones).
Londres ha hecho inyecciones de capital a varias entidades,
también les ha ofrecido garantías y, sobre todo, les ha facilitado
liquidez.
Irlanda, otro de los países más afectados por la tormenta
financiera, ha usado 379.500 millones (US$537.800 millones), principalmente en forma de
avales sobre las obligaciones contraídas por las entidades (US$532.000
millones).
A continuación se sitúa Alemania, con 161.700 millones ya
utilizados (US$229.166 millones) y Bélgica, que ha destinado 17.100 millones (US$24.234 millones) a liberar a los
bancos de activos problemáticos.
Hasta finales de mayo, los únicos estados miembros que no habían
hecho nada para ayudar al sector financiero ante la crisis eran
Bulgaria, Chipre, la República Checa, Estonia, Lituania, Malta,
Polonia, Rumanía y Eslovaquia.
El informe destaca que, en los casos en que sí se han tomado
medidas, las operaciones de recapitalización han ayudado a evitar
deterioros adicionales de los niveles de capital y reservas de los
bancos, mientras que las garantías han servido para facilitar a las
entidades el acceso a financiación a medio plazo.
Aunque esta estrategia ha resultado fundamental para preservar la
estabilidad financiera, advierte de que la situación continúa siendo
complicada, lo que puede hacer necesario ir más allá, con más
recapitalizaciones o intervenciones para sacar de los balances los
activos "tóxicos".