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El libre mercado aún puede alimentar al mundo
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 7 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha identificado correctamente la volatilidad de los precios de los alimentos como una prioridad de su país, mientras preside el G20 este año. Las cifras entregadas el miércoles por la FAO muestran que los costos de una canasta básica de alimentos han sobrepasado sus máximos de 2008. Al ser la comida una parte importante y volátil de los estrechos presupuestos familiares en los países pobres, los crecientes precios están resurgiendo como una amenaza al crecimiento global y la estabilidad social.
Cuando los precios de los alimentos básicos se disparan, los pobres soportan la peor parte. Sin una acción global, la gente en los países pobres será privada de comida adecuada y nutritiva, con trágicas consecuencias para los individuos y la futura prosperidad de sus países. El G20 debería poner la comida primero porque es esencial para la vida y una acción práctica del G20 podría hacer una verdadera diferencia para cientos de millones de personas.
Esto puede lograrse siempre que tomemos los siguientes pasos.
- Incrementar el acceso público a información sobre calidad y cantidad de reservas de granos. Mejor información tranquiliza a los mercados y ayuda a calmar las alzas de precios inducidas por el pánico.
- Mejorar el monitoreo y pronóstico del clima de largo plazo, especialmente en África. Los pronósticos son asumidos como precisos por granjeros y compradores en el mundo desarrollado; en los países pobres donde los rendimientos dependen de la lluvia, las pobres proyecciones de cosechas amplifican las variaciones de precios. Mejores pronósticos climáticos dejarían que la gente planifique y ayudaría a anticipar necesidades de asistencia.
- Profundizar nuestro entendimiento de la relación entre los precios internacionales y precios locales en países pobres. Factores como costos de transporte, tipos de cosechas y tipos de cambio pueden significar que los precios locales se desvinculen de los precios internacionales: en Camboya, los precios del arroz estaban a la par de los internacionales a mediados de 2009, pero mientras los precios locales desde entonces han subido un cuarto, los internacionales están ahora 15% más bajos.
- Establecer pequeñas reservas humanitarias regionales en áreas propensas a los desastres y pobres en infraestructura. Grandes existencias pueden ser costosas, degradarse fácilmente y perjudicar a los productores. Pero en lugares donde la crisis alimenticia probablemente pueda volver a ocurrir y las conexiones de transporte son malas como el Cuerno de África, pequeñas y reservas estratégicas llevaría la comida a los hambrientos más rápido y a menor costo.
- Acordar un código de conducta para eximir la ayuda de comida humanitaria de las barreras a las exportaciones. Las restricciones de exportaciones hacen que la volatilidad de los precios de comida sea peor.
- Asegurar redes efectivas de seguridad social. Es vital que protejamos a las poblaciones más vulnerables, como las mujeres embarazadas y lactantes y niños menores de dos años. Necesitamos conectar la agricultura con la nutrición y ayudar a los países a dirigirse a esos más necesitados a un costo razonable.
- Darle a los países acceso a apoyo de rápido desembolso como una alternativa a las restricciones para exportar o fijación de precios. Para ayudar a los países a evitar políticas que perjudiquen a sus propios granjeros y vecinos, necesitamos darles alternativas rápidas, confiables y adaptables a sus necesidades locales. El Banco Mundial ha creado una ventana de respuesta a crisis bajo la Asociación de Desarrollo Internacional, su fondo de US$ 49.000 millones a los países más pobre y ha lanzado un Fondo de Seguridad de Alimento, pero podríamos también explorar líneas de crédito o préstamos con suspensión de repago y extensión durante crisis de precios.
- Desarrollar un robusto menú de otros productos de manejo de riesgo. En algunos casos, las herramientas más útiles podrían ser un seguro de clima o un índice de lluvias; en otros, podría ser una cobertura para los precios de la energía para mantener el transporte y la producción a bajos costos.
- Ayudar a los pequeños agricultores a convertirse en una parte mayor de la solución para la seguridad de los alimentos. 86% de las materias primas en áreas pobres viene de fuentes locales. Ayudar a los esfuerzos de países a fortalecer la pequeña agricultura es crítico. Un paso concreto sería que el G20 ayude a los granjeros a beneficiarse de las ofertas de compradores humanitarios tales como el WFP. Esto requiere flexibilidad para permitir que beneficios de desarrollo como fortalecer los mercados locales para que sean tomados en cuanta para las decisiones de abastecimiento. Sudán del Sur podría ser un oportuno piloto.
La respuesta a la volatilidad de los precios de los alimentos no es castigar o bloquear mercados, sino usarlos mejor. Al empoderar a los pobres, el G20 puede tomar pasos prácticos para asegurar la disponibilidad de la comida nutritiva. Sarkozy ha mostrado liderazgo en poner este tema en la agenda del G20; el G20 ahora debe actuar para poner la comida primero.