Como el menos productivo —con sólo 219 proyectos visados— y el segundo más impopular al término de su período con 18% de aprobación. Así será recordado el último Congreso de Estados Unidos, que ayer dio paso al ciclo legislativo número 113.
Al tener en cuenta estas cifras, se podría pensar que el nuevo cuerpo legislativo podría superar fácilmente el pobre desempeño del Congreso anterior. Sin embargo, es probable que la historia vivida en los últimos dos años se repita de aquí hasta el 3 de enero de 2015.
Si bien 97 nuevas caras —84 representantes y 13 senadores— fueron electas en los pasados comicios de noviembre, en términos generales no hubo grandes movimientos en la composición de ambas cámaras. Los demócratas mantuvieron el control del Senado, al contabilizar 55 miembros —dos más que en el último ciclo— versus los 45 de los republicanos. Los conservadores, en tanto, retuvieron la mayoría en la Cámara de Representantes, aunque perdieron ocho asientos. Así, los republicanos suman 234 representantes y los demócratas 201.
Además, los líderes de cada partido se mantendrán por dos años más: Harry Reid seguirá siendo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Nancy Pelosi conservará su cargo como líder de la minoría demócrata en la Cámara, Mitch
McConnell permanecerá como líder de la minoría republicana en el Senado y Eric Cantor continuará siendo el líder de la mayoría republicana en la Cámara.
Una de las situaciones que generó más expectativas ayer en el Capitolio fue la elección del vocero de la Cámara de Representantes. Durante los dos últimos años el puesto fue ocupado por el republicano John Boehner. Su reelección corría peligro porque los miembros del Tea Party, la base ultraconservadora del Partido Republicano, no le perdonaron que haya cedido en el tema de elevar los impuestos a los más ricos en las tratativas sobre el abismo fiscal.
Pero, finalmente, Boehner logró mantener la presidencia de la Cámara al obtener 219 votos.
Factor Tea Party
Así las cosas, el panorama no se ve muy alentador para Obama. Sin embargo, el demócrata podría tener aliados inesperados.
Paul Light, profesor de la Universidad de Nueva York y especialista en el Congreso, afirmó a Reuters que el plan para evitar el abismo fiscal podría marcar el comienzo de una “gran realineación” antes de las elecciones legislativas de 2014.
Los 85 republicanos que apoyaron la iniciativa “van a tener que encontrar un hogar. Y no lo van a encontrar en el Tea Party”, aseguró.
El experto agregó que los conservadores que no se sientan cómodos con el Tea Party podrían comenzar a alinearse con un grupo cada vez más reducido de demócratas centristas. Si esto llegara a pasar, el mandatario podría tener éxito en aprobar algunas de sus iniciativas proyectadas para su segundo período, entre ellas las relativas al control de las armas, al sistema migratorio y al código tributario.
