Por Constanza Morales H.
Luego de casi un mes de negociaciones entre el Congreso y la Casa Blanca sobre el llamado abismo fiscal —una serie de alzas de los impuestos y recortes en el gasto federal que entrarán a regir en enero si es que no se llega a un acuerdo antes de fin de año—, que amenaza con llevar a la principal economía del mundo hacia una nueva recesión el próximo año, parece haber surgido una luz de esperanza.
Ayer, diversos miembros del Partido Republicano se unieron a un llamado bipartidista para romper el actual punto muerto que existe acerca de los impuestos de los más ricos.
Los miembros disidentes firmaron una carta solicitando explorar “todas las opciones” sobre los impuestos y los programas de ayuda social, lo que fue percibido como una señal de que están dispuestos a negociar.
El representante Mike Simpson, uno de los líderes de la petición, dijo que él podría aceptar mayores tasas de impuestos para las parejas casadas que ganan más de US$ 500 mil al año, a cambio de una revisión del gasto en los programas sociales.
“Es bastante obvio que Obama ganó la elección y él prometió que iba a subir los impuestos a los más adinerados”, comentó Simpson en una entrevista citada por Bloomberg. “Lo que los republicanos dijimos es ‘tenemos que tener una reforma a los programas sociales’”, agregó.
La portavoz de Simpson, Nikki Watts, detalló que de los aproximadamente 80 firmantes, la mitad corresponde a republicanos.
De forma separada, la representante republicana Kay Granger apoyó el llamado de su colega Tom Cole de extender todos los beneficios tributarios para la clase media como “simplemente la cosa correcta que hay que hacer”.
Acuerdo en una semana
Con el cambio de postura de estos republicanos, una posible solución al abismo fiscal se ve cada vez más próxima.
De hecho, en una reunión con líderes empresariales, el mandatario aseguró que un acuerdo sobre el abismo fiscal era posible dentro de una semana si los republicanos cedían en el tema de los impuestos y advirtió a los legisladores que él no aceptará que los republicanos amarren el debate presupuestario a la próxima discusión sobre el techo de la deuda.
“Creo que hay un reconocimiento de que tal vez ellos pueden aceptar algunos aumentos en las tasas siempre y cuando eso se combine con una reforma seria de los programas sociales y recortes en el gasto adicionales. Y si logramos que el liderazgo en el lado republicano tome ese marco de trabajo, que reconozca esa realidad, entonces en realidad los números no están tan alejados”, le dijo Obama a los miembros de la Mesa Redonda de Negocio ayer en la mañana. “Otra forma de decir esto es que probablemente podemos resolver esto en cerca de una semana. No es tan difícil”, añadió.
El presidente aprovechó de advertir a los legisladores que él no aceptará que aten el debate presupuestario a la próxima discusión sobre el límite de la deuda. “Si el Congreso sugiere de cualquier manera que van a vincular las negociaciones con votos del techo de la deuda y que nos van a llevar una vez más al borde del default como parte de una negociación presupuestaria... yo no jugaré ese juego”, afirmó.
Mayor productividad
En medio de las negociaciones sobre el abismo fiscal, ayer el Departamento del Trabajo reveló que la productividad en el país se expandió más de lo estimado previamente durante el tercer trimestre.
La medida de la producción laboral por hora subió a una tasa anual de 2,9%, la mayor ganancia en dos años. Entre abril y junio la productividad había llegado a 1,9%.
Otro informe publicado ayer mostró que las compañías contrataron menos personas en noviembre, luego de que la supertormenta Sandy afectara a la costa este. Según datos de ADP Research Institute, el mes pasado hubo 118 mil nuevos puestos de trabajo, frente a los 157 mil nuevos empleos en octubre.