“El yuan está recogiendo los últimos datos del Banco Central Europeo (BCE)”, dijo Francisca Pérez, analista de Bci Estudios. Y es que desde que Mario Draghi, presidente del BCE, diera a conocer el jueves su paquete de medidas para calmar a los mercados, la volatilidad se hizo presente en los últimos días de la semana pasada, tanto en Europa como en el resto del mundo.
La primera reacción del mercado fue positiva, sin embargo, después de la euforia las bolsas cerraron en rojo el jueves.
Un análisis que cambiaría para el viernes, luego de que los mercados despertaran optimistas al evaluar de mejor manera las medidas. “Es un paquete de políticas muy potente por parte del BCE. La sobrerreacción que se tuvo en primer lugar, no debió haber ocurrido. Lo que pasa hoy es una reversión al real impacto que tiene este programa”, señaló Francisca Pérez.
El yuan no ha escapado de todo este proceso y cerró el viernes con un precio de US$ 6,49, logrando así eliminar todo lo perdido durante este año, pues alcanzó su mejor nivel desde diciembre de 2015.
Según la economista de Bci Estudios, el valor que se vio el viernes es, principalmente, “por una calma en los mercados financieros, especialmente en China. La situación se tranquilizó bastante después de la turbulencia de principios de enero lo que significa mayor tranquilidad. Además, lo que pasó en el BCE también ayudó en este sentido y, por lo tanto, el precio de la moneda se fue a valores fundamentales”.
Sin embargo, Pérez añadió que no espera que esto perdure en el largo o mediano plazo, pues no ve que el gigante asiático pueda cumplir con las expectativas: “Pese al buen nivel del viernes, mantener esa apreciación del yuan no es sostenible y debería bajar en poco tiempo. No es una tendencia que debería continuar, porque en la medida que China empiece a mostrar tasas de crecimiento menores a lo que estamos acostumbrados, esta divisa tendería a depreciarse”.
El gobierno chino, en tanto, trata de enviar señales de mejora, ya que se encuentra elaborando medidas para hacer más fácil convertir los préstamos bancarios en participaciones en empresas deudoras.
