Un referente intelectual del papa Francisco
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 7 de junio de 2013 a las 05:00 hrs.
Por Bárbara Díaz Kayel*
A partir de la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como papa, desde ambientes intelectuales y desde la prensa se ha mencionado a Alberto Methol Ferré, pensador uruguayo fallecido en 2009, como uno de sus referentes intelectuales. De hecho, en 2006, el entonces cardenal Bergoglio presentó en Buenos Aires el libro La América Latina del siglo XXI, verdadero “testamento intelectual” de Methol, donde afirmó, entre otras cosas: “Es un libro de onda metafísica. Methol Ferré es consciente de la oscuridad de la antropología moderna y, por eso, recupera lo más genuino de la tradición de la antropología cristiana”1. Por esta razón, parece pertinente presentar brevemente las ideas de Methol, a fin de encontrar lazos de unión con el pensamiento del nuevo papa.
Nacido en Montevideo en 1929, convertido al catolicismo a los 19 años, después de sesudas lecturas, involucrado a fondo en la política del país, muy pronto se sintió atraído por la visión de Latinoamérica como la nación perdida, resquebrajada, fraccionada en repúblicas pobres e ignoradas entre sí. Lo que en un principio fue una intuición, pronto se convirtió en experiencia, ya que fue llamado a participar como perito en el CELAM, y trabajó allí durante veinte años. Desde ese lugar privilegiado, supo reflexionar sobre la Patria latinoamericana desde una visión eminentemente cristocéntrica.
Su obra es dispersa: escribió pocos libros e infinidad de artículos, conferencias y documentos de trabajo: esto hace difícil la aprehensión de su pensamiento. Dentro de su obra, es importante destacar el emprendimiento editorial que significó la revista Nexo2, porque allí, junto con calificados colaboradores latinoamericanos, se puede encontrar lo esencial de su pensamiento tal como quedaba plasmado en los años 80, después de la conferencia de Puebla. La otra obra que es necesario nombrar es La América Latina del siglo XXI, aparecida en 2006, que contiene un largo reportaje que le hiciera el periodista Alver Metalli.
Methol Ferré es un pensador eminentemente totalizador, en quien se funden -en una lógica que él sabía hacer comprender- la teología, la filosofía, la sociología de la cultura, la geopolítica, la historia. En definitiva, su pensamiento es una búsqueda afanosa por aprehender la totalidad de lo real: es un hombre cautivado por la existencia, por la vida, por el mundo, que percibe como don, y que quiere dar cuenta de todo ello en una gran visión abarcadora.
Dentro de esa visión, la cúspide a la que continuamente hace referencia es Cristo, señor de la historia, que busca el encuentro con el hombre. Muchas veces se ha intentado reducir el pensamiento metholiano a una peculiar visión de América Latina, cuando no a una determinada postura política. Sin negar esas vertientes de su pensamiento y de su acción, me parece que no es plenamente comprensible su pensamiento sin la continua referencia a Jesucristo, centro de la historia, y a la Iglesia, como afirma uno de sus colaboradores más estrechos, el profesor uruguayo Elbio López Raffo.
Otro eje fundamental de su pensamiento es la afirmación de la historicidad del ser humano. Es una visión antropológica profunda, que sabe detenerse a tiempo para no caer en el historicismo relativista. Methol huye de las visiones abstractas y a-históricas, que son proclives a utopías y que no consideran al ser humano concreto, real, ni tampoco la realidad de los pueblos y su cultura. Por eso, en su discurrir sobre América Latina, se apartó tanto de las visiones sociologistas, como de la teología de la liberación marxistizante: ambas -ignorantes de su transcurrir histórico- proponían una hermenéutica ajena a la realidad latinoamericana y contribuían, aun sin quererlo, a profundizar su alienación. La historicidad va de la mano con la valoración de las culturas de los pueblos y, de aquí, con la religiosidad popular como gran tesoro de los latinoamericanos, que hay que revalorizar y reactualizar permanentemente.
Su visión de la Iglesia es, en cierto modo, inseparable de su convicción de la fundamental importancia del Concilio Vaticano II, que logra la definitiva reconciliación de la Iglesia con lo mejor de la Modernidad. No sólo se produce la reconciliación, sino que en el Concilio se “recrea una nueva reforma y un nuevo iluminismo”, y estos “realizan lo mejor de sí mismos en la intimidad católica de la Iglesia. La Iglesia, al asimilarlos, los anula como adversarios y recoge su potencia constructiva”3.
A partir de su visión de la Iglesia, Methol encara su pensamiento sobre América Latina. La “evangelización constituyente” fundó la “cristiandad indiana” como “una cristiandad católica que comienza a nacer justamente cuando en Europa se presenta la quiebra de la cristiandad medieval y renacentista”4.
La cultura latinoamericana comienza con el encuentro entre los pueblos originarios y los europeos, encuentro muchas veces violento, injusto, pero a la vez lleno de grandezas y heroísmos. La particularidad mestiza del continente y, a la vez, su profunda unidad nacida ante todo de la comunidad lingüística y de fe, hacen de América Latina un lugar privilegiado para el escenario de globalización que vivimos. Estudiando su historia, Methol lamenta el fraccionamiento de América -que como tal posee su propia identidad- catalogándolo como la “ruptura de la cristiandad indiana”5. El rol histórico que ha de jugar América Latina, tanto en lo político como en lo religioso, debe comenzar por la reconstrucción de la unidad. Dice Methol: “En los próximos veinte años se juega la posibilidad histórica de superar la actual condición de subdesarrollo del continente. Y esta posibilidad está ligada, en gran parte, al proceso de integración, si este logra realizarse o no en sus exigencias fundamentales. Para superar el subdesarrollo, el horizonte, las energías, deben unificarse”6.
En esa América que sueña integrada, la cultura ocupa un papel principal. La exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, de Pablo VI (1975), es la “hoja de ruta” imprescindible para encarar la evangelización de América desde la cultura. Para Pablo VI, “la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo”, y esto lo lleva a hacer un fuerte llamado a re-evangelizar la cultura7, poniendo el acento en la religiosidad popular. Estas ideas cuajan en lo que se llamó la “teología de la cultura”, que Methol defiende frente a la teología de la liberación de cuño marxista. Por medio de ella, reivindica la historia de los pueblos y la religiosidad popular, temas que la conferencia de Puebla de 1979 encaró con decisión.
Al comenzar el siglo XXI, y sin dejar de tener como norte el tema de la evangelización de la cultura, caracteriza el nuevo rostro del “enemigo” que la Iglesia debe enfrentar, el “ateísmo libertino”, procedente de las sociedades del bienestar, que adormece a los hombres, extasiados ante los bienes materiales y los goces sensuales.
La superación de esta nueva y generalizada forma de ateísmo exige una nueva comprensión de la solidaridad y de la amistad, una re-valoración del sacrificio y una recuperación de lo bello como vía para el acceso al ser, al ser humano y al ser divino. Todos estos elementos están presentes en el alma latinoamericana y, de ese modo, ella puede constituir una gran reserva espiritual para el mundo actual. Para que pueda serlo efectivamente, la integración es un imperativo de la hora, una integración que ha de pasar, necesariamente, por lo cultural. Esto daría a América Latina un nuevo protagonismo en el quehacer mundial.
La elección del papa Francisco constituye, sin duda alguna, una oportunidad única para que la Iglesia en Latinoamérica, una “iglesia reflejo”, se convierta, definitivamente, en una “iglesia fuente”8, de donde mane una nueva cultura y una nueva evangelización.
Por todo lo dicho, es significativo que el papa haya escogido el nombre de Francisco como nombre y símbolo de su misión al frente de la Iglesia: ese nombre representa la fidelidad a Jesucristo y a la Iglesia; es un canto a la belleza de la creación y un llamado a desprenderse de los bienes por la pobreza. Por eso quiero terminar con una frase, casi profética, de Methol sobre el santo de Asís: “San Francisco es uno de los ejemplos más extraordinarios de la belleza captada y reflejada en una figura humana histórica”9.
1 BERGOGLIO, Jorge Mario: cit. en http://www.edhasa.com.ar/noticias/noticia.php?nota=728&n, (consultado el 4-IV-2013).
2 Sobre la revista Nexo vid RESTÁN, Javier: Alberto Methol Ferré. Su pensamiento en Nexo. Buenos Aires: Dunken, 2010.
3 Cfr. METHOL FERRÉ, Alberto y METALLI, Alver: La América Latina del siglo XXI. Buenos Aires: Edhasa, 2006, p. 64.
4 METHOL FERRÉ, Alberto: “La ruptura de la cristiandad indiana (siglo XIX). Su punto de partida: ilustración e independencia”, en Iglesia y Cultura Latinoamericana, Bogotá: CELAM, 1983, p. 151.
5 Ibid., p. 143-186.
6 METHOL FERRÉ, A. y METALLI, A.: La América Latina del siglo XXI…p. 155.
7 PABLO VI: Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 1975, n° 20.
8 METHOL FERRÉ, A. y METALLI, A.: La América Latina del siglo XXI…, p. 53-54. Las expresiones “iglesia reflejo” e “iglesia fuente” las toma Methol del brasileño Henrique de Lima Vaz.
9 Ibid., p. 116.