Mientras en la ciudad alemana de Bonn se da inicio este lunes a la
reunión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (UNFCCC) para reemplazar el Protocolo de Kioto en 2013, en
Estados Unidos el debate por el cambio climático parece haber comenzado a
enfriarse.
Apenas ganó la elección presidencial de noviembre de
2008, el presidente Barack Obama reiteró su promesa y animó al mundo con
señales de que Estados Unidos negociaría de manera seria un pacto
internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Durante su primer año en el cargo hubo algunos avances. El
mandatario logró inversiones por US$ 80 mil millones en energías
"limpias" a través del paquete de estímulo económico por US$ 787 mil
millones; nuevos estándares para los combustibles de autos y camionetas,
y acuerdos climáticos bilaterales con países como México, China, India y
Canadá. Además, aseguró un acuerdo para que todos los países del G20
eliminen progresivamente los subsidios a los combustibles fósiles en el
mediano plazo. Sin embargo, una ley para recortar las emisiones le ha
sido esquiva.
A mediados de mayo, los senadores estadounidenses
John Kerry (demócrata) y Joe Lieberman (independiente) plantearon un
proyecto de ley de cambio climático que incluye reducir para el año 2020
las emisiones de gases de efecto invernadero en 17% por debajo de los
niveles de 2005; y 83% para 2050. Además, crea estímulos económicos para
la construcción de nuevas plantas de energía y fija topes para las
emisiones de dióxido de carbono en ciertos sectores de la economía.
Impacto
en nuestro país
Uno de los puntos más polémicos de esta
propuesta es el de imponer aranceles compensatorios sobre bienes
intensivos en carbono, como acero, cemento, papel y vidrio, provenientes
de países que EE.UU. estima que no están haciendo lo suficiente para
reducir sus emisiones. Este punto también lo incluyó el proyecto de ley
"Energía Limpia y Seguridad estadounidense", aprobado hace casi un año
por la Cámara de Representantes.
Hoy, Chile es responsable de
0,2% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Si bien la cifra es
relativamente pequeña, al compararlo con el resto de los países, Chile
pertenece al 25% de economías con mayores emisiones en todo el mundo.
Para
nuestro país, este proyecto tendría un impacto importante si EE.UU.
comienza a exigir reducción de emisiones a las empresas que les exportan
productos, a través de una menor huella de carbono, es decir, una menor
emisión de CO2 en la comercialización de un producto, desde su
producción hasta su transporte.
Según expertos, el impacto de
esta normativa para Chile se ve en toda su dimensión si se considera la
distancia que nos separa de nuestros principales mercados de destino.
Por
el contrario, un aspecto que podría beneficiar a Chile es la propuesta
de exigir a los productores de energía eléctrica que obtengan permisos
de contaminación canjeables para 2013. Con esto, cuando las empresas
estadounidenses requieran de bonos de carbono, podrán recurrir a nuestro
país.
Futuro incierto
Pero aún no está claro
cuándo se discutirá el proyecto en el Congreso. Bajo el sistema
legislativo estadounidense, normalmente las dos cámaras producen y
aprueban sus propias versiones de una propuesta de ley, que luego deben
ser conciliadas.
Quienes propusieron la legislación esperaban que
se lograra aprobar a tiempo para las negociaciones sobre cambio
climático encabezadas por las Naciones Unidas en Cancún, México, en
diciembre. Pero en momentos en que las leyes de inmigración se han
transformado en prioridad de la agenda política y con elecciones
legislativas en noviembre, analistas incluso plantean dudas de que el
proyecto pueda llegar a puerto durante este año. Si tras las elecciones
los demócratas pierden la mayoría en el Congreso, transformar este
proyecto en ley se volvería todavía más difícil, plantean observadores.
"Todos
saben que esta es la última (…) oportunidad para que se apruebe una ley
amplia e inclusiva sobre clima y energía", aseguró el demócrata John
Kerry, uno de los senadores que presentó la propuesta. Si no se aprueba,
el Congreso "será incapaz de resolver el tema", agregó el demócrata.