La junta de acreedores de Rabié aprobó la propuesta del síndico de la distribuidora, Herman Chadwick, de continuar con el giro de la operación por espacio de un año.
Sin embargo, hay cambios en el negocio ya que la instancia acordó reducir la cobertura geográfica en la operaba la aproblemada empresa de Chillán.
Si antes era entre Arica y Chiloé, ahora es solo entre Vallenar y Chiloé, con lo cual se reducirá desde 35.000 a 21.000 el número de clientes.
El documento que detalla los planes de la compañía establece el fin de los vendedores exclusivos y que se seguirá con el modelo "un vendedor, un cliente, un despacho". Además el ticket mínimo subirá de $ 19 mil a $ 30 mil y se reducirá el mix pasando de 3.000 códigos de productos a 800 en una primera etapa.
El plan de negocio contempla, además, que toda la operación logística se concentre en el canal distribución de Santiago.
La apuesta de la distribuidora es mantener los porcentajes de participación por proveedor de los canales institucional, mayorista y tradicional e incorporar nuevos proveedores en categorías que antes tenían acuerdos de exclusividad, tales como Procter & Gamble (detergentes) y Kimberly Clark (papel).
Chadwick aseguró a los proveedores que se mantendrán las mismas condiciones comerciales que tenían con Rabié antes de la quiebra, en términos de precios de compra y acuerdos comerciales.
Consultado por las ofertas que ya tendría la quebrada Rabié, el síndico aseguró que existe "una oferta no vinculante por US$ 40 millones" y "cuatro acuerdos de confidencialidad".
Los interesados provendrían básicamente de fondos de inversión y family office.