El año pasado fue especialmente complejo para British American Tobacco Chile (BAT). La modificación a la Ley de Tabaco que implicó la prohibición total de publicidad, la prohibición total de fumar en espacios públicos cerrados, la incorporación simultánea de cuatro a seis advertencias sanitarias, el aumento de sanciones y multas para el comercio ilegal de cigarrillos y la venta a menores de edad, y la incorporación de los inspectores municipales como fiscalizadores de la ley, impactó la utilidad de la compañía que llegó a los $39.931 millones, esto es un 13,2% menos que en 2012.
En la carta a los accionistas publicada en la memoria anual de la compañía, Carlos Cáceres, presidente del directorio de la firma, señala que el alto nivel impositivo afecta a la industria del tabaco, “muy por sobre los países de la región” y que esto genera “incentivos para el comercio ilícito y trae aparejada otras importantes consecuencias en materia de seguridad. Por su alto costo y rápida reducción en el mercado informal, los cigarrillos se convierten en una mercancía muy atractiva para los delincuentes, lo que se ha traducido en una creciente cantidad de robos y eventos de seguridad que ponen en riesgo la integridad personal de nuestra fuerza de venta”.
Producción
La memoria de la compañía también señala que en términos de producción de cigarrillos, el volumen total fue de 19,2 billones, lo que representa una disminución del 9,6%.
De acuerdo a la firma, esto se explica por la contracción del mercado formal local y por un menor volumen de ventas de exportación, especialmente en países como Argentina y Colombia, producto de las restricciones impuestas a las importaciones y “a la adquisición de una compañía local por el Grupo BAT”.
Además sostiene que durante el año pasado el precio del tabaco comprado a productores se reajustó en un 3% respecto al valor de 2012, “manteniéndose competitivo el cultivo de tabaco en comparación con el resto de los cultivos anuales”, señala la compañía en su memoria anual.