Industria

Janet Yellen: "Los riesgos de las cadenas de suministro son una causa de preocupación urgente"

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos cree que es importante no llevar adelante un comercio que solo busque las cadenas de suministro más baratas sin considerar otros factores como la concentración, la geopolítica y la seguridad, y los riesgos para los derechos humanos.

Por: | Publicado: Martes 3 de enero de 2023 a las 04:00 hrs.
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Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos
Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos

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Las economías de todo el mundo se han visto sobrecargadas por los acontecimientos de los últimos tres años. La pandemia del Covid-19 se adjudicó millones de vidas y paralizó a la economía mundial. La guerra brutal de Rusia ha cobrado una cantidad devastadora de vidas e infraestructura en Ucrania, lo que generó repercusiones sísmicas para los precios del petróleo y de los alimentos en un momento en que la economía global estaba recuperando el equilibrio.

Por sobre todas estas crisis se asoma el cambio climático. Sequías e inundaciones severas han alterado la capacidad agrícola y exacerbado la escasez de energía en todo el mundo. Estas alteraciones han resultado en una escasez grave de productos esenciales -desde madera y microprocesadores hasta alimentos y combustible-, lo que a su vez ha desacelerado el crecimiento global y contribuido a una alta inflación en muchas economías. En el mundo en desarrollo, hemos visto un incremento de la pobreza por primera vez en décadas.

Creemos que es importante no llevar adelante un comercio que solo busque las cadenas de suministro más baratas sin considerar otros factores como la concentración, la geopolítica y la seguridad, y los riesgos para los derechos humanos.

En el transcurso del año pasado, la administración del presidente estadounidense Joe Biden ha presentado un plan económico histórico para fortalecer la resiliencia de Estados Unidos contra alteraciones costosas del suministro como las que hemos experimentado. Aquí en el país, hemos fortalecido nuestros esfuerzos para aliviar los cuellos de botella en los puertos con un monitoreo en curso de nuestras cadenas de suministro y una inversión histórica en nuestra infraestructura física. Y hemos aprobado legislación que ampliará la capacidad manufacturera doméstica en sectores medulares del siglo XXI como semiconductores y energía limpia.

Sin embargo, creo que el éxito de nuestro plan también depende de nuestra política económica en el exterior. El concepto tradicional de libre comercio hace hincapié en la eficiencia del comercio gobernado por una ventaja comparativa. Ésa es la teoría económica que sugiere que cada economía nacional debería producir aquello en lo que comparativamente es mejor. La ventaja comparativa explica las mejoras de eficiencia del comercio internacional y la especialización. Pero hemos aprendido que también debemos tener en cuenta la confiabilidad del comercio.

En el mundo de hoy, cualquier agenda económica debe considerar la posibilidad de que los shocks regionales y globales tengan un impacto en nuestras cadenas de suministro, incluyendo los shocks generados por las políticas de ciertos gobiernos extranjeros. Nos preocupan las vulnerabilidades que resultan de una concentración excesiva, los riesgos geopolíticos y de seguridad y la violación de los derechos humanos. A través de una estrategia llamada friend-shoring, la administración Biden apunta a mantener las eficiencias del comercio promoviendo a la vez la resiliencia económica para EEUU y sus socios.

La importancia del comercio seguro

Empecemos por los puntos fundamentales. Ningún país puede, o debe, producir todos los productos que necesita su economía. El comercio aporta beneficios económicos importantes a todos los países involucrados.

Podemos exportar los productos que producimos de manera más eficiente. Y podemos importar productos producidos más eficientemente por otros países. Para las empresas, el comercio incentiva la producción al ofrecer un mercado más grande para las exportaciones. Permite que nuestras empresas más productivas se expandan y creen buenos empleos para más gente. Para los consumidores, implica precios más bajos y mayores opciones de los productos que compramos. El comercio también alienta el flujo global de ideas, esencial para el descubrimiento científico y el avance tecnológico.

Debemos proteger con firmeza la integración económica global. Para hacerlo, necesitamos un comercio seguro que recoja los beneficios de la integración económica, a la vez que ofrece una mayor confiabilidad del suministro de los productos de los que dependemos. Tres riesgos clave son de particular importancia.

El primer riesgo es la concentración excesiva. EEUU y sus socios tienen un fuerte interés en crear redundancias en nuestras cadenas de suministro. Debemos evitar la concentración excesiva de la producción de bienes esenciales en un mercado particular. La concentración de fuentes para componentes clave a veces puede reducir los costos. Pero hace que las cadenas de suministro sean vulnerables a la serie de alteraciones que afectan a los trabajadores y a los consumidores.

Tomemos el ejemplo de los semiconductores. Los microchips son elementos fundamentales de la economía moderna. Sin embargo, prácticamente toda la fabricación de los chips más avanzados tiene lugar en el este de Asia.

Hemos visto de primera mano las consecuencias de una escasez que, según una estimación, ha afectado por lo menos a 169 industrias. Solo en el caso de la industria automotriz, se estimó que la escasez de chips durante la pandemia ha costado US$ 210 mil millones en ingresos perdidos en 2021. Fabricantes como Ford y General Motors se han visto obligados a cerrar temporariamente varias de sus plantas.

Los riesgos de la concentración pueden manifestarse de manera más intensa durante una crisis. Estos episodios introducen shocks de oferta o demanda repentinos; también pueden incitar a los países a volverse hacia adentro. Antes de la pandemia, EEUU importaba casi la mitad de sus equipos de protección personal de China. Cuando se disparó la demanda global a comienzos de 2020, esta concentración contribuyó a una escasez drástica de estos equipos para los trabajadores estadounidenses de la primera línea.

Nunca más debemos volver a obligar a nuestros profesionales de la atención médica a recurrir a bolsas de basura como protección durante una emergencia de salud pública. Y eso exige reformular nuestras cadenas de suministro.

Segundo, debemos protegernos contra los riesgos geopolíticos y de seguridad. Rusia no solo está librando una guerra brutal contra el pueblo ucraniano; también ha utilizado las exportaciones de materias primas como un arma contra el mundo. Durante demasiado tiempo, gran parte del mundo estuvo dispuesta a creer el argumento de Rusia de que era un proveedor confiable de energía barata y conveniente.

Las consecuencias son claras. En los últimos cinco meses luego de la invasión rusa de Ucrania, el precio del gas natural en Europa se disparó un 170%. La destrucción de los almacenamientos de granos y el bloqueo de los puertos ucranianos por parte de Rusia también han hecho subir los costos de los alimentos. El Programa Mundial de Alimentos estima que la guerra de Rusia podría hacer que hasta 70 millones más de personas padezcan una inseguridad alimentaria aguda.

Tercero, debemos dejar de utilizar cadenas de suministro que violen los derechos humanos esenciales. Durante décadas, EEUU ha prohibido la importación de productos fabricados con mano de obra forzada. Un área de particular preocupación son las importaciones de la región de Xinjiang en China, donde el gobierno chino ha perpetrado abusos de derechos humanos contra uigures y otros grupos minoritarios étnicos y religiosos. Ha sometido a los detenidos en sus campos de internación a mano de obra forzada -utilizando amenazas de violencia, abuso físico y sexual, y tortura-.

La administración Biden está restringiendo las importaciones de productos producidos con mano de obra forzada de Xinjiang, entre ellos algodón, tomates y ciertos productos a base de sílice. EEUU siempre defenderá los derechos humanos. Y debemos seguir haciéndolo, inclusive a través de nuestras decisiones en torno a las cadenas de suministro.

El futuro es el friend-shoring

Los riesgos de las cadenas de suministro son una causa de preocupación urgente. En los dos últimos años, estos riesgos han afectado nuestro crecimiento económico y han hecho subir los costos para nuestras familias. También han perjudicado nuestra seguridad nacional. Es hora de implementar una estrategia sistemática para abordar estas vulnerabilidades.

Antes que nada, debemos reconocer que el sector privado, por sí solo, no internaliza el nivel correcto de resiliencia económica. Algunas empresas están muy incentivadas para centrarse en reducir los costos en el corto plazo y tal vez no consideren los riesgos de más largo plazo como una concentración excesiva en las cadenas de suministro. Aún si las empresas privadas llevan a la práctica un nivel óptimo de resiliencia a través de pólizas de seguro y acumulación de inventarios, muchas veces no considerarán cuestiones vinculadas a la seguridad nacional, o cómo una interrupción de su producción podría afectar a otras empresas o a los consumidores. Los gobiernos desempeñan un papel esencial a la hora de fortalecer la resiliencia económica a nivel nacional.

La estrategia de friend-shoring de la administración Biden apunta a profundizar nuestra integración económica con un número importante de socios comerciales confiables con quienes podamos contar. Y pretende generar redundancias en las cadenas de suministro para reducir los riesgos que corren nuestras economías.

Creemos que es importante no llevar adelante un comercio que solo busque las cadenas de suministro más baratas sin considerar otros factores como la concentración, la geopolítica y la seguridad, y los riesgos para los derechos humanos. Al hacerlo, generaremos una mayor certidumbre y confiabilidad para productos clave e insumos críticos para nuestros consumidores y empresas.

Al mismo tiempo, el friend-shoring es una refutación para quienes sostienen que la seguridad económica se puede alcanzar solo a través del proteccionismo. El friend-shoring apunta a alcanzar resiliencia económica y, simultáneamente, llevar a cabo eficiencias económicas del comercio.

No buscamos producir todo nosotros. Tampoco pretendemos limitar el comercio a un pequeño grupo de países. Eso sería dañar sustancialmente las alzas de eficiencia del comercio y afectaría la competitividad y la innovación de EEUU. Más bien, nuestro objetivo central es no comerciar con países riesgosos ni operar con cadenas de suministro concentradas.

La administración Biden pretende implementar una agenda de friend-shoring a través de un amplio espectro de acuerdos bilaterales y multilaterales. A través del Consejo de Comercio y Tecnología EEUU-UE, estamos trabajando en conjunto para crear cadenas de suministro seguras en los sectores de energía solar, semiconductores e imanes de tierras raras.

EEUU está creando alianzas similares en la región del Indo-Pacífico a través del Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF, su sigla en inglés) y, en América Latina, mediante la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica. Los países del IPEF -que representan el 40% del PIB global- se han comprometido a establecer sistemas de alerta temprana y coordinar entre sí los esfuerzos para diversificar las cadenas de suministro.

Por supuesto, en cualquier discusión sobre friend-shoring, es natural preguntar: ¿quiénes son nuestros amigos?

El friend-shoring no está destinado a un grupo cerrado de países. Es abierto e incluye a nuestros socios en los mercados emergentes y los países en desarrollo, además de las economías avanzadas. De hecho, una parte esencial de nuestra agenda consiste en profundizar la integración de EEUU y nuestros socios con los países en desarrollo.

Por ejemplo, la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de EEUU ha invertido miles de millones de dólares en los países en desarrollo, financiando proyectos como el que conecta a pescadores rurales de pequeña escala en Indonesia con el mercado global, u otro para construir un centro de logística regional para cadenas de suministro en Georgia.

Hay programas más amplios, como el nuevo Fondo de Intermediarios Financieros del Banco Mundial, que fortalecen la capacidad de los países en desarrollo para responder de forma oportuna a las amenazas de salud pública y otros riesgos. Eso, a su vez, ayuda a proteger la resiliencia de nuestras cadenas de suministro.

El friend-shoring será gradual. Pero ya estamos viendo el desarrollo de nuevas cadenas de suministro. La Unión Europea, por ejemplo, ha trabajado con Intel para facilitar una inversión de casi US$ 90 mil millones para crear una cadena de suministro regional para semiconductores en los próximos 10 años.

EEUU también está haciendo su parte. Estamos trabajando con nuestros socios confiables para desarrollar un ecosistema completo de semiconductores aquí en el país. Nuestros esfuerzos han recibido un impulso importante a través de incentivos para la fabricación doméstica de semiconductores implementados por la administración Biden este verano (boreal).

Asimismo, estamos trabajando con Australia para construir instalaciones de extracción y procesamiento de tierras raras situadas en ambos países. China tradicionalmente tiene una participación de mercado dominante en la producción global de imanes y elementos de tierras raras, que son insumos críticos para los productos electrónicos, la capacidad de energía limpia y las tecnologías militares.

En términos más amplios, muchas empresas están diversificando sus cadenas de suministro en respuesta a las crisis recientes. En una encuesta, el 81% de los gerentes de cadenas de suministro a nivel mundial dijeron que ahora obtienen materias primas de dos proveedores en lugar de uno, comparado con el 55% en 2020. Las empresas estadounidenses muestran un creciente interés en retirar segmentos de la cadena de suministro de China, e instalarlos en el sudeste asiático o México.

Sabemos que, en el más largo plazo, el cambio climático planteará riesgos cada vez más serios para la confiabilidad de suministros críticos. Los países necesitan trabajar en conjunto para desarrollar resiliencia climática, particularmente para las comunidades más vulnerables. También deben trabajar conjuntamente para evitar los peores efectos del calentamiento global alcanzando los objetivos del acuerdo climático de París de 2015.

En EEUU, recientemente implementamos la acción doméstica más agresiva de nuestra nación en materia de cambio climático, lo que nos coloca en un sendero prometedor para alcanzar nuestros objetivos de emisiones. También seguiremos ayudando a los países en desarrollo de manera más decisiva hacia futuros más resilientes y da bajo carbono. Más allá del efecto en el clima, nuestro alejamiento colectivo de los combustibles fósiles también reducirá nuestra vulnerabilidad a los shocks de los precios del petróleo y del gas y nuestra exposición a regímenes autocráticos, que muchas veces controlan gran parte de las reservas de combustibles fósiles del mundo.

A la vez que impulsamos estas iniciativas, seguiremos concentrados en el friend-shoring para sectores y productos que son críticos para nuestra seguridad nacional y económica. Coordinaremos con nuestros socios comerciales estándares altos en lo referente a derechos humanos, mano de obra y medioambiente. Y seguiremos respaldando la integración comercial, que ha arrojado beneficios significativos para la economía global.

Cuando dentro de algunas décadas miremos hacia atrás, creo que los últimos tres años serán vistos como un período extraordinariamente volátil en nuestra historia moderna. Todos hemos padecido enormes alteraciones de nuestras vidas colectivas: la pandemia, una guerra terrible en Europa y desastres naturales cada vez más destructivos.

Pero también creo que será visto como un momento en el que EEUU y sus socios impulsaron un nuevo pilar de nuestra agenda económica, centrado en la resiliencia. Confío en que esta agenda fortalecerá nuestro dinamismo económico ofreciendo al mismo tiempo una mayor estabilidad económica para nuestro pueblo.

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