Industria

Funeraria Hogar de Cristo detalla las transformaciones del negocio y celebra fiscalización al sector

Juan Andrés Fuentealba, gerente general de la compañía, cuenta que las utilidades del negocio cayeron un 35% en pandemia y que debieron reinventarse. Cree que la investigación de la FNE al mercado fúnebre será un aporte para las compañías.

Por: Martín Baeza | Publicado: Lunes 13 de junio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Juan Andrés Fuentealba, gerente general de Funeraria Hogar de Cristo.
Juan Andrés Fuentealba, gerente general de Funeraria Hogar de Cristo.

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Tras ser advertidos por funerarias de otros continentes del avance y las consecuencias del Covid-19, la Funeraria Hogar de Cristo comenzó a prepararse antes de la llegada de la pandemia al país.

Juan Andrés Fuentealba, gerente general de la compañía, cuenta que la crisis sanitaria obligó a una transformación radical de sus operaciones, debido a los aforos reducidos de los entierros y requisitos sanitarios y que, al contrario de lo que se piensa, el negocio no se vio beneficiado.

”A veces se dice que al prestar el servicio nos aprovechamos del momento de dolor y en la pandemia mostramos que esto no es tan así”, dice el gerente general de la Funeraria Hogar de Cristo.

“Efectivamente, hubo un 25% más de ingresos en comparación al año anterior, pero las utilidades cayeron un 35%, por los costos de operación. Había que colocar bolsas mortuorias, trajes especiales, guantes, sanitizar las carrozas y realizar un proceso de sanitización con los empleados, que también tenían miedo”, recuerda el ejecutivo.

A eso se suma que el precio promedio tendió a la baja, porque se tomaban los servicios más económicos posibles, ya que “era un funeral express”.

La funeraria dona sus utilidades al Hogar de Cristo, entonces durante ese tiempo no pudieron entregar el aporte que suelen hacer, cuenta Fuentealba.

No obstante, el gerente destaca que “se vio reflejada nuestra labor, porque teníamos que despedir a los difuntos sin generar colapso, nadie sabía cuánta gente iba a morir. Así no pasó, como en otros países, donde la gente moría en la calle y no habían ataúdes”.

También, señala que les permitió destrabar algunas burocracias que hacían engorroso el proceso de sepultura, como obtener permisos de cremación, trámites que ahora se pueden hacer de manera virtual.

Bajo la lupa

A fines del año pasado, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) anunció que iniciaría un estudio de mercado sobre el negocio fúnebre. La entidad sostuvo que el sector cuenta con una “alta dispersión” en los valores y que en algunas empresas se detectaron prácticas como “empaquetamiento o ventas atadas de productos y servicios asociados al valor del ataúd”.

Fuentealba dice que le parece “fantástico que alguien se empiece a preocupar de un mercado que la pandemia hizo visible. Yo creo que debería haber un poco más de fiscalización, porque la gente está sensible y hay que ir monitoreando a quienes prestan los servicios funerarios, ver los protocolos, acercarnos a la Unión Europea. Ellos tienen bastantes principios de no ir a pararse a los hospitales”.

Eso sí, sostiene que es importante distinguir entre el negocio de los funerales y el de las sepulturas, que funcionan completamente aparte.

“Generalmente, en los servicios que me toca hacer, el 90% ya tiene una sepultura y, si no es así, nosotros les entregamos información”, apunta.

Señala que el costo de un funeral es bajo en comparación a una sepultura y que esta última se adquiere antes de que ocurra un fallecimiento, por lo que las personas “no están en un proceso de dolor y puede reflexionar más (…) A veces se dice que al prestar el servicio nos aprovechamos del momento de dolor y en la pandemia mostramos que esto no es tan así”.

Negocio transformado

En la pandemia, muchos velorios se hicieron de manera virtual, a la distancia, y esto trajo una serie de transformaciones para la industria.

En la Funeraria Hogar de Cristo, por ejemplo, se desarrolló un sistema para hacer seguimiento a la carroza y obituarios virtuales. “La gente no podía escribir sus condolencias en el librito, por eso construimos una herramienta y se empezaron a dejar las expresiones virtualmente”, narra Fuentealba.

Añade que constantemente la funeraria debe lidiar con el conflicto de promocionar el negocio “sin caer en aberraciones, porque somos una empresa social. Al final, buscamos entregar un servicio para ayudar al Hogar y eso lo tratamos de transparentar sutilmente, sin grandes publicaciones”.

Nuevos funerales: “Pasan tocando
la bocina e incluso disparando”

Fuentealba señala que con el tiempo los funerales se han hecho más ecuménicos en cuanto al rito y que cada familia en particular tiene sus propias costumbres.
“Lo hemos visto en estos servicios en que pasan tocando la bocina e incluso disparando. Se ha ido perdiendo un poco la esencia general de lo que significa dar un proceso de reflexión y estar todos callados dando una despedida”, dice.
El ejecutivo afirma que esto se ha reflejado en el negocio y lo atribuye a muchos “cambios multiculturales”. “Hemos visto que hay gente que prefiere procesiones distintas. Es un cambio que yo creo que es más errático, porque se pone más en riesgo a la sociedad. Al final estos funerales que pasan a caballo o en moto, de alguna manera generan un caos y el funeral ya no es tan sobrio, por decirlo de alguna maera”.

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