En su carta a los accionistas de la sociedad, el presidente de Empresas Carozzi, Gonzalo Bofill, manifestó su preocupación por el “estancamiento” que está viviendo el país y señaló que “miramos con preocupación la actualidad nacional, pues si en el siglo anterior pasamos de ser un país pobre a uno con perspectivas de desarrollo, en los últimos 10 años hemos perdido el rumbo y como sociedad hemos retrocedido en múltiples aspectos que han afectado nuestra calidad de vida”
En esa línea, Bofill sostuvo que “fue un año de crecimiento para Carozzi, pero no podemos decir lo mismo del país, y este contraste no es positivo”.
Y enunciada la crítica, desarrolló: “Como empresa, queremos que a Chile le vaya bien, porque estamos convencidos que el crecimiento es la base para crear bienestar y expectativas de un mejor futuro. Lamentablemente, las cifras muestran lo contrario: un país que se estanca, un Chile que el 2010 tenía como objetivo llegar a ser un país desarrollado en 10 años y que hoy con la tasa de crecimiento actual y tendencial de la economía chilena, tendremos que esperar, según los entendidos, ¡40 a 50 años!".
Dicho esto, planteó que -a su juicio- Chile enfrenta dos desafíos “cruciales”: volver a ser un país seguro y tener una economía dinámica que genere oportunidades para las personas.
En materia económica, destacó que “las malas decisiones de la última década han hecho que se pierda la confianza y se paralice la inversión afectando principalmente, como siempre, las oportunidades de la clase media”. Además, planteó que “la permisología, la ideología contraria a la iniciativa privada y la corrupción, son un lastre para los emprendedores y disminuyen las oportunidades de todos”.
“La última década hemos crecido en torno al 2% anual, muy lejos de nuestro potencial y por debajo del mundo y de la mayoría de las economías sudamericanas. Cerramos el 2024 con unas finanzas públicas más deterioradas de lo proyectado: un déficit de 2,9% del PIB y una deuda pública que alcanza un 42,3% del PIB. No sólo pasamos a ser un país inseguro y con menos oportunidades, sino que Chile se ha vuelto fiscalmente irresponsable, lo que sufrirán de especial manera las nuevas generaciones”, agregó el presidente de la compañía.
Por otro lado, Bofill señaló que a la crisis de seguridad y económica se suma "una acelerada descomposición moral de nuestra vida en sociedad" y lamentó que "los diversos escándalos conocidos en los últimos meses, como el caso fundaciones, el caso audios, los casos de corrupción en municipios, en la judicatura, y en el Parlamento, develan algo más profundo y grave: se ha perdido el cultivo de virtudes y valores compartidos en nuestra vida social".
Sumado a esto, el empresario lamentó “la incapacidad de la política para generar acuerdos estabilizadores para Chile” y añadió que “es lamentable ver cómo nuestros políticos privilegian más sus intereses personales, que el bien del país. Estamos sufriendo una profunda crisis de liderazgos”.
En ese sentido, Bofill concluyó que “nuestro Chile construido por generaciones generosas en ideas e iniciativas, otrora mirado como modelo por su orden y economía libre, está recorriendo un peligroso camino de retroceso al subdesarrollo”.