Cuando un gigante del retail como Walmart toma una decisión de negocios, es seguro que moverá al resto de la industria. Es el caso de su decisión de elevar el salario mínimo de los trabajadores en EEUU a US$ 10 por hora y que sus rivales tendrán probablemente que seguir, a costa de los beneficios, si no quieren perder a sus mejores empleados.
Los expertos apuntan ya que igualar el salario mínimo que pagará Walmart costará a algunos de los mayores retailers de la industria US$ 4.000 millones adicionales a lo que pagaron a sus trabajadores en 2014. Según la consultora Hay Group, alrededor de 10% de las compañías están considerando elevar sus salarios mínimos a US$ 10 por hora, y es probable que más firmas sigan esta tendencia.
Efecto dominó
A principios de año, Walmart anunció que elevaría el salario mínimo de sus empleados en dos tramos, primero a US$ 9 y ahora a US$ 10 por hora, presionando al resto del sector para que iguale los salarios. Aunque la cadena de ropa Gap ya había aplicado un alza a US$ 10 este año, fue Walmart, con más de 4.600 tiendas y 1,3 millones de empleados en EEUU, la que forzó a seguir su ejemplo a las grandes cadenas. Incluso Target, su principal rival, ha incrementado discretamente el salario mínimo este año, llevando el salario promedio a US$ 9,85 en septiembre, 5% más que en 2014.
El salario promedio en el retail llegó en septiembre a US$ 9,56 por hora, según la web de empleo Glassdoor sobre los datos de 61 cadenas minoristas. Sólo 19 de ellas pagaban un promedio de US$ 10 o más.
El alza genera preocupación sobre la retención de talento en un momento en que se observa mayor rotación en el sector (65%, frente al 50% durante la recesión) y un incremento en las posiciones vacantes; y presión sobre las cadenas de comida rápida como McDonald’s y Wendy’s, que compiten con los mismos trabajadores en los puestos a nivel de entrada a las compañías.
Por si fuera poco, llega en un momento en que los comerciantes manejan ya márgenes muy estrechos. Pese a que los consumidores tienen más dinero disponible, el presupuesto familiar se dedica a facturas, salud, deudas o compra de nuevos autos. Esto se traduce en un magro avance de las ventas, menos de 1%, en el último mes.
La apuesta de Walmart
Además de elevar los salarios, Walmart defiende un plan de inversión que incluye la mejora de las tiendas físicas y del negocio online. La apuesta para recuperar impulso llega, sin embargo, en un momento complicado por la dura competencia y mayores costos con ventas prácticamente planas.
El CEO de Walmart, Doug McMillon, quiere lograr una compañía saludable en el largo plazo, incluso si ahora “genera presión”. Pese a que el ejecutivo busca poner en buen pie a la compañía hacia el futuro, los inversionistas no aceptaron de buena gana que su ganancia por acción se reduzca el próximo año de 12% a 6% afectada por el gasto de US$ 1.500 millones para subir la paga a casi 500 mil trabajadores. La noticia hizo que la acción de Walmart cayera 10% en un día, su peor descenso desde 1988.
Para los críticos, fallan las matemáticas. Walmart gastará US$ 2.700 millones en el incremento salarial y capacitación en los próximos dos años. Si eso aumenta las ventas en 1%, sólo se traduciría en alrededor de
US$ 350 millones en ganancias, explicó a Bloomberg Scott Mushkin, analista de Wolfe Research. “El retorno de la inversión es terrible”.
