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Impacta VC y el desafío de atraer a mujeres a postular a financiamiento de venture capital

La firma designó a seis mujeres del ecosistema emprendedor como embajadoras para acompañar a woman founders en un programa para aprender a levantar rondas.

Por: Isabel Ramos Jeldres | Publicado: Jueves 22 de junio de 2023 a las 21:56 hrs.
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Catalina Taricco y Tina Rosenfeld
Catalina Taricco y Tina Rosenfeld

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El año pasado Impacta VC lanzó el Impact Fundraising Strategy Program (IFSP, por su sigla en inglés) un programa que enseña a startups a obtener financiamiento de venture capital, entregándoles herramientas y técnicas para levantar rondas.

El foco son las startup, es decir, emprendimientos tecnológicos con potencial escalable, porque los venture capital en general no invierten en emprendimiento de productos.

En la convocatoria de 2022 postularon 100 de startups, quedando 54 seleccionadas. Pero de los 100 postulantes, solo 16 eran mujeres. Esto está en línea con las tendencias de la industria: solo el 5% del financiamiento se destina a empresas lideradas por mujeres.

Por eso, para este año, Impacta VC decidió ponerse como meta que un 25% de las emprendedoras del programa sean líderes mujeres. Y luego fueron un paso más allá. ¿Cómo podemos atraer a mujeres de manera efectiva? Se preguntó la chief operating office, Catalina Taricco, y el equipo.

Así nació la idea de nombrar IFSP Women Ambassadors, seis mujeres emblemáticas del ecosistema que serían embajadoras del programa, involucrándose de manera directa con su nombre y apellido más que con la institución que representaban.

Rol de la embajadora

A cada una de ellas se le dio cinco golden tickets que les permiten, primero, aceptar a woman founders sin el proceso de selección -siempre y cuando cumplan los requisitos de selección- y, segundo, entregar una beca, para que las interesadas no paguen el cobro mensual del programa.

Una de las mujeres que se sumó rápidamente como embajadora es Tina Rosenfeld, directora de Masisa y SMU, y mentora en Fundación Chile y Endeavor.

Rosenfeld también juega un importante rol como inversionista ángel, aunque con una particularidad: solo invierte en emprendimientos liderados por mujeres. Su explicación es que “las mujeres siempre buscan el impacto, tienen un propósito que va en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS)”, dijo a DF.

“Los hombres te empiezan a pitchear: quiero ser unicornio, quiero salir en la bolsa… En las mujeres siempre hay algún dolor de la humanidad que quieren resolver”.

Desde que aceptó participar en el programa se reunió con las otras embajadoras -Marta Cruz, Susana García-Robles, Virginia Suárez, Mariana Poblete y Nicole Forttes- y comenzaron a afinar los criterios, “porque hoy día emprendimiento femenino hay bastante y no necesariamente es tech o escalable”.

Recurrió al portafolio de proyectos que ha mentoreado y comenzó a descartar los emprendimientos que estuvieran asociados a un producto y no fueran escalables.

Otro de los criterios es que las emprendedoras estén levantando una ronda de capital con un ticket de US$ 500 mil y aún no tengan la mitad del ticket comprometido. Eso significa que el emprendimiento cumple con ciertos estándares, porque ya hubo un due diligence, no es solo una idea.

Si bien en un comienzo recurrió a los proyectos que ya conocía, pronto comenzó a recibir mensajes por LinkedIn de mujeres founders interesadas en que fuera su embajadora.

Nivelar la cancha

“El gran dolor de las mujeres emprendedoras es que pitchean mucho, pero no tienen la técnica para escoger el fondo adecuado. Eso es algo que se puede enseñar”, comentó. “Hay una técnica para el pitch, pero al final cuando tú logras enganchar con un inversionista es porque realmente tienes algo en común, porque fluye la conversación”, agregó.

Por eso enfatiza la importancia de que haya mujeres founders, pero también mujeres inversionistas y miembros de los comités de inversión. “Esto es bien duro, porque además está estudiado, que a la mujer no la juzgan por su emprendimiento, sino que la juzgan a ella como persona”. Según Rosenfeld, las preguntas para la emprendedora son similares a la que recibe la postulante a un trabajo, por ejemplo ¿piensas tener hijos?.

“Cuando hay una mujer en el comité, los hombres no se atreven a preguntar esas cosas porque claramente saben que no es políticamente correcto. Entonces ahí hay un muy gran desnivel y eso es lo que queremos, nivelar la cancha”.

Hasta el 7 de julio se reciben las postulaciones para trabajar con una embajadora y el 1 de agosto empieza el programa.

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