"Es suficiente", le dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump al primer ministro australiano, Malcolm Turnbull. "He estado teniendo estas llamadas todo el día y esta es la llamada más desagradable en todo el día. Putin fue una llamada agradable. Esto es ridículo".
La conversación, que ocurrió el 28 de enero, ocho días después de que el magnate neoyorquino asumiera el liderazgo en la Casa Blanca, fue revelada hoy por el Washington Post, que dio a conocer las transcripciones completas de las conversaciones que el presidente tuvo con Turnbull y con su par mexicano, Enrique Peña Nieto.
Los registros muestran a un mandatario fuertemente concentrado en su imagen política y evidencian las dificultades que Trump tuvo para establecerse como líder internacional.
En conversación con Peña Nieto, Trump describió el muro en la frontera de EEUU como "el tema menos importante del que vamos a hablar, pero políticamente podría ser el más importante". También expresa su frustración con la negativa del mandatario mexicano a pagar por la construcción.
"Los dos estamos diciendo que no vamos a pagar por el muro. Ya no podemos decir eso, porque si tú dices que México no pagará por el muro, entonces no quiero volver a reunirme con ustedes porque no puedo vivir con eso", señaló el estadounidense. "Yo estoy dispuesto a decir que lo estudiaremos, pero eso significa que se verá después y está bien. Pero no puedes decir más que EEUU pagará por el muro".
Peña Nieto se rehúsa a cambiar de posición. Ante ello, Trump se lamenta: "La prensa va a publicar eso y yo no puedo vivir con eso. No puedes decirle eso a la prensa porque yo no puedo negociar bajo esas circunstancias".
En su diálogo con Turnbull, el líder de la Casa Blanca se rehúsa a comprometerse con un acuerdo de la era de Barack Obama para que EEUU recibiera 1.250 refugiados de manos de Australia.
"Esto me va a matar", dijo el estadounidense a su par australiano, además de llamar el pacto "estúpido". "Me hará ver terrible", sentenció.
En las llamadas, el jefe de la Casa Blanca se jacta del tamaño de las multitudes en sus discursos y de una victoria entre los votantes hispanos, pese a que logró menos apoyo que los anteriores candidatos republicanos, Mitt Romney y John McCain.
También se refiere a New Hampshire como una "guarida infestada de droga", lo que generó una queja de los parlamentarios que representan esa zona.