Sin sorpresas, el último dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos cumplió con las expectativas del mercado y anotó en julio un alza mensual de 0,2%, manteniéndose en 2,7% en 12 meses.
Los precios de los alimentos no tuvieron cambios y la energía bajó 1,1% durante el mes. En tanto, el IPC subyacente -es decir, sin volátiles- se incrementó un 0,3% en julio, por sobre el 0,2% del mes pasado, y alcanzó un 3,1% en 12 meses.
La cifra estuvo en línea con las previsiones de los analistas y muestra que los aranceles impuestos por el Presidente Donald Trump desde abril a las importaciones no han sido la fuerza inflacionaria que se esperaba, apuntan desde Bank of America (BofA)
“Sin duda, los precios de los bienes básicos siguen impulsados por los aranceles, ya que han subido un 1,1% interanual, pero no parece que las empresas puedan o hayan podido repercutir aún plenamente el costo. Eso puede significar que asistiremos a un período más gradual de subidas de precios o a una mayor compresión de los márgenes”, indicaron en su informe.
Desde ING, destacaron que la inflación de julio se mantuvo en línea con las expectativas, ya que los aranceles siguen absorbiéndose en gran medida dentro de los márgenes de beneficio corporativos de las firmas estadounidense.
No obstante, su economista internacional jefe, James Knightley, precisó que la encuesta NFIB muestra que las empresas que esperan aumentar los precios en los próximos tres meses cayó del 32% al 28%.
“Muchos precios terminarán subiendo con el tiempo debido a los aranceles, pero no prevemos que las presiones inflacionarias persistan”, indicó.
Mientras que el economista jefe adjunto para América del Norte de Capital Economics, Stephen Brown, indicó que los efectos arancelarios volvieron a ser apenas perceptibles.
Pero advirtió que un aumento más pronunciado en los precios de los servicios -que crecieron 0,4% en el mes y 3,6% en un año- apunta a una nueva alza por encima del objetivo en el deflactor del gasto de los consumidores (PCE, por su sigla en inglés) subyacente.
¿Recorte en septiembre?
Tras conocerse la cifra de julio, ING espera que esto le dé margen a la Reserva Federal para responder al contexto de menor empleo y recortar la tasa a partir de su próxima reunión, en el mes de septiembre.
“Como el mercado laboral no luce tan sólido como a principios de año y las previsiones de consenso sobre el crecimiento del PIB se redujeron del 2,5% a principios de este año al 1,5%, creemos que la Fed reducirá la tasa de política en septiembre y seguirá con recortes adicionales de 25 puntos básicos en octubre y diciembre”, dijo Knightley en su reporte.
Desde Oxford Economics indican que todavía hay riesgos al alza en la inflación subyacente, los que mantendrán a la mayoría del Comité optando por mantenerse al margen durante algunos meses más.
“Las importantes revisiones a la baja incluidas en el informe de empleo de julio aumentaron la preocupación sobre el mercado laboral, y otro informe débil en agosto podría inclinar la balanza a favor de un recorte de tasas en septiembre”, señaló el economista jefe adjunto para EEUU, Michael Pearce.
En el caso de Capital Economics advierten que todavía queda un nuevo informe laboral y datos de precios antes de la próxima reunión de septiembre, por lo que la decisión del banco central estadounidense aún no está cerrada.
“Sin embargo, dados los comentarios de varios oradores del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por su sigla en inglés) desde el débil Informe de empleo de julio, probablemente se requiera una lectura del IPC significativamente más firme en la próxima publicación para evitar un recorte de tasas en septiembre”, indicó Brown.
BofA tampoco ve un cambio significativo en la Fed con las cifras inflacionarias y esperan los datos de los precios al productor para poder sacar conclusiones acerca de la incidencia en el gasto de los consumidores.