La tasa de inflación de Brasil llegó a su nivel más bajo en casi 20 años en 2017, aun cuando superó las expectativas de los analistas, fijando el escenario para que las tasas de interés se mantengan en mínimos históricos.
La inflación, medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA), subió 2,95% el año pasado, muy por debajo del 6,29% de 2016, informó ayer el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Se trata de su nivel más bajo desde 1998, pero por encima del 2,8% que era la cifra más alta de los pronósticos de los economistas consultados por Reuters. Los precios administrados -que incluyen las cuentas de la luz, combustibles, gas, transportes y el plan de salud-, subieron 7,99% el año pasado.
La inflación cerró por debajo del piso del rango meta establecido por el banco central de un 3% para 2017 (con un centro de la meta ubicado en 4,5%, con un margen de 1,5 punto porcentual, hacia arriba o hacia abajo).
Es la quinta vez que la meta no se cumple desde que se creó el sistema de meta inflacionaria en 1999. Pero por primera vez, se incumplió hacia abajo.
Bajo la ley brasileña, los miembros del banco central tienen que publicar una carta abierta siempre que no se logre llegar a la meta de inflación.
En el documento, el presidente de la institución, Ilan Goldfajn, destacó que la caída de la inflación elevó el poder de compra de la población, propició el repunte del consumo y de la actividad económica.
Goldfajn explicó que el desvío de los precios se produjo principalmente por la deflación de los alimentos en el domicilio, que cerraron el año con una caída de 4,85%, lo que se compara con un subida de 9,36% en 2016.
En diciembre, el IPCA se aceleró 0,44%, desde un 0,28% en noviembre, su ritmo más rápido desde agosto de 2016 (también un 0,44%).
La inflación le permitiría al banco central recortar aún más sus tasas de interés de referencia desde el actual 7% y mantenerlas en esos niveles, impulsando la recuperación económica.
Los futuros de las tasas de interés mostraban que la mayoría de los operadores espera un recorte de 25 puntos base en febrero, con una minoría apostando por una baja adicional en marzo.