Economía

Niall Ferguson: “Con la reforma educacional se están metiendo un autogol”

El académico escocés advierte que “no es un buen momento para que Chile esté corriendo riesgos con el crecimiento” de la economía.

Por: Renato García Jiménez
 | Publicado: Lunes 8 de septiembre de 2014 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir


El historiador británico Niall Ferguson es uno de los pensadores más influyentes a nivel mundial y sus trabajos sobre los sistemas económicos y financieros están en el centro del debate internacional. En momentos en que crece la discusión sobre la desigualdad, su defensa de los beneficios de la libertad de los mercados, incluso en los modelos de educación, genera anticuerpos en muchos sectores.

Y como buen escocés, Ferguson es fanático del fútbol, por lo que no sorprende que recurra a una metáfora deportiva cuando se le pregunta por la reforma que impulsan las autoridades en Chile. “No creo que la reforma como está planteada ahora vaya a mejorar la calidad de la educación. Creo que se están metiendo un autogol”, señala.

Su propia receta, como era de esperarse, pasa por la competencia. Lo que las autoridades deberían hacer, dice, es dejar de lado las discusiones ideológicas y enfocarse en los cambios que se han hecho en otros países y que han funcionado mejor para incorporarlos al sistema local. “Una reforma educacional es algo que debe hacerse de una manera tecnocrática, mirando las mejores prácticas en todo el mundo para luego replicarlas e incorporarlas”, sentencia.

Ferguson estuvo la semana pasada de visita en Chile invitado por la Universidad Adolfo Ibáñez para exponer en el seminario “Capitalismo y Desigualdad: La Otra Mirada”.

- Las autoridades locales están emprendiendo reformas en materia de educación e impuestos en momentos en que la economía se está frenando y el contexto externo aparece incierto. ¿Cuáles son los riesgos bajo este escenario?


- En momentos en que el ambiente global no es particularmente alentador, incluso si no fuera por los riesgos geopolíticos, como los que vemos en Europa del este y en Medio Oriente, hay suficientes razones para estar preocupados, pensando tan sólo en la forma en que después de la crisis, el mundo aún parece ser excesivamente dependiente del dinero barato y el crecimiento sigue siendo todavía bastante débil. China podría estar cerca de golpear un bache financiero.

No es un buen momento para que Chile esté corriendo riesgos con el crecimiento. Sin ser alarmista y sin pretender ser un experto en materias en que no lo soy, sólo quiero enviar una nota de precaución. Desde donde yo lo veo, sobre la base de lo que se ha hecho en materia de educación en Europa, hay algunos errores obvios que se deben evitar.

- Las autoridades en Chile argumentan que nunca habrá un buen momento para este tipo de cambios y que en algún momento hay que dar el salto. Más allá de lo oportuno del momento ¿hay algún error en la forma en que se está planteando la discusión?


- Chile está actualmente en la misma posición en que estaban muchos países europeos hace algunos años en materia económica y desde el punto de vista político se parece también bastante. En ese sentido, quisiera ver más evidencias de que este gobierno ha aprendido de las experiencias de los países en el sur de Europa y otras economías en situaciones similares, en vez de hacer las cosas sólo porque se ajustan a cierto conjunto de preconcepciones ideológicas.

Una reforma educacional es algo que debe hacerse de una manera tecnocrática, mirando las mejores prácticas en todo el mundo para luego replicarlas e incorporarlas. No es algo que se pueda hacer sin mirar a los demás, por sí solo. Es un tema de comparaciones y competencia y eso sí estoy calificado para decirlo, porque eso es algo que he abordado en mi trabajo.

- Y aparte de la forma de abordar el debate, ¿cree que hay errores específicos en lo que está planteando el gobierno?


- Cuando escucho a la gente hablar de prohibir los colegios privados y prohibir la selección, creo que es una manera equivocada de proceder. Lo que la experiencia educacional de muchos otros países muestra es que se deben tener colegios privados y colegios públicos para que se produzca competencia. Ese es el tipo de enfoque que contribuye a elevar los estándares de la educación en todas partes.

El problema de la educación en Chile, según yo lo entiendo, es principalmente la calidad relativamente baja de los profesores. Así que hay que pensar en cómo subir esos estándares. Y no creo que la reforma como está planteada ahora vaya a lograr eso. Para hablar en términos futbolísticos, pienso que con la reforma educacional se están metiendo un autogol. Si a eso se suma además una potencial desaceleración de la economía, que las cosas que se están haciendo en materia tributaria no le gustan a las empresas, que las inversiones están cayendo y que el crecimiento está frenando, pienso que las autoridades se podrían encontrar a sí mismas repentinamente en un lugar muy complicado, y ese sería un segundo autogol.

- ¿Cuáles son los riesgos?


- No quisiera parecer demasiado pesimista y exagerar los peligros que afronta el país, porque la nación ha avanzado tanto desde comienzos de la década de los ’70 que el espectro de las posibilidades políticas se ha estrechado mucho.

Nadie está hablando seriamente en realidad sobre un cambio de dirección revolucionario. Estamos en un ambiente político democrático muy normal y que se parece mucho a los países europeos donde la discusión está básicamente liderada por los social demócratas y los demócrata cristianos. Y los temas no son tan diferentes a los que se dieron en España después del gobierno del general Franco o en Portugal.

El problema es que, tal como pasó allá, Chile ha llegado a un nivel de ingresos per cápita anual cercano a los U$ 20 mil y las cosas han funcionado bien por un tiempo, por lo tanto surge la tentación de decir, bueno, ya que hemos solucionado los problemas más urgentes, abordemos ahora la desigualdad, transformemos la educación y lidiemos con las herencias del pasado que no nos gustan. Cuando eso pasa se corre el riesgo de hacer cosas estúpidas. Y no creo que la reforma educacional, tal como está planteada, tenga mucho sentido.

"Incluso un aterrizaje suave afectará la inversión"

De pie en el escenario, delante de la nutrida audiencia que asistió a escucharlo exponer, Niall Ferguson de pronto se volvió hacia el público para hacerle una pregunta. "¿Hay algunos de ustedes acá que haga negocios con China? Porque sí es así, les digo que se preparen para lo peor". Su dura advertencia no deja lugar a dudas de que el historiador británico es pesimista sobre los desafíos que afronta la segunda economía del planeta. Según el académico, existe una contradicción fundamental en la forma en que Beijing está lidiando con los problemas de su economía y la manera en que se resuelva esa discrepancia podría tener serias consecuencias para Chile. "Hay tres cosas que China está tratando de hacer pero sólo puede hacer dos de ellas. Hay que ver cuáles dos. La primera son las reformas estructurales como las que anunció en su plan quinquenal, el año pasado. La segunda es desinflar la burbuja de crédito que ha estado fuera de control desde 2009 y la tercera es lograr un crecimiento de 7,5%. Pero no puede hacer las tres y creo que al final están demasiado asustados con una desaceleración como para no enfocarse en eso". Para Ferguson, esto probablemente significa que la burbuja de crédito seguirá creciendo y no terminará bien. "Hay un punto en que la burbuja de bienes raíces no puede seguir. Descubrimos eso en EEUU, así que en China tenemos un tema financiero potencialmente serio". El experto europeo explica que los precios de los bienes raíces están cayendo en muchas ciudades y existen muchos actores apalancados que ya están comenzando a colapsar. Algunos están siendo sostenidos por los bancos, otros no. A eso se suma que existen muchas instituciones financieras informales, los denominados "bancos en las sombras", y no hay certeza de que el gobierno esté dispuesto a salir a su rescate. Aunque destaca la elevada capacidad de las autoridades chinas que están monitoreando la situación, ve un claro peligro de que Beijing esté subestimando los riesgos. Si este escenario finalmente se configura, aunque sea sólo en parte, las consecuencias para el resto del mundo serán graves. "Ciertamente no veo cómo China puede seguir creciendo como un importador de cobre si su boom de vivienda termina. Incluso si el aterrizaje es suave, la desaceleración en la inversión será una realidad. Y va a tener muchas repercusiones para el resto del mundo". Aunque no anticipa que una crisis económica pueda provocar inestabilidad interna, sí cree que llevaría a las autoridades a exacerbar los discursos nacionalistas. "China sí puede lidiar con una desaceleración en ese sentido, pero una de las formas de hacerlo es aumentar el nacionalismo, y para hacerlo buscaría una confrontación con Japón, ese es realmente el riesgo del que hay que preocuparse. No de la inestabilidad interna, sino de una política exterior crecientemente agresiva".

"Europa aún no ha resuelto los problemas que llevaron a la Primera Guerra Mundial"

- Europa conmemora 100 años de la Primera Guerra Mundial en medio de un conflicto militar en Ucrania. ¿Qué impresión le deja eso?

- Es muy irónico y nos recuerda que Europa no ha resuelto los problemas que llevaron al conflicto. Existe una zona de inestabilidad entre Alemania y Rusia. Y Ucrania está en el centro. Después de la Segunda Guerra Mundial quedó establecido que Rusia controlaría Europa del este. Hace 25 años ese acuerdo colapsó con la caída de la Unión Soviética. Desde 1999 se hizo evidente que el futuro de Europa del este sería incorporarse a la Unión Europea, pero Ucrania es justamente la única parte del ex imperio que los rusos no están dispuestos a dejar.

- Europa, que parecía un proyecto consolidado, está viendo fuertes transformaciones. Grecia estuvo cerca de abandonar el euro. Otros países han seguido ingresando a la Unión. Escocia podría dejar el Reino Unido, y la propia Inglaterra dar la espalda a Bruselas...

- Durante los '90, los europeos intentaron hacer dos cosas al mismo tiempo. Profundizar las instituciones europeas a través de la unión monetaria, y ampliar la Unión Europea hacia el este. La ampliación fue un enorme éxito, como demuestra Polonia. La unión monetaria ha sido mucho menos exitosa. Yo anticipé que tras una primera década, los desequilibrios fiscales la harían inestable. Y eso es lo que pasó. No es fácil entender lo mal que han resultado las cosas para los países del sur, como España, Portugal y Grecia. Esta ha sido una depresión y se podría haber evitado si no hubiera existido el euro, porque habrían devaluado para compensar los enormes shocks. El problema es que una vez que fue creado, era imposible desmantelarlo a un costo razonable.

-¿Qué significan estos cambios desde el punto de vista económico?

- Los europeos han demostrado que están dispuestos a sufrir un costo económico para limitar la agresión rusa. El problema es que el presidente Vladimir Putin puede conformarse con un acuerdo que le dé influencia sobre el este de Ucrania. Los europeos también quedarían satisfechos, porque en verdad no les importa tanto Ucrania. Los mayores perdedores serían los ucranianos, que se quedarían sin gran parte de su base industrial.

- ¿Fracasaron las sanciones económicas?

- La lección de los años '30 sobre lo que pasó en Italia y en Japón indica que las sanciones económicas no son la respuesta para las agresiones militares. Deberían haber tratado al menos alguna modesta fuerza militar para darle la señal a Putin de que no se pueden resolver estas disputas con invasiones, pero ahora la situación es distinta.

- ¿Cómo se entiende hoy una figura como la de Putin?

- Europa sobreestimó a Putin. Rusia es un Estado débil. Sus problemas son muy serios, internos y externos. Su vulnerabilidad en el este ante una expansión de China es enorme y tiene un gran punto débil en el Cáucaso, una región que es una gran fuente de inestabilidad. Permitir que Putin nos dejara como tontos en Ucrania fue nuestro error porque su posición no era tan fuerte.

 

Lo más leído