La inflación mayorista en Estados Unidos se aceleró en julio al ritmo más rápido en tres años, lo que sugiere que las empresas están trasladando a los consumidores solo una parte del aumento en los costos de importación relacionados con los aranceles.
El índice de precios al productor (PPI, por sus siglas en inglés) subió 0,9% respecto del mes anterior, su mayor incremento desde que la inflación al consumidor alcanzó un máximo en junio de 2022, según el informe publicado este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, su sigla en inglés). En comparación con julio de 2024, el indicador subió 3,3%.
Los costos de los servicios aumentaron 1,1% el mes pasado, el mayor avance desde marzo de 2022. Dentro de esta categoría, los márgenes de mayoristas y minoristas subieron 2%, liderados por la venta mayorista de maquinaria y equipos. Los precios de los bienes, excluyendo alimentos y energía, subieron 0,4%.
“Si bien hasta ahora las empresas han asumido la mayor parte del aumento de los aranceles, los márgenes están siendo cada vez más presionados por los mayores costos de los bienes importados”, señaló Ben Ayers, economista senior de Nationwide. “Esperamos un mayor traspaso de los gravámenes a los precios al consumidor en los próximos meses, con una inflación que probablemente aumente de forma moderada en la segunda mitad de 2025”.
El informe indica que las empresas están ajustando los precios de bienes y servicios para compensar los costos asociados con aranceles más altos, pese a una desaceleración de la demanda en la primera mitad del año. Tras la publicación de los datos, los futuros de los índices bursátiles bajaron y los rendimientos del Tesoro subieron.
La medida en que las empresas traspasen los aranceles a los consumidores será clave para definir la trayectoria de las tasas de interés. Si bien las autoridades de la Reserva Federal prevén que los aranceles a las importaciones impulsen la inflación en la segunda mitad del año, están divididos sobre si esto será un ajuste puntual o algo más persistente.
Con los datos del índice de precios al consumidor (IPC) de principios de esta semana mostrando un traspaso más moderado en julio, y el mercado laboral dando señales de enfriamiento, se espera ampliamente que la Fed recorte las tasas en su reunión del próximo mes. Sin embargo, la solidez de los datos mayoristas podría generar dudas entre algunos consejeros respecto del resurgimiento de las presiones inflacionarias.
“La pregunta para los encargados de formular políticas, que aún no se ha resuelto, es cuánto de estos aumentos de precios será absorbido por los mayoristas, minoristas y revendedores”, señaló Carl Weinberg, economista jefe de High Frequency Economics. “Este informe valida con fuerza la postura de espera y observación adoptada por la Fed”.
Los economistas siguen de cerca el informe del PPI, ya que algunos de sus componentes se utilizan para calcular el indicador de inflación preferido por la Fed: el índice de precios del gasto en consumo personal (PCE). Mientras que las categorías de salud se mantuvieron suaves, los servicios de transporte aéreo y de gestión de carteras registraron fuertes alzas. Este último incremento era ampliamente esperado debido al repunte del mercado bursátil.
Los datos de la BLS mostraron que los precios de los alimentos representaron 40% del aumento de los bienes finales, principalmente por las verduras. Una medida menos volátil del PPI, que excluye alimentos, energía y servicios comerciales, también subió respecto del mes anterior al ritmo más alto desde 2022.
El informe también mostró que los costos de los bienes procesados para demanda intermedia —que reflejan precios en etapas tempranas de la producción— subieron 0,8%, su mayor incremento desde comienzos de año, impulsados en gran parte por el diésel.
Un informe separado mostró que las solicitudes iniciales de beneficios por desempleo se mantuvieron prácticamente sin cambios la semana pasada.