Nouriel Roubini: “A veces es un poco eslogan decir educación gratis para todos"
Experto advirtió que a veces priman los eslogan y que la educación gratuita para todos no es una política realmente progresiva porque subsidia a los de mayores ingresos y debería focalizarse más en los que no pueden pagar.
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El mundo se encuentra en una encrucijada histórica, advierte el economista de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini. En una economía global donde el crecimiento está estancado y la productividad cae, los gobiernos deben impulsar políticas que inyecten dinamismo, pero las restricciones fiscales limitan el margen de maniobra. Por otra parte, el largo estancamiento ha fomentado presiones sociales y las autoridades deben reconocer estas demandas o se arriesgan a perder legitimidad, fomentando el avance de populismos.
“Todos los países, no sólo de la región, sino del mundo, afrontan el dilema de hacer reformas para aumentar el crecimiento potencial, pero en Latinoamérica la desigualdad de los ingresos históricamente ha sido muy alta, por lo que se requiere un crecimiento inclusivo que asegure que no sólo a las empresas y a las elites les vaya bien, sino también a la clase media y a los pobres”, explica el experto que saltó a la fama porque fue uno de los pocos economistas que pronosticó correctamente la crisis financiera de 2008.
“El desafío es que el margen para muchos de estos países es limitado y no puede haber un estímulo fiscal masivo. Dentro de los límites de lo disponible, las políticas deben reducir las distorsiones e impulsar el crecimiento, pero al mismo tiempo deben ser justas socialmente para que el apoyo popular a las reformas se mantenga”, señala el experto, que hoy expone sus visiones en un seminario organizado por Scotiabank.
- ¿Cómo ve la situación en Chile desde esta perspectiva?
- Chile, al igual que el resto de los emergentes, enfrenta vientos en contra que provienen de factores externos y que habrían ocurrido de cualquier forma sin importar qué gobierno estuviera al mando. Pero cuando la actual administración asumió, reconoció correctamente que el crecimiento tenía que ser más inclusivo. Aunque Chile es una historia de éxito económico, la desigualdad estaba convirtiéndose en un tema y existían presiones sociales, de modo que ciertos cambios habrían ocurrido de todas formas.
Chile sigue siendo una de las mejores economías de la región, con una democracia muy estable, ya sea que haya un gobierno de centro derecha o de centro izquierda. No hay diferencias radicales en una dirección o la otra. Se mantiene el buen marco institucional en términos de política monetaria y fiscal.
- ¿No hay un riesgo cuando se generan expectativas muy altas que después no se pueden cumplir?
- Diferentes sociedades tienen diferentes expectativas, y es un tema complicado manejarlas de modo de mostrarle a la gente que los cambios van en la dirección correcta, aunque a veces no sean tan radicales.
Pero simpatizo con el hecho de que a través de Latinoamérica, y en Chile, se deben encontrar maneras de hacer que el crecimiento sea más inclusivo porque de lo contrario, disminuye el apoyo social a las políticas de mercado.
Pero se debe tener cuidado. Por ejemplo, el tema de la educación gratuita para todos podría parecer progresivo, pero hay un grupo de la población que tiene ingresos altos, que puede pagar, así que un sistema realmente progresivo sería uno en que se haga la educación más accesible para la mayoría y quizás gratuita para los que no pueden pagar. Pero no hay razón para subsidiar a los más ricos. A veces se convierte un poco en un eslogan decir educación gratuita para todos pero eso no es completamente progresivo.
- ¿Están bien balanceadas estas dos partes del dilema en Chile?
- Dentro de la coalición que está en el gobierno hay fuerzas que pueden ser consideradas ligeramente más izquierdistas y más populistas, mientras que otras son más progresivas o más centristas. Al comienzo de la administración el péndulo se movió más hacia políticas socialmente más progresivas, pero hubo un impacto negativo en la confianza de las empresas, y ahora hay un ajuste de curso de mitad de período, al darse cuenta de que también se tienen que dar los incentivos correctos al sector privado para invertir y asegurarse de que la regla fiscal se mantenga consistente.
- Los países que están creciendo más ahora son los que están poniendo énfasis en las reformas estructurales, como Perú, que tiene menores costos de energía que Chile…
- Ha sido reconocido desde hace mucho tiempo que uno de los potenciales cuellos de botella para el crecimiento de Chile es la infraestructura, especialmente la energía. Existen muchos recursos incluyendo la hidroelectricidad, aunque históricamente ha habido resistencia por preocupaciones medioambientales. Parte de esas preocupaciones han sido excesivas, la construcción de líneas de transmisión no daña necesariamente la naturaleza. Chile, al igual que el resto de la región necesita energía y en Latinoamérica hay muchas fuentes disponibles. En algunas regiones existe superávit y debería haber mayor colaboración entre los países y gobiernos para usarla de manera más eficiente, pero muchas veces eso no ocurre por factores políticos.
Escenario regional
- ¿Cómo se ven las perspectivas para la región?
- Hay factores globales que están impactando por igual a Latinoamérica que al resto de los mercados emergentes. Las tres grandes fuerzas que entre 2003 y 2013 impulsaron el crecimiento se dieron vuelta y ahora lo están frenando. En primer lugar, China no va a volver a crecer a una tasa de 10%, sino de entre 5% y 6% en el mejor de los casos. El súper ciclo de los commodities terminó, no sólo por China, sino porque muchos productores invirtieron en nueva capacidad, y por último, la Reserva Federal de EEUU terminó su política de alivio cuantitativo y ahora comenzó a subir las tasas y eso está provocando un flujo de salida de capitales desde los emergentes.
- ¿Y a nivel interno?
- Muchos gobiernos equivocaron el camino con políticas monetarias, fiscales y de crédito demasiado laxas, y algunos estaban muy frágiles, con déficit gemelos de cuenta corriente y fiscal, inflación por sobre la meta, menor crecimiento. Ahora han tenido que apretarse el cinturón con endurecimientos monetario y fiscal, lo que es necesario para el crecimiento, pero doloroso.
Muchas economías no sólo no hicieron las reformas estructurales necesarias para incrementar el crecimiento, sino que se alejaron de ellas y se movieron hacia modelos basados en el papel del Estado, que ejerció mucha influencia a través de las empresas públicas, en la asignación del crédito, el ahorro y las inversiones. Se enfocaron en la industrialización por sustitución de importaciones, y eso frenó el crecimiento.
- ¿El cambio de gobierno en algunos de estos países mejora las perspectivas?
- El nuevo gobierno en Brasil puede traer cambios pero serán modestos en un ambiente global negativo. Habrá elecciones en 2018 y cuando el próximo gobierno asuma tendrá un mandato más fuerte para modificar leyes y hacer reformas un poco más rápido.
En Argentina hubo un cambio para mejor y las cosas que está haciendo el nuevo gobierno son correctas, pero implican un desmantelamiento doloroso, por lo tanto, va a ser un año complicado. No se puede hacer generalizaciones con todos los países de la región. Algunos están mejor en términos de políticas económicas estructurales y de ambiente, como Chile y Perú, pero igual son afectados por factores globales como los commodities y China.
- ¿Es optimista sobre Perú tras el triunfo de Pedro Pablo Kuczynski?
- La buena noticia es que el nuevo presidente es una figura respetada en los círculos financieros internacionales, que quiere hacer algunas de las reformas estructurales que son necesarias. Las políticas que se van a implementar van en la dirección correcta.
Prolongado estancamiento
- Usted fue de los pocos que acertó a anticipar una crisis global en 2008. ¿Prevé ahora otra?
- No. Mi escenario base es un crecimiento global moderado este año, quizás incluso por debajo de 3%, ligeramente más alto en los mercados emergentes y probablemente por debajo en los avanzados. Aun cuando el crecimiento ha sido decepcionante, la economía global sigue en recuperación. En el mundo desarrollado ha habido un doloroso proceso de desapalancamiento y por eso el crecimiento ha sido bajo. Por supuesto hay varios riesgos potenciales.
- ¿Cuáles?
- Por ejemplo, el panorama en China. Ha habido un gran debate sobre si habrá un aterrizaje suave o uno forzoso. Yo creo que ni lo uno ni lo otro, sino un aterrizaje con sacudidas. La excesiva acumulación de deuda llevará a una desaceleración, pero no a un colapso, porque aún tiene herramientas de política que le permiten que el ajuste sea gradual. El crecimiento potencial de China a fines de esta década será, en el mejor escenario, de 5%. No hay forma de que China vuelva a crecer al 10% de la última década, ni al 7% reciente. La mala noticia es que este crecimiento tendrá efectos negativos para los exportadores de commodities. La buena es que no será un crecimiento nulo. De todos modos, si cometen errores de política el crecimiento podría ser mucho más bajo, en cuyo caso aumenta el riesgo de un aterrizaje forzoso.
Respecto de la Fed, ha habido preocupación de que suba las tasas demasiado rápido, pero ha señalado que el ritmo de normalización será más lento. Habría a lo más una o dos alzas este año.
- ¿Espera una en la reunión de esta semana?
- No, porque el dato de crecimiento está sólo moderadamente bueno, el último informe de desempleo estuvo débil y la decisión se tomará apenas una semana antes del referéndum del Brexit, que de concretarse podría desencadenar otro episodio de volatilidad.
- ¿Esperará hasta septiembre?
- Podrían aplicar un alza en julio, pero si los datos están débiles esperará hasta septiembre o hasta después de las elecciones, en diciembre. Si se saltan junio y julio habrá sólo un alza este año, en septiembre o diciembre. Si los datos son sólidos, podrían subir las tasas en julio y luego nuevamente en diciembre. Pero serán cautelosos.
- ¿Un alza de tasas tendrá impacto en los emergentes?
- Depende de cuán rápido lo hagan. Si las suben sólo una vez, ese incremento ya está incorporado a precios y por lo tanto no tendrá gran impacto. Algunos se preocupaban de que la Fed actúe muy rápido, pero otros temen lo contrario: el mercado laboral ya está muy ajustado, cerca del pleno empleo, y si los sueldos se aceleran podría elevar la inflación y la Fed quedaría por detrás de la curva. Eso no está incorporado a precios y causaría conmoción en los mercados. Sin embargo, yo no estoy de acuerdo porque predominan las fuerzas desinflacionarias en el mundo, como China, los commodities y el bajo crecimiento global.
El dilema de la baja productividad
- Usted ha advertido que este escenario de baja productividad podría prolongarse. ¿Qué podría ayudar a que se solucione?
- Hay un debate sobre las razones. Algunos plantean que la innovación en los últimos años no ha sido tan grande como en la primera y segunda revolución industrial. No estoy de acuerdo. Hay una gran cantidad de innovación en energía, tecnologías, biotecnología, IT, etc. Probablemente dentro de algún tiempo veremos algo similar a la revolución de Internet de fines de los '90. Quizás estamos midiendo mal la productividad, como la caída en los precios de bienes y servicios de la economía digital.
Pero el fin de esta tendencia podría llegar por dos vías. Una es que eventualmente esta innovación tecnológica comience a traducirse en un aumento de la producción de bienes y servicios. La segunda es que los países hagan las reformas estructurales necesarias para impulsar el crecimiento potencial, aumentando la inversión en capital humano, capital físico, innovación, I+D, e infraestructura. Pero aplicar estas reformas es difícil, porque los beneficios sólo se ven en largo plazo, y en el corto hay costos. Hay ganadores y perdedores, y los perdedores tienden a ser más organizados políticamente y se resisten a estas reformas.
- ¿Qué pasará si los ingleses votan por abandonar la Unión Europea?
- Uno de los temores es que sea el inicio de una gradual desintegración de la UE, y que luego los escoceses quieran independizarse del Reino Unido y los catalanes quieran independizarse de España. Los lazos económicos y financieros no son tan grandes como para que la salida del Reino Unido tenga un efecto global, pero en un mundo con varias fragilidades, Brexit podría desencadenar otro episodio de volatilidad como el que experimentaron los mercados en enero.