1 Obsesión verde:
En Argentina, el control del mercado cambiario es prioridad absoluta para mantener en pie el andamiaje del que se sostiene el modelo kirchnerista. Desde que la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) estableció el cepo verde en octubre de 2011, la fiscalización fue en aumento hasta convertirse en trending topic en estas últimas semanas y pese a que la presidenta debió salir a calmar las aguas (“No va haber nada raro”, deslizó), la actual política oficial parece encaminada a pesificar de facto la economía.
En tanto, en el país caribeño, el gobierno venezolano comparte el mismo desvelo por el control de la moneda estadounidense. Desde su creación en 2003, la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), el implacable organismo que responde al Ministerio del Poder Popular de Finanzas, es quien autoriza quién puede comprar dólares y quién no. Hoy Venezuela cuenta con dos tipos de cambio diferenciados: el oficial, que cotiza a 4,3 bolívares por dólar y otro administrado por el Banco Central de Venezuela y que llega a 5,30. Sin embargo, la brecha con respecto al dólar paralelo es abismal en comparación con Argentina: el billete negro se consigue a unos 9 bolívares.
2 Viajes restringidos:
A pocas horas de entrar en vigencia el nuevo régimen normativo de la AFIP para los argentinos que quieran salir del país con dólares en el bolsillo (deberán completar un formulario con información del destino y el motivo del viaje, fechas de salida y regreso, y número de CUIT entre otros datos), bien vale conocer los avatares que deben enfrentar los venezolanos. Para éstos existe un cupo de tarjetas de crédito para viajeros que otorga hasta US$ 3.000 por persona para viajar a EEUU, Europa y Asia, y otro plan que libera
US$ 2.500 para viajes regionales. Una vez consumidos los montos totales, las tarjetas de crédito son bloqueadas automáticamente.
3 ¡Exprópiese!
El grito usado a mansalva por el presidente Chávez en Venezuela tuvo su eco en Argentina cuando el Congreso convirtió en ley por abrumadora mayoría la expropiación de YPF. Desde Venezuela, el economista Luis Vicente León, director de la influyente consultora Datanalisis, sostiene: “Durante el gobierno de Chávez ha habido expropiaciones muy llamativas en sectores muy diferentes de la economía”. Y agrega: “Pero a diferencia de lo que sucedió en YPF, muchas se pagaron en moneda dura y a precio de mercado. Otros episodios fueron a juicio con tribunales internacionales como el Ciadi”. Entre los casos más resonantes, se cuentan la telefónica CANTV, la compañía energética Electricidad Caracas, la cementera Cemex o el Banco Venezuela, del grupo Santander.
4 Escasa inversión extranjera:
“Llueven dólares en toda Latinoamérica, menos en Argentina y Venezuela”. El comentario es moneda corriente entre los ejecutivos de multinacionales con operaciones en Buenos Aires y en Caracas. En el reciente ranking de Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina de la Cepal, Argentina alcanzó apenas el sexto puesto, con
US$ 7.243 millones, el 4,7% del total y Venezuela se acomodó entre los últimos lugares, con US$ 5.302 millones, en su mayoría provenientes del sector petrolero, sólo por encima de Uruguay.
5 Maldita inflación:
Argentina y Venezuela sí se lucen en la inflación. Ambos países parecen competir por el primer puesto de la región. Mientras todo el resto de exhibe cifras menores a un dígito, Venezuela cerró 2011 con 27% y Argentina le pisó los talones, con un número que oscila entre 20% y 22%, según la estimación privada se use. Claro que en ambos casos el alza de precios fue acompañada por crecimiento económico: Venezuela aumentó su PIB 4% y Argentina 8,9% según el Indec.
6 El cerrojo a las importaciones:
Hay que cambiar soya por petróleo, pero al igual que Argentina, Venezuela es un país esencialmente exportador. Sin embargo, el alto precio del combustible no parece ser suficiente para mantener holgada la balanza comercial bolivariana. Y si bien no existe un personaje que resista un paralelismo con el explosivo secretario de Comercio, Guillermo Moreno, sí está identificada la máxima autoridad en el intercambio comercial venezolano: se trata de Manuel Barroso, el presidente del Cadivi, que administra directamente el reparto de divisas en función de las necesidades de cada sector productivo. “Sólo se puede importar si se tiene dólares”, dice Weisch. “El gobierno establece una lista de bienes y servicios que son prioritarios y que gozan de privilegios. Y otros no pueden ingresar porque son considerados suntuosos”, sostiene Weisch, sobre el rol del Cadivi.
7 Aislados del mundo:
El aislamiento de Argentina en términos de política exterior tiene su correlato en tierras caribeñas. Es sabido que ni Nicolás Maduro, el influyente canciller venezolano, ni su par argentino, Héctor Timerman, se caracterizan por sus dotes diplomáticas. Y los cruces dialécticos entre Chávez y figuras como el Rey Juan Carlos de España o George Bush son marca registrada en Venezuela. Precisamente, la tirante relación con una potencia como Estados Unidos, principal socio comercial de Venezuela y cuarto de Argentina, por ejemplo, es una coincidencia más, según Rosendo Fraga. De todos modos, Cristina buscó acercar posiciones con Obama en el reciente encuentro que mantuvieron en la Cumbre de las Américas.