El tiempo se agota. Queda exactamente una semana para que termine el plazo definido por la Casa Blanca para elevar el límite legal de la deuda o, de lo contrario, la mayor economía del planeta se arriesga a caer en un default, lo que podría empujar al mundo de vuelta a una crisis de proporciones.
El presidente Barack Obama y el Fondo Monetario Internacional advirtieron que un incumplimiento podría causar una profunda crisis económica. A través de un discurso por televisión, el mandatario estadounidense dijo que no permitirá que el pueblo estadounidense se convierta en un daño colateral en las escaramuzas políticas en Washington y que cree que aún hay caminos para evitar el default.
Obama dijo que una propuesta republicana de elevar el límite de la deuda por seis meses no resuelve el problema y que puede ser insuficiente para evitar un recorte en la calificación de la deuda estadounidense. La respuesta republicana, a través de John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, no se hizo esperar: “El presidente quería un cheque en blanco hace seis meses y quiere un cheque en blanco hoy. Y eso no va a pasar”.
Las negociaciones entre Republicanos y Demócratas se estancaron el fin de semana, provocando ayer una ola de pánico en los mercados. Más tarde, parlamentarios de ambos partidos presentaron planes paralelos para elevar el tope de la deuda, encendiendo aún más la discusión.
Sin embargo, más allá de que gobierno y oposición alcancen algún entendimiento, la mayoría de los expertos coincide en que la crisis fiscal tendrá un alto costo para la economía estadounidense, que sin importar si evita el default podría ver un alza en sus costos de financiamiento. Para una economía ya asfixiada por sus compromisos, incluso un aumento marginal en las tasas de interés podría significar que el estancamiento se prolongue por varios años.
Mohamed El-Erian, de Pacific Investment Management, que gestiona el mayor fondo de inversión en bonos del mundo, advirtió ayer que si los parlamentarios aguardan hasta último minuto para un acuerdo, EEUU podría perder su calificación de crédito AAA. “No hay ningún otro país que pueda reemplazar a EEUU, que proporciona la moneda de reserva mundial, la pregunta es si EEUU podrá mantener su nota AAA”.
Solvencia en duda
Otros temen las consecuencias de la pérdida de la confianza en la solvencia de EEUU. El economista jefe de Wells fargo, John Silvia, cree que el Tesoro tiene medios para postergar el impago hasta dos semanas después del plazo fatal del 2 de agosto, e incluso podría encontrar maneras para evitarlo hasta por un mes. Pero incluso si hay acuerdo sobre el techo de la deuda “ese no es el punto, el punto está en los detalles detrás de eso, que modifiquen la tendencia de largo plazo en términos del gasto federal y el déficit y eso es de lo que están hablando las agencias calificadoras”.
Las agencias como Standard & Poor’s han dicho que la nota de EEUU sólo estará asegurada si el congreso y el presidente Barack Obama logran un acuerdo creíble para abordar la creciente carga de la deuda en el largo plazo, y han sugerido un recorte mínimo de
US$ 4 billones (millones de millones) en una década. Ahora, el plan presentado por Boehner se resigna a un ajuste de
US$ 3 billones en dos etapas, mientras que el del líder Demócrata en el Senado, Harry Reid, asciende a sólo US$ 2,7 billones.
Aunque la propuesta de los republicanos contempla una mayor reducción de la deuda, también es la que más incrementa la incertidumbre, porque separa el ajuste en dos tramos. “Existe un significativo riesgo de una rebaja en la calificación de la deuda en un acuerdo que liga mayores recortes de la deuda a una nueva votación en sólo algunos meses”, comentó a Bloomberg el jefe de transacciones de derivados en dólares de Jefferies & Co., Christian Cooper. Sobre todo considerando la proximidad de las elecciones presidenciales en 2012, que podrían politizar aún más el debate.