La crisis de natalidad en Chile es un tema que, independiente del color político del próximo gobierno, será un tema que generará preocupación. Y cómo no, si el país registra la menor tasa global de fecundidad del continente, con solo 1,03 hijos por mujer.
Un tema que unió al Centro de Estudios Públicos (CEP), Espacio Público y el Centro de Políticas Públicas UC quienes -junto a expertos de otras entidades-, en conjunto, elaboraron una serie de recomendaciones para abordar este tema, propuestas que apuntan a dos líneas complementarias: por un lado, enfrentar la caída de la natalidad removiendo las barreras que impiden a las familias tener los hijos que desean; y, por otro, impulsar la adaptación a la nueva realidad demográfica.
“Resulta indispensable comprender la baja natalidad no como una contingencia reversible en el corto plazo, sino como una nueva realidad social. Este reconocimiento implica moderar las expectativas respecto del impacto de las políticas orientadas a revertir la tendencia y, al mismo tiempo, a desplegar una agenda de adaptaciones institucionales en distintos ámbitos como trabajo, cuidados, educación, salud y pensiones, que garanticen su sostenibilidad frente al envejecimiento poblacional y la reducción de la población activa”, plantea el grupo de trabajo en el documento.
Las principales recomendaciones
El documento elaborado por el grupo recopila varias medidas. Así, como punto inicial, se plantea que los países que han estabilizado o frenado la caída de la natalidad comparten un principio clave: promover la equidad de género.
“Sus políticas consideran a hombres y mujeres por igual en las responsabilidades domésticas y de crianza, fomentan la corresponsabilidad en el hogar, la redistribución de las tareas de cuidado y la igualdad de oportunidades laborales. La equidad de género debe ser un principio estructural en el diseño de las políticas públicas para crear condiciones favorables al bienestar familiar y la natalidad”, plantean.
Con eso como horizonte, el grupo sugiere la ampliación del permiso postnatal del padre, estableciéndose como irrenunciable e intransferible. Además de promover la corresponsabilidad, esta medida busca fortalecer la equidad de género en el ámbito laboral.
En esa línea, también se plantea universalizar el derecho de sala cuna para todos los trabajadores con hijos menores de dos años para eliminar el costo adicional de contratar mujeres y promover una cultura de corresponsabilidad, donde tanto madres como padres se vean en la normativa y en la práctica asociados al cuidado de los hijos.
El problema de fecundidad es otro tema en el que profundizó el grupo, y si bien para ellos las técnicas de reproducción asistida ofrecen una alternativa para facilitar los planes reproductivos en un contexto de maternidad tardía, sostienen que no resuelven por sí solas el déficit de nacimientos. Pese a esa observación, sobre este tema proponen avanzar en la extensión del acceso en el sistema público de salud, “acompañados de medidas de prevención de la infertilidad en la atención primaria”.
Acá, también se plantea que es necesario avanzar en su regulación jurídica, dado que persisten vacíos normativos relevantes que pueden dar lugar a la vulneración de derechos de las personas involucradas.
Las medidas no se quedan allí, ya que también se propone tomar acciones en torno al déficit habitacional que vive el país. “Estudios recientes en Brasil y Estados Unidos muestran que facilitar el acceso temprano a la propiedad, a través de créditos o hipotecas accesibles, tiene un efecto positivo en la probabilidad de tener hijos y en el aumento de los nacimientos”, expone el documento.
Las otras aristas
En el documento, el grupo destaca que la crisis de natalidad es un tema que debe abordarse ya que tiene coletazos en una serie de otros temas.
Así, por ejemplo, se menciona que la caída de la natalidad está reduciendo el crecimiento de la población en edad de trabajar, lo que afectará el crecimiento económico, la recaudación fiscal y la innovación. “Esto requiere invertir en capacitación y reconversión laboral, con énfasis en la población joven con mayores niveles de desempleo, además de promover la innovación para mantener la productividad”, sostienen.
Considerando que este fenómeno irá de la mano de otro fenómeno: el envejecimiento de la población, el grupo de expertos puso sobre la mesa otras medidas en las que se requiere avanzar.
“El envejecimiento también abre oportunidades: las personas mayores pueden aportar al crecimiento si existen políticas que promuevan su empleabilidad, formación continua e inclusión, impulsando sectores como salud, cuidados, turismo y tecnologías adaptadas”, plantea el documento.
El grupo, además, recomienda igualar la edad de jubilación entre hombres y mujeres y postergar gradualmente la edad oficial de retiro, siguiendo la tendencia de algunos países de la OCDE. “También es relevante la introducción de incentivos para prolongar la vida laboral, lo que requiere fortalecer el mercado de empleo de los trabajadores mayores”, agrega el documento.