En noviembre, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) publicó los Indicadores Mundiales de Propiedad Intelectual 2025, que recogen las cifras globales de patentes de invención, marcas, diseños industriales y variedades vegetales presentadas en 2024, espacio donde quedó reflejado que las solicitudes de patentes realizadas por residentes en Chile están estancadas.
El socio de Santa Cruz IP y exdirector del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi), Maximiliano Santa Cruz, señaló que observa “un estancamiento en los últimos 10 años, donde no hemos logrado sobrepasar las 400 solicitudes de patentes de residentes en Chile, y eso es poco para lo que nos corresponde”.
De acuerdo al informe de la OMPI, en Chile se solicitaron 3.219 patentes en 2024, de las cuales solo 390 (12%) correspondieron a residentes y 2.829 (88%) a extranjeros. Se suman las 465 presentadas por nacionales en otros países, 24 menos que en 2023.
Santa Cruz comentó que las cifras de patentes contrastan con las 43.369 solicitudes de marcas de residentes presentadas en el país, de un total global de 51.587. “Chile crea muchas empresas y marcas, pero con poca innovación o valor agregado detrás”, afirmó.
El exdirector de Inapi atribuyó estos resultados a un sistema de marcas “maduro, rápido y barato”, alineado al dinamismo emprendedor local, pero advirtió un uso todavía “débil y subutilizado” de las herramientas de protección de invenciones y diseños industriales.
También criticó el bajo gasto del país en Investigación y Desarrollo (I+D), que se sitúa en 0,41% del Producto Interno Bruto (PIB), muy lejos del promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que llegó a 2,7% en 2023.
“Vemos un estancamiento en los últimos 10 años, donde no hemos logrado sobrepasar las 400 solicitudes de patentes de residentes en Chiile y eso es poco para lo que nos corresponde”.
- Según el reporte de la OMPI, Chile es uno de los países con mayor brecha entre nivel de ingreso y generación de patentes, ¿cómo lo interpreta?
- Chile, pese a tener uno de los PIB per cápita más altos de América Latina, presenta un bajo nivel de innovación patentable. En otras palabras, el crecimiento económico del país no se traduce proporcionalmente en invenciones protegidas. Con un gasto en I+D de apenas 0,41% del PIB, genera menos patentes de lo esperado, lo que revela una baja eficiencia en la transformación del conocimiento en propiedad industrial.
Ahora, el gasto en I+D es bajo para nuestro nivel de desarrollo y gran parte viene del sector público y no de los privados, lo que es inverso a los países desarrollados.
Además, el proyecto de Ley de Transferencia de Tecnología y Conocimiento, en su estado actual, no acogió un par de indicaciones que tenían por objeto condicionar fondos públicos para aumentar las cifras de patentamiento.
El proyecto está siendo un retroceso porque deja la situación tal como está, no condiciona los fondos e impone más burocracia. Me atrevería a decir que Chile está yendo en el sentido contrario a donde va el mundo.
Innovación y registro de marcas
- En contraste con el bajo patentamiento, Chile tiene una alta intensidad en registro de marcas, ¿qué implica esta diferencia?
- Tenemos en general un sistema de propiedad industrial muy bien armado, sobre todo el de marcas, que es rápido, barato, simple, predecible y totalmente digitalizado. Hoy pedir una marca en Chile se puede hacer desde una plaza, desde un almacén o desde la casa, y es un trámite relativamente sencillo y con pocas barreras de entrada.
Hay una cultura marcaria fuerte, donde la gente sabe cuál es el valor de las marcas y lo ven como uno de los primeros pasos para emprender. Tenemos una tasa muy alta de creación de empresas que tienen conexión con el registro de marcas, pero con poca innovación o valor agregado detrás, y el sistema de patentes y diseños industriales está absolutamente subutilizado y débil, lo que requiere más política pública.
- ¿Hay desconocimiento? ¿Qué falta?
- En las carreras universitarias, no solo en derecho, sino más bien en las carreras STEM (sigla en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), debería introducirse un currículum fuerte en materia de propiedad intelectual y patentamiento. Pero hoy no lo hay. Es muy común encontrarse con ingenieros que reconocen saber muy poco de propiedad intelectual.
También hay una desconexión entre las universidades y los institutos con el sistema de diseño industrial. No estamos teniendo ni siquiera una solicitud por escuela. El sistema de protección de diseño industrial era, y en cierta medida, sigue siendo caro, lento y difícil, pero hace dos años se introdujo un sistema alternativo llamado certificado de depósito, que permite obtener un certificado de diseño por poco más de $ 100 mil. Este sistema se ha simplificado, pero faltan políticas de promoción.