EIU

Gasto fiscal mantiene a flote a Argentina

Recuperación se estancará en 2016 a medida que se ajuste la política fiscal y monetaria, pero esto sentará las bases para un crecimiento más sólido a mediano plazo.

Por: | Publicado: Miércoles 23 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Desde que Argentina salió de la recesión a comienzos de 2014, el PIB real ha registrado una modesta recuperación, creciendo a una tasa promedio de 0,5% trimestral desde entonces. En términos anualizados, esto ha llevado a una aceleración gradual del PIB de 2,1% en el primer trimestre de 2015 y de 2,3% en el segundo, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).


El principal motor del crecimiento ha sido el consumo del gobierno, que, tras registrar un débil avance en 2014, se ha incrementado este año, aumentando 3,1% trimestral entre enero y marzo y 2,7% de abril a junio, llevando el incremento anualizado a un sorprendente 10,3%. De hecho, el alza en el consumo del gobierno representa casi la mitad del aumento del PIB total del segundo trimestre. Esto refleja la política fiscal crecientemente expansiva del gobierno antes de las elecciones generales del 25 de octubre.


El mayor consumo del gobierno se ha traspasado a otros componentes del PIB, con las inversiones en activos fijos avanzando a un sólido 1,4% trimestral en el segundo trimestre, aunque menor que el extraordinario salto de 6% del primero. El crecimiento del consumo privado fue menor, de sólo 0,3% en el segundo cuarto, frente al 0,9% del anterior. Sin embargo, el consumo e inversión fija del gobierno ayudaron a impulsar la demanda por bienes y servicios importados, que registró su primer dato positivo en términos anualizados (2,8%) desde el tercer trimestre de 2013. Las exportaciones de bienes y servicios, en cambio, siguieron decepcionando, cayendo por octavo trimestre consecutivo, reflejando la menor demanda en el mercado clave de Brasil y la erosión de la competitividad a nivel local.

Tercer trimestre
Los primeros indicios sugieren que la economía siguió recuperándose en el tercer trimestre. Un índice de la Universidad Torcuato Di Tella muestra que, tras promediar sólo 41 puntos en 2014, la confianza de los consumidores ha repuntado. El índice superó las 50 unidades (que denotan crecimiento) en febrero, y llegó a 56,8 en agosto, su nivel más alto desde enero de 2012.


El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) se contrajo fuertemente en el primer semestre de 2014 a medida que los mayores controles cambiarios golpeaban al sector inmobiliario. Pero el sector ha tenido un desempeño mucho más favorable en 2015, registrando un crecimiento promedio de 5,4% en el primer trimestre y de 9,8% en el segundo. Los resultados de julio mostraron que el crecimiento saltó a 12,7% anual. A diferencia de lo que ocurrió a comienzos de año, cuando fue impulsado por construcciones en la industria petrolera, el incremento de la construcción residencial ha sido el motor en los últimos meses.

Riesgos al alza y a la baja
No todos los datos son positivos. Las cifras de julio muestran un continuado declive del superávit comercial a medida que se extiende la baja en las exportaciones. En medio de una demanda extremadamente débil de Brasil, es poco probable que esto se revierta en el corto plazo. Más aún, los débiles datos de inversión fija y consumo de los privados en el segundo trimestre sugieren que podría haber una nueva pausa en la recuperación en el tercer trimestre, a medida que se acercan las elecciones. Persisten, además, las dudas sobre la exactitud de las estadísticas del PIB. Aunque una nueva serie fue introducida a comienzos de 2014 tras los cuestionamientos del FMI a la precisión de las estadísticas, la fortaleza de los datos, a la luz de las crecientes distorsiones económicas, y dado el difícil clima externo, ha generado nuevas críticas de que las estadísticas oficiales sobre estiman significativamente la actividad. Pese a estas preocupaciones, nuestro pronóstico para el PIB se sigue basando en las cifras oficiales y es probable que tenga que ser revisado al alza para todo 2015, desde su nivel actual de 0,7%, seguramente por sobre 1%.


Pese a los eventos en general positivos para el PIB en el primer semestre, la economía sigue en una situación pobre. La posición de política fiscal expansiva que ha impulsado las mejoras en los datos no es sostenible en el mediano plazo dado el débil estado de las finanzas públicas. El gobierno tiene un borrador con menores incrementos en el gasto fiscal para 2016, reconociendo la necesidad de un ajuste. Asumiendo que una administración más amistosa con el mercado gane las elecciones —seguimos anticipando un triunfo del oficialista Daniel Scioli— la política fiscal y monetaria probablemente se ajustará. Esto se traspasaría a la actividad en 2016, lo que podría paralizar la recuperación. Pese a esto, el proceso de eliminar las distorsiones que constriñen a la economía ayudará a impulsar el crecimiento en el mediano plazo, lo que explica nuestro pronóstico de crecimiento anual de entre 3,5% y 3,8% para 2017-2019.

Lo más leído