El embargo petrolero de la Unión Europea a Irán, que entrará en vigor el próximo domingo, ha sumado incertidumbre al mercado energético y a la economía global. En teoría la salida del mercado del cuarto productor mundial debería hacer subir los precios. Desde febrero, el crudo Brent ha caído desde los US$ 125 dólares el barril en febrero a los US$ 90 actuales. Sin embargo, otros factores como la desaceleración económica global y una producción mayor a la demanda pone en duda esta alza.
La evolución de la crisis en la eurozona y sus efectos en el resto del mundo podrían empujar los precios en uno u otro sentido.
Un informe de Goldman Sachs del 7 de junio señaló que los precios podrían repuntar “rápidamente” si la eurozona toma medidas para superar la crisis.
“Esperamos que el mercado petrolero pronto pase a un déficit ajustado estacionalmente en la segunda mitad de 2012, debido a un incremento estacional de la demanda”, señaló Goldman Sachs. David Greely, estratega de energía del banco, de hecho señaló que los altos precios podrían obligar a los países a liberar stock de reserva.
La clave saudita
Un jugador clave es Arabia Saudita. Es el principal productor mundial y desde febrero de 2009 no ha hecho otra cosa que incrementar su producción, pasando de 7,8 millones en febrero de 2009 a 9,9 millones en mayo.
Esto compensaría la baja de la producción persa, que ha pasado de cuatro millones de barriles diarios en 2008 a 3,2 millones en la actualidad.
Si los operadores esperan que la tendencia saudita se revierta, probablemente serán decepcionados, señaló en un reporte del viernes el analista Robert Campbell de Reuters, que apunta a que la sobreproducción continuará en el segundo semestre. Añadió que de hecho el “timing” de las sanciones a Irán es un importante obstáculo a un ajuste de la producción saudita.
Según Campbell, otro posible escenario es que una baja de la producción saudita en julio, combinada con una caída mayor a lo esperado de los embarques persas, provoque un alza de precios.
Sin embargo, apunta a que las declaraciones de la monarquía sobre los beneficios de menores precios para una economía global en desaceleración sugieren una política gradual.
Según Campbell, probablemente Riad prefiera equivocarse en la sobreproducción un mes o más y esperar una mejor comprensión del equilibrio en el mercado antes de tomar una decisión definitiva, si bien la experiencia muestra que ha actuado con rapidez para bajar la producción cuando percibe una sobre oferta significativa.
Los sauditas no sólo están produciendo más, sino además incrementando sus reservas. Según Joint Oil Data Initiative, en abril el reino registró un almacenamiento de 284 millones de barriles, frente a los 258 millones el mismo mes de 2011. Campbell señala que hay indicios de que Asia está haciendo lo mismo.
Más producción que consumo
Uno de los factores que explica la caída de los precios es que aunque el consumo está en un récord histórico, actualmente la producción lo supera en medio millón de barriles diarios, según el último reporte de abril de la Administración de Información Energética (EIA) de EEUU. Este fenómeno ocurre por primera vez desde 2004-2005.
Hace dos semanas, la misma entidad nombró los diversos factores que están contribuyendo en este sentido. “Una mayor producción de crudo de países no-OPEP, en particular EEUU, ha ayudado a compensar la interrupción de suministro en Sudán, Sudán del Sur, Siria y Yemen”, afectados por tensiones políticas, señaló.
También apuntó a la incertidumbre sobre el futuro económico de las tres principales economías mundiales (UE, EEUU y China).
En el caso específico de Europa, citó dudas sobre la capacidad de Italia y España para pagar sus obligaciones y el temor sobre el impacto de la desaceleración europea en el resto del mundo, y nombró el descenso simultáneo de los índices de compra gerencial (PMI) de EEUU, Alemania y China de abril a mayo, por primera vez desde el periodo septiembre-octubre de 2011.