Por Isabel Ramos Jeldres
Europa del este ha sido por años el hermano pobre del Viejo Continente, pero la crisis de deuda soberana está dejando la puerta abierta para que se acorten las brechas. Desde 2009, los países de la región se embarcaron en un proceso de mejora de la competitividad, que está dando frutos ahora, justo cuando países como España, Irlanda y Grecia luchan por superar la recesión.
La crisis financiera global de 2008 golpeó con fuerza en Europa del este. Tanto, que se convirtió en la región que más sufrió los embates del congelamiento del crédito y la recesión económica en todo el mundo. Estonia, por ejemplo, llegó a contraerse 17,6% en el tercer trimestre de 2009.
Para enfrentar la crisis, países como Rumania, Hungría y Letonia recibieron recursos del Fondo Monetario Internacional. Estos programas, eso sí, no fueron gratuitos, ya que exigieron la aplicación de medidas impopulares como recortes de gastos y reducciones de los salarios en el sector público, las que causaron incluso la caída de algunos gobiernos.
Sin embargo, hoy las naciones de Europa del este que pertenecen a la Unión Europea siguen creciendo, a diferencia de los países del sur del continente, que ya están en recesión; tienen un nivel de deuda bajo, incluso dentro de la meta de 60% establecida por el Tratado de Maastricht; y sus industrias son competitivas.
“Europa del este hizo su tarea y ahora es más competitiva que antes de la crisis”, dijo a Bloomberg el economista de Unicredit en Eslovaquia, Lubomir Korsnak. “La región continuará poniéndose al día con los países occidentales y hay espacio para una mayor inversión de parte de las empresas occidentales que buscan reducir costos relocalizando la producción”, agregó.
Las empresas en el este de Europa han reducido su fuerza laboral y han recortado costos operativos para competir de mejor forma, en momentos en que crece el temor de que la crisis de deuda soberana reduzca la demanda por sus exportaciones.
Futuro auspicioso
Una de las claves del éxito ha sido la fortaleza de la demanda interna. Esto ha permitido que las fábricas de Europa del este sigan funcionando a toda máquina. En abril, la producción industrial registró cifras positivas en República Checa, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia (ver gráfico). En este último país, la producción subió 10,9% respecto del mismo mes del año anterior. En Alemania, la mayor economía del continente, el desempeño de las fábricas cayó 0,8% en el cuarto mes del año, y en Italia el descenso fue de 9,2%.
Uno de los países más exitosos del este europeo es Polonia, el único país de la Unión Europea que evitó la recesión durante la crisis global de 2008 y 2009, y que este año será la economía de mayor crecimiento. El país se expandirá 2,7%, seguido por Lituania y Letonia, de acuerdo con proyecciones de la Comisión Europea entregadas en mayo (ver tabla). A modo de contraste, Grecia se contraerá 4,7%, Portugal caerá 3,3% y España 1,8%. Alemania y Francia registrarán modestos crecimientos de 0,7% y 0,5%, respectivamente.
Otro de los casos que destacan en esta parte del continente es Estonia, uno de los últimos países en unirse al euro. Su PIB creció 7,6% el año pasado, la expansión más acelerada de la región y cinco veces el promedio de la zona euro.
Estonia destaca además por tener el nivel de deuda más bajo de la Unión Europea (sólo 6% en 2011) y por ser uno de los tres países que tuvo superávit fiscal el año pasado, equivalente a 1% del PIB (Hungría registró un 4,3% y Suecia un 0,3%).
¿La receta de Estonia? La austeridad. Para enfrentar la crisis de 2008, el gobierno recortó los salarios de los funcionarios públicos, elevó la edad de jubilación y redujo la protección laboral. Además, las autoridades hicieron esfuerzos para que el país fuera más atractivo para la inversión: redujeron y simplificaron los impuestos, e hicieron más fácil y menos costosa la creación de empresas.
Los países de Europa del este aún tienen desafíos, como elevar los ingresos pér capita y disminuir el desempleo, pero al menos por ahora, están dando un ejemplo a sus vecinos ricos de Occidente.
