La disparidad de opiniones sobre la decisión de reinvertir
en deuda soberana entre los miembros de la Reserva Federal quedó patente en las
actas de la última reunión celebrada el pasado 10 de agosto. El banco central
teme que el crecimiento pueda ser más débil de lo anticipado en el segundo
semestre y está abierta a tomar nuevas medidas para volver a estimular la
economía.
Así lo recogen las minutas de la última reunión publicadas
esta tarde en las que se señala que "varios miembros vieron la necesidad
de considerar medidas para añadir estímulo monetario si el panorama empeora
considerablemente".
Una de las decisiones de la Fed fue desviar los fondos
procedentes de la inversión en deuda hipotecaria hacia la compra de más deuda
soberana para potencial el crecimiento. Sin embargo, algunos miembros de la
institución monetaria presidida por Ben Bernanke consideraron que esta decisión
de reinvertir en deuda "podría enviar una señal errónea a los mercados
sobre el intento de retomar compras de activos a gran escala".
Varios miembros también estimaron que "el fin de los
estímulos fiscales, la reducción del gasto local y estatal lastraría a la
recuperación".
El banco central mostró su preocupación por la
desaceleración del crecimiento y destacaron que "la economía avanza a un
ritmo inferior del potencial estimado por lo que el crecimiento en el segundo
semestre será más modesto de lo anticipado". No obstante, la Fed espera un
repunte de la actividad económica en 2011.
El riesgo de la inflación
Otro de los problemas que quedó registrado en las minutas de
la última reunión fue la incertidumbre respecto a la inflación. Algunos
miembros manifestaron su opinión de que “ha aumentado el riesgo de mayor caída
de la inflación a corto plazo, aunque de momento no hay riesgos apreciables de
deflación”. Aunque, según recogen las actas, “el panorama económico más débil
de lo esperado liman a la baja los riesgos de crecimiento e inflación”.
Además, la evolución del mercado laboral no está yendo al
ritmo esperado y la Fed reconoce que “está más débil de lo anticipado” y
considera que “hay pocas señales de que las empresas sientan necesidad de
contratar”.