Por William Pesek
Aunque el difunto co-fundador de Apple seguramente lo habría negado, el iPhone se ha convertido en el símbolo de algo que Steve Jobs nunca pensó: el “trabajo esclavo” en China. Pero, ¿qué pasaría si el iPhone fuera la clave para poner fin a la pobreza que obliga a tantos asiáticos a trabajar en condiciones horrendas?
La llamativa frase “inclusión financiera” está recibiendo creciente atención por estos días. Se refiere a las masas mundiales que no están bancarizadas, lo que los banqueros llaman “los otros 3 mil millones”. Esa es la cifra estimada de personas que carece de acceso a los servicios financieros más básicos. Y en naciones como India y Filipinas, una respuesta clave pueden ser los teléfonos móviles.
Los pobres en Asia que carecen de una cuenta bancaria con frecuencia tienen un teléfono móvil.
Esto ha llevado a los bancos a recurrir por ayuda a expertos en sistemas de redes móviles, como Jay Collins. Trabajando con Citigroup en Nueva York, Collins es uno de los verdaderos alquimistas financieros modernos, buscando formas para que los pobres muevan, paguen, cobren y almacene dinero en sus aparatos móviles.
Ya no más perder un día en el banco para pagar cuentas, pagar abusivas comisiones para enviar dinero a casa, ser asaltado cuando retira el salario semanal. Pero tampoco más funcionarios robando saldos en el margen, mercado negro para cambiar moneda, ni más recurrir a prestamistas usureros.
Y eso corre también para las empresas pequeñas y medianas, que representan casi la mitad de todo el empleo para el Asia en desarrollo.
Los dueños y las administraciones podrían pagar a empleados y proveedores directamente a sus cuentas conectadas a tarjetas SIM de teléfonos móviles, eliminando a los intermediarios que cortan sus tajadas. Mientras más efectivo y crédito obtengan estas empresas, más podrán contratar.
“Vemos esto como nuestra aplicación suprema que puede transformar a la banca y reducir la pobreza y corrupción al mismo tiempo”, dice Collins.
Citigroup no es un mecenas desinteresado. Está liderando esta campaña por las potenciales ganancias: toneladas de nuevos clientes, depósitos y cobros.
Al igual que el fondo Quantum de George Soros, Goldman Sachs y Nomura Holdings invirtieron en microfinanzas, Citigroup sabe que puede ganar dinero con incluso con montos pequeños.
El potencial para la banca móvil merece mucha más atención de la que está recibiendo de parte de las autoridades.
Los gobernantes deberían facilitar los avances tecnológicos con regulaciones que aseguren contra los fraudes y hackers y comprometerse a distribuir ciertos salarios y beneficios a través de sistemas móviles.
Para los gobiernos habría grandes beneficios. Las transacciones telefónicas dejan un rastro digital que permitiría a las autoridades tributarias y de seguridad nacional una mejor supervisión sobre los movimientos de dinero. Incorpora un nivel de transparencia que el actual ambiente asiático basado en el efectivo no tiene.
El potencial de India es un gran ejemplo. Boston Consulting Group reconoce que una mayor movilidad financiera daría un gran impulso al crecimiento económico. En un reporte de 2011, la consultora predijo un crecimiento de 5% en el Producto Interno Bruto, un incremento de US$ 50 mil millones en los ingresos tributarios anuales y la creación de 600 mil nuevas empresas para 2020. Y no estamos hablando de trabajo esclavo, sino de buenos empleos.
Es evidente que los teléfonos móviles no son una cura milagrosa. Las causas de la pobreza y las formas de abordarla son diversas y complicadas. Para muchos, sin embargo, la exclusión del mundo financiero es una enorme barrera para mejorar sus vidas.