El presidente Obama, se reunirá mañana con representantes empresariales y sindicales en su campaña por conjurar el “abismo fiscal”, una combinación de aumento de impuestos y recortes de gasto por
US$ 607.000 millones que podría causar una nueva recesión.
La serie de encuentros continuará el viernes, cuando se reúna con los jefes de las bancadas demócratas y republicanas en el Congreso.
El objetivo de Obama es aumentar los impuestos a los ciudadanos que ganen más de US$ 250.000 anuales, que se beneficiaron de exenciones impositivas en el gobierno de su antecesor George W. Bush, pero los republicanos se oponen. La Casa Blanca cree que el fin de los beneficios podría sumar
US$ 440.000 millones en los próximos diez años.
Tras ganar la elección hace una semana, Obama pidió al Congreso “estar abierto a compromisos y nuevas ideas”.
Daniel Axelrod, alto asesor en la campaña de Obama, señaló el domingo que las declaraciones sobre el tema del republicano John Boehner, jefe de la Cámara Baja, eran “esperanzadoras”. Boehner “dijo que no iba a entrar en detalles sobre lo que aceptaría o no”, señaló Axelrod. Pero “no quiso excluir el debate y eso fue una señal positiva”.
“Ahora que la elección está despejada, todas las discusiones políticas se pararán para evitar el abismo fiscal”, señaló James Butterfill, estratega de Coutts & Co., a Bloomberg. “Nuestra postura es que es un evento de alto riesgo y baja probabilidad. En última instancia algunos elementos del abismo fiscal entrarán en vigor, pero no empujarán a EEUU hacia la recesión”.
El Congreso empezará a debatir el tema hoy mismo. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) advirtió que la economía perderá medio punto del PIB en 2013 sin acuerdo.
“Aunque los mercados incorporen a precio algunos escenarios duros entre ahora y fin de año, lo que llevará a mucha volatilidad, el resultado será positivo”, afirmó Butterfill. “Ningún político quiere ser responsable de llevar a EEUU hacia la recesión”.