La OCDE advirtió de que la ralentización en los países ricos
va a ser "un poco más pronunciada de lo esperado" inicialmente, pero
cree que será "temporal" y considera "poco probable (...) una
nueva recesión".
Este es el resumen del diagnóstico del informe interino de
perspectivas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) ofrecido por su economista jefe, Pier Carlo Padoan, que lo justificó por
"una serie de incertidumbres".
Según las previsiones del informe, el crecimiento de los
países del G7 estará en ritmo anual en torno al 1,6%, frente al 1,7% augurado
en mayo, y eso tras haber progresado al 3,2% en el primer trimestre y al 2,5%
en el segundo.
"La recuperación va a un ritmo más lento de lo
anticipado" en particular por la debilidad del consumo privado, afectado
por la evolución negativa del mercado inmobiliario -en particular en los países
donde se había formado una burbuja- y del desempleo, explicó Padoan.
Sin embargo, varios elementos alentadores permiten esperar
que el fenómeno no sea duradero, sobre todo el aumento de los beneficios de las
empresas, el hecho de que la inversión de las empresas ha tocado fondo teniendo
en cuenta sus carteras de pedidos y que el volumen de existencias es bajo, así
como la estabilización de las condiciones financieras, aunque persista la
volatilidad.
El G-7
La ralentización será general para todo el G7, pero más
acusada para los tres Estados que también forman parte de la zona euro
(Alemania, Francia y en particular Italia) y para Japón.
El PIB de esos tres integrantes de la zona euro únicamente
aumentará a un ritmo anual del 0,4% en el tercer trimestre y al 0,6% en el
cuarto, después de haberlo hecho al 1,5% y al 5,1% respectivamente en el
primero y segundo.
En Japón, las cifras serán ligeramente mejores, con alzas
del 0,6% entre julio y septiembre y del 0,7% entre octubre y diciembre, frente
al 4,4% entre enero y marzo y el 0,4% entre abril y junio.
La evolución será más positiva en Estados Unidos, con
incrementos del 2% y del 1,2% en el tercer y cuarto trimestres, después del
3,7% y el 1,6% en el primero y el segundo.
Para el Reino Unido, el ritmo anual de ascenso del PIB
después de haberse situado en el 1,3% y en el 4,9% en los dos primeros
trimestres del año, pasará a ser del 2,7% y 1,5% en los dos siguientes.
Canadá, por último, que registró una subida del 5,8% entre
enero y marzo y del 2% entre abril y junio, pasará al 2,2% entre julio y
septiembre y al 2,3% entre octubre y diciembre.
Padoan señaló que, dado el carácter previsiblemente temporal
de esta ralentización habría que aplazar "unos meses" el
desmantelamiento de las medidas monetarias de apoyo a la actividad, pero
mantener el saneamiento de las cuentas públicas según lo previsto para hacer
frente a "situaciones presupuestarias insostenibles".
No obstante, si la desaceleración económica se prolonga, la
OCDE aconsejaría retrasar una parte del ajuste fiscal, además de aplicar nuevos
apoyos monetarios y el compromiso de mantener los tipos de interés "a un
nivel próximo a cero durante un largo periodo".
España
El economista jefe puntualizó que esto último no se puede
aplicar al caso de países que, como España, deberían volver a tener este año
una evolución negativa de su economía, y donde "la consolidación fiscal
debe continuar" porque "es una cuestión de credibilidad frente a los
mercados".
En el estudio interino
de hoy sólo hay previsiones para los países del G7, pero en el informe
semestral de perspectivas publicado en mayo, la OCDE calculaba que la zona euro
crecería este año un 1,2%, aunque tres de sus miembros seguirían en cifras
negativas: Grecia (-3,7%), Irlanda (-0,7%) y España (-0,2%).