Por Ji Ling y He Huifeng
El nuevo jefe del Partido Comunista, Xi Jinping, hizo un llamado a las autoridades y ejecutivos empresariales para que estén alerta a los desafíos que enfrenta la economía china.
En el primer reporte del viaje de Xi por el sur del país, la agencia Xinhua señaló que el futuro mandatario se reunió con autoridades oficiales y ejecutivos de compañías estatales y privadas, y destacó que la reestructutración de la economía “no admite retrasos” si China no quiere perder posiciones internacionalmente.
“Debemos reconocer los logros económicos y sociales que hemos hecho hasta ahora este año, pero también hay que admitir que los efectos adversos locales y del extranjero serán a largo plazo, complicados y crecientes. No debemos huir de los conflictos ni ignorar los problemas”.
Xinhua indicó que Xi interactuó intensamente con los asistentes a la reunión, quienes plantearon problemas con los impuestos, políticas financieras y territoriales, un deprimente panorama comercial y las dificultades que enfrentan las pequeñas empresas. Xi también les dijo que no deben remitirse a fórmulas preestablecidas.
Pro democracia
Durante su estadía en Guanzhou se espera que Xi visite Li Zhengtian, un filósofo y disidente de la Revolución Cultural. En 1974, Li formó parte de un grupo de intelectuales que expuso un cartel donde se leía con grandes caracteres: “Sobre la democracia socialista y el estado de derecho”, en Guangzhou bajo el seudónimo Li Yizhe. Más tarde, a fines de 1978, fueron rehabilitados gracias a los esfuerzos del entonces jefe del partido, Xi Zhongxun, padre de Xi.
“Xi Jinping pasó varios años como un joven privilegiado enviado a conocer realidades más duras donde experimentó de primera fuente muchas dificultades. Su destino ha estado vinculado de cerca con los grandes eventos históricos de su país”, dijo Li. “Por lo que realmente espero que se atreva a hablar claro y tomar decisiones, tal como lo hizo su padre, y escuchar el sentimiento público”.
El profesor Yuan Weishi, un historiador en la Universidad Sun Yat-sen, dijo que si se concretaba la reunión, enviaría una señal extremadamente positiva para una futura reforma política.