Hoy se cerró una etapa relevante para Telefónica Chile. Roberto Muñoz dejó la compañía en la cual estuvo por cerca de 25 años. El miércoles se conoció su decisión de abandonar la firma, la cual a partir de la semana entrante estará liderada por Juan Vicente Martín Fontelles, un ejecutivo de la cantera de la teleco española.
Con su aterrizaje parte una nueva era para Telefónica Chile, nueva e incierta.
Juan Vicente Martín Fontelles será el encargado de llevar adelante la venta de la compañía, “sin prisas”, señalan desde España, y agregan que “todavía estamos lejos y ahora no hay candidatos claros”. Por ahora.
La falta de claridad no va porque no existan interesados, sino más bien por –como dicen en España- “la pasta” que esté el comprador dispuesto a poner. Porque en la matriz de la compañía no quieren vender y hacer la pérdida como lo hicieron con Perú y Argentina.
En Perú, la situación de Telefónica era compleja, marcada por problemas financieros, disputas legales con el regulador y sus pares, competencia agresiva y un proceso de reestructuración que finalmente llevó a la venta de la filial. Mientras que en Argentina encontraron una ventana favorable para salir del mercado, con interesados como Telecom en fortalecerse, dada las nuevas condiciones político-económicas del país trasandino. De hecho, el grupo Telecom al minuto de la compra alcanzaba un valor de US$ 7.300 millones, mientras que el de Telefónica era de alrededor de US$ 1.000 millones (vendió en US$ 1.245 millones), es decir, estaba en plena desinversión.
Chile tiene otra condición dentro de sus activos. De partida, antes de que llegara Marc Murtra, Brasil y Chile no estaban en venta, eran considerados los mejores activos de la compañía en Latinoamérica, con el gigantes sudamericano–obviamente- llevando la delantera. De hecho, hay que recordar que Telefónica y América Móvil –de Carlos Slim-, estuvieron dispuestos a hacer un joint venture para pujar por WOM, algo que finalmente no resultó, pero que dejó demostrado que el interés de Telefónica era continuar dando la batalla.
Pero todo esto cambió cuando llegó Murtra. Brasil se mantuvo como mercado estratégico, mientras que a Chile se le puso el cartel de venta, pero siempre y cuando consigan un buen precio.
La diferencia con Perú y Argentina es que en Chile, si bien el mercado está complejo y pierden dinero (tuvieron pérdidas por US$ 446 millones en 2024 y por más de US$ 30 millones el primer trimestre de este año), la filial reporta cerca del 50% del negocio de Telefónica en América Latina -sin contar Brasil-, y con una fuerte penetración y posicionamiento de la marca Movistar. Eso a juicio de los españoles tiene un precio y no es bajo.
El periodo de transición que viene
La salida de Roberto Muñoz marca, sin duda, una nueva etapa. Si bien decidió dar un paso al costado por voluntad propia, también fuentes cercanas indican que se vio presionado a dejar Telefónica previendo lo que se venía.
En su reciente viaje a España, Muñoz habría presentado distintos escenarios para la compañía, una capitalización para seguir peleando en el mercado e intentar escalar en telefonía móvil donde son el tercer operador en tráfico móvil y segundo en números de abonados. Sin embargo, lo que consiguió fue un crédito por $371 mil millones otorgado por una empresa filial del Grupo Telefónica para mantener en pie la operación, al menos por dos años, a la espera de que llegue una buena oferta.
Ante ello, Muñoz habría decidido salir, porque tampoco estaba dispuesto a llevarse el peso de los resultados de la compañía, cuando a su juicio gran parte de ellos eran producto de problemas estructurales generados por la situación de la industria y no del manejo del negocio. Fuentes indican que estaba incómodo, porque de alguna forma lo que se estaba instalando era que todos los problemas de la filial chilena tenían que ver con la gestión. Le estaban pasando la cuenta de los resultados, la regulación y de la pérdida de clientes.
Ahora las operaciones en Chile entrarán en un periodo de transición. Juan Vicente Martín Fontelles seguirá administrando la compañía hasta encontrar un buen comprador. Mientras eso sucede, también seguirán pasando cosas.
Lo que se espera en septiembre
Eso sí se prevé que a partir de septiembre se vengan cambios que podrían remover nuevamente el edificio de Plaza Italia. Medios españoles han informado que el presidente de Telefónica, Marc Murtra, está analizando un ajuste de personal dentro de la revisión estratégica de su plan de negocio.
¿Qué significa esto?, que estudia un recorte de entre 4.000 y 5.000 personas en España para reducir los costos de estructura del grupo y mejorar su eficiencia. El recorte se llevaría a cabo mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE).
La diferencia con los anteriores planes similares que ha llevado a cabo Telefónica, es que el que proyecta Murtra está siendo consensuado con el Gobierno, primer accionista de Telefónica desde que el pasado año la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) tomase el 10% de la compañía con una inversión de US$ 2.600 millones.
Según la prensa española, además de la reducción de plantilla, Murtra quiere recoger la petición que le hicieron los grandes fondos en la última junta de accionistas sobre la excesiva remuneración del directorio. Ante ello, estaría preparando una reducción de las remuneraciones, incluyendo la suya.
Estos planes, por el momento, encontraría la oposición de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT), que es el símil de la CUT chilena. “No toleraremos que una empresa de carácter estratégico, con profesionales experimentados y buenas condiciones laborales, participada por un Gobierno progresista, no apueste por el empleo a largo plazo y de calidad. La nacionalización no es compatible con la destrucción de empleo”, señalaron en un comunicado.
Como sea, en el grupo creen que estos vientos de cambios cruzarán el Atlántico y afectarán a las filiales que siguen en pie. Se prevén nuevos ajustes de costos y exigencias de eficiencias, que mantendrán la incertidumbre sobre la filial chilena.