En 2005, un asistente de edición de películas llamado Robert Ryang hizo un tráiler de El Resplandor, redefiniendo el filme de horror de Stanley Kubrick como una conmovedora historia padre-hijo. El clip, creado para un concurso, se convirtió en un éxito en Internet. Ryang editó las escenas para crear una trama graciosa. Pero lo que completó la transformación fue la banda sonora: reemplazó la tintineante, disonante música de la película original con el compás inspirador de 'Solsbury Hill' de Peter Gabriel, una clásico de las comedias románticas modernas. El poder de una canción para transformar la textura emocional es lo que Joel Beckerman, un compositor que fundó la consultora Man Made Music llama un "momento boom": cuando el sonido correcto en el momento correcto crea una conexión emocional con el oyente. En The Sonic Boom, Beckerman explica cómo las empresas pueden usar el sonido para influir en las percepciones y comportamiento de los consumidores. "El sonido es realmente el motor emocional de cualquier historia", escribe. Las empresas deberían tomarlo tan seriamente como los elementos visuales de diseño y publicidad. Beckerman destaca a la cadena de restaurantes Chili's, donde el chisporroteo de las bandejas de fajitas genera más pedidos de otros comensales, conocido como el "efecto fajita", y Disney, que usa el sonido para guiar a la gente en sus parques incluyendo cantos de pájaros y ruidos del bosque para crear falsos silencios.
Al revés, la bolsa que usaba Frito- Lays para sus papas Sun era 100% ecológica, pero su ruido era tan desagradable que fue descartada en un año.
Las anécdotas de Beckerman, incluyendo cómo los computadores de Apple llegaron a tener su particular sonido de inicio, son cautivadoras. Pero a veces, da más la impresión de que estuviera promocionando sus propios servicios.
También hay un límite a cuánto puede expresar con palabras. La editorial de Beckerman podría publicar una edición digital incluyendo clips de sus ejemplos. Además, el plantea que las empresas que lo hacen bien deben contar su "historia sónica" en cualquier punto en que encuentren al cliente. El jingle "I'm loving it" de McDonald's es omnipresente en televisión. ¿Realmente necesitamos "oír y sentir su historia sónica en la música en las tiendas, en los conciertos que auspicia, en los juguetes que regala, en su sitio web", como sugiere Beckerman? Cómo él mismo admite, a veces el silencio es la mejor estrategia.