El aumento de los flujos migratorios en Chile es una realidad: si en 2002 el número de extranjeros representaba el 1,2% de la población total, esa cifra aumentó a 2,7%, según los datos de la Casen 2015. Gran parte viene en busca de oportunidades y una mejor calidad de vida, lo que al parecer logran una vez instalados en el país.
De acuerdo a un estudio elaborado por la Fundación Nuevas Contingencias Sociales (NCS), los migrantes tienen un ingreso propio o autónomo promedio superior al de los nacionales, independiente de los años de escolaridad (más en los extranjeros), aunque a mayor años de estudio, la brecha aumenta en favor de los extranjeros.
Por ejemplo, un migrante con 12 años de estudio o menos recibió en 2015 un promedio de ingresos propios de $ 372.625, mientras que en el caso de un local alcanzó $ 304.706, lo que arroja una diferencia de $ 67.919. Entre quienes tienen de 16 a 18 años de estudio, la brecha es de $ 408.707 y según el informe, esto se incrementa con el paso de los años.
Pero no solo los estudios son determinantes para el salario. Analizando variables categóricas del ingreso autónomo como nacionalidad, años de escolaridad, edad, sexo, tipo de trabajo y años en el trabajo actual en base a los datos de la Casen 2015, el reporte arrojó que el ser migrante aumenta los ingresos autónomos en 15,5%. Un año adicional de escolaridad lo hace en 11,2% y cada año de edad los sube 1,1%, por ejemplo.
Y en comparación con los locales, la desigualdad en los migrantes es mucho menor: ocupando el índice 10/10 -metodología que calcula la tasa entre el 10% de mayor ingreso y el 10% de menor ingreso-, da como resultado un índice de 20,7 en el caso de los migrantes y de 27,2 en el caso de los nacionales. Es decir, la desigualdad es 31% más acotada que lo que ocurre con la situación de la población chilena.
Las conclusiones
“Podemos ver que la nacionalidad es un factor relevante en términos de ingresos autónomos y que la integración laboral de los migrantes logra que obtengan mayores rentas, especialmente a mayores niveles de escolaridad”, resuelve el documento elaborado por el Director Ejecutivo de NCS e Investigador Adjunto de la UNAB, Álvaro Bellolio y la investigadora de NCS, Florencia Serra.
A juicio de los expertos, las observaciones realizadas sobre la base de la Casen 2015, 2013, 2011 y 2006, complementa la teoría Ade que los migrantes que llegan a nuestro país tienen un alto nivel de escolaridad, son flexibles y resilentes en su adaptación al mercado laboral.
“Si bien estas regresiones son solo explicativas del 30% del ingreso autónomo, demuestran que tanto los migrantes como el país se han visto beneficiados con el incremento sostenido de la migración en Chile”, asegura el documento.
¿La razón? Su aporte en la demografía del país, debido al envejecimiento de la población que enfrenta Chile y el hecho de que entre quienes están ingresando actualmente al país, el 77% tiene entre 15 y 44 años; al mercado laboral, ya que la propia encuesta Casen demostró que quienes llegan son personas que en promedio tienen un capital humano más alto que el de los locales, mejorando los niveles existentes en el país; y los aportes culturales y sociales.
Los expertos advierten que los análisis del estudio son una aproximación y no están dirigidos a la población migrante, por lo que remarcan la necesidad de desarrollar estudios y censos específicos para esta población, con el fin de ayudar a tomar decisiones en políticas públicas asociadas a la realidad nacional. “En ese sentido, Chile aún tiene bastante por avanzar”, dicen.
El "tope" a la integración laboral
A la hora de integrarse a la economía chilena, los extranjeros se encuentran con una serie de obstáculos, especialmente en el mercado laboral. La principal limitación que la investigación destaca es la cuota de inmigrantes que establece el Código del Trabajo para las empresas con más de 25 empleados, las que solo pueden tener hasta 15% de su dotación compuesta por trabajadores extranjeros.
Esto, aún cuando la oferta de trabajadores nativos no sea suficiente, lo que genera cupos limitados para quienes vienen en busca de nuevas oportunidades. Otra limitante es que los migrantes están impedidos de ejercer puestos de planta en el servicio público y que el proceso de convalidación de títulos es costoso y lento.
"Estas ataduras que impone el mercado laboral chileno solo entrampan la plena integración económica de quienes vienen con la plena intención de trabajar y mejorar la calidad de vida que dejan en su país de origen", exponen los investigadores. Y en el texto dejan en claro que a pesar de estas dificultades, los migrantes no desisten de su objetivo de integrarse en el país de destino, lo que deja en evidencia su capacidad de resiliencia.
"Para mejorar la integración laboral y la movilidad social es importante el acceso al RUT, ya sea para migrantes temporales o permanentes, con el fin de mejorar las oportunidades de acceso a salud, educación y también a instrumentos financieros", resalta el informe.
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