En las últimas décadas el mercado laboral femenino en Chile ha sufrido importantes cambios. Sin embargo, estas transformaciones no necesariamente han ocurrido de manera similar a través de los distintos segmentos socioeconómicos de la población femenina.
Eso es lo que constató la última edición del “Zoom de Género”, que elabora el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), ChileMujeres y la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el cual periódicamente analiza las brechas de género, y que esta vez revisó las transformaciones del mercado laboral femenino entre 1990 y 2022 por quintil de ingreso.
Si bien la tasa de participación femenina ha subido a través de todos los quintiles de ingreso entre los años analizados, las cifras muestran que el aumento ha sido mucho más rápido en los quintiles de mayor ingreso (IV y V).
Así, mientras que en el 20% de hogares con menor ingreso per cápita (quintil I) la tasa de participación femenina pasó de 18% en 1990 a 29,5% en 2022 -un alza de 11,5 puntos porcentuales, pp.-, en el 20% de hogares de mayor ingreso per cápita este indicador pasó de 46,3% en 1990 a 76,6% en 2022, un alza de 30,3 pp. durante el período.
Para la gerenta general ChileMujeres, María José Díaz, los datos revelan trayectorias desiguales. “Las mujeres de los quintiles más bajos avanzan más lento y en condiciones más frágiles, lo que limita su autonomía económica y movilidad. El desafío está en comprender las diferencias de cada grupo para diseñar respuestas que permitan impulsar un avance más parejo y sostenido”, plantea.
La investigación también observó cómo varía la tasa de participación laboral de hombres y mujeres cuando hay presencia de menores de 5 años en el hogar.
Así, se observó que, a nivel agregado, la brecha de género de participación laboral es de 18,5 puntos porcentuales en desmedro de las mujeres. Sin embargo, el indicador sube a 26,3 pp. en hogares con presencia de niñas y niños en edad preescolar, con tasas de 58,9% en el caso de ellas y 85,2% para los varones.
Empleo por cuenta propia
Con relación al trabajo por cuenta propia -el formato laboral independiente con mayor número de ocupados-, los datos constataron una particular evolución.
Si en 1990 la prevalencia de ocupadas que ejercía un empleo por cuenta propia era bastante similar a través de los distintos quintiles de ingreso autónomo per cápita del hogar, en 2022 la situación cambió: el porcentaje de mujeres ocupadas que ejercen trabajo por cuenta propia disminuye a medida que aumenta el ingreso del hogar.
Así, mientras en el quintil I la prevalencia de mujeres ocupadas que ejerce trabajo por cuenta propia pasó de 20,8% en 1990 a 43,8% en 2022, en el quintil V pasó de 22,1% a 13% en el mismo lapso.
Para Juan Bravo, director del OCEC UDP, hay varias posibles explicaciones para este fenómeno. Una de ellas, dice, es que la mayor participación laboral femenina en los quintiles de menor ingreso ha sido posible precisamente debido a la inserción en trabajos por cuenta propia, que son formatos laborales en donde las personas pueden decidir aspectos como dónde, cuándo y cuánto trabajar, otorgando un grado de autonomía que no está en los formatos de empleo dependiente, que se realizan bajo subordinación.
Sin embargo, agrega que “también puede ocurrir que la mayor participación femenina no ha ido de la mano con oportunidades de empleo dependiente formal para todas las mujeres que desean participar en el mercado laboral, lo que ha llevado a que muchas de ellas se inserten en empleos por cuenta propia, los cuales son en su mayoría informales y de muy bajos ingresos. Esto a su vez incide en la situación socioeconómica del hogar”.
Trabajo a tiempo parcial
El informe también constató que las mujeres tienden a insertarse más que los hombres en empleos a jornada parcial.
Esto, por la búsqueda de modalidades laborales que faciliten la conciliación de las responsabilidades familiares con el trabajo remunerado. Un fenómeno que, sin embargo, se daría en mayor medida entre los quintiles de menor ingreso.
De hecho, en 1990 el 30,8% de las mujeres ocupadas del quintil I ejercía un empleo a jornada parcial, cifra que se elevó a 50,2% en 2022. Por el contrario, en el quintil V el 19,6% de las mujeres ocupadas ejercía a jornada parcial en 1990, cifra que bajó a 14,5% en 2022.
Para la presidenta de la CCS, María Teresa Vial, los datos constatan que si bien han existido avances en materia de inserción laboral, refuerzan que también hay desafíos, ya que aún hay brechas persistentes.
Por ello, dijo, es crucial “modernizar el mercado laboral, proporcionando herramientas que permitan de manera efectiva a la mujer integrarse al mundo del trabajo en igualdad de condiciones. Solo así podremos visibilizar y reducir de forma sostenida estas brechas, acelerando la autonomía económica de las mujeres y el crecimiento del país”.