Confianza en que la economía chilena retomará su senda de crecimiento a futuro, debido a una “menor incertidumbre” por las reformas del gobierno, una reconstrucción en el norte y en Valparaíso que “impulsará” la actividad y un escenario externo “menos benigno” para el país, es la que muestra el ex presidente del Banco Central, Carlos Massad.
El economista -quien lideró el Consejo del instituto emisor entre 1967 y 1970 y, nuevamente, entre 1996 y 2003- se muestra confiado en que los fundamentos principales de la economía local no se verán alterados a pesar de la serie de reformas que el Ejecutivo planea implementar en los próximos años.
En este sentido, el ex ministro de Salud de Eduardo Frei Ruiz-Tagle valora el acuerdo alcanzado entre el oficialismo y la oposición para agregar indicaciones a la reforma tributaria y destrabar la discusión del proyecto, consenso que llama a replicar en los próximos proyectos que presentará la administración de la presidenta Bachelet.
-¿Cómo se ve el escenario para la economía local este año?
-Yo siempre he pensado que Chile crecerá menos de 3%, porque la tendencia a la reducción del crecimiento viene hace dos años, no es algo de hoy y tampoco es porque la presidenta Bachelet haya sido elegida. Esto viene pasando desde antes que ella volviera a Chile.
Ahora, hay varios factores que van a contribuir a impulsar la economía a futuro. Uno es el despeje de las incertidumbres por las distintas reformas. El acuerdo tributario hace un gran avance en ese sentido. Otro es el esfuerzo de reconstrucción que el país tiene que hacer por las tragedias en el norte y en Valparaíso. Otro factor será la normalización de las condiciones en el exterior, donde Estados Unidos estaría entrando en una senda de crecimiento más firme. Además, Europa ya dejó de caer. Por último, en China las cosas no son tan malas como parece, con un crecimiento que se afianzaría más a lo esperado. De modo que hay una serie de factores que tienden a mejorar la economía.
-¿Debiera ser un mejoramiento suave o a un mayor ritmo?
-No será un mejoramiento a todo galope, va a ser a un trotecito suave. Y, probablemente, hacia fin de año veamos los primeros efectos de esa recuperación y que se va a asentar el próximo año.
-¿Cómo impactará el PIB potencial? Algunos anticipan que se corregirá a menos de 4%.
-Todo indica que el crecimiento de tendencia no superará el 4%- 4,5%. A menos que haya un esfuerzo de inversión grande en el país. Revisarlo bajo 4% dependerá de otros factores, como por ejemplo la mantención en el estancamiento en la población sin una política clara de inmigración. Si no tenemos capital humano adicional, la capacidad de crecimiento se disminuirá y sin duda tendremos problemas con la tasa de crecimiento potencial.
-¿Es transitoria la alta inflación como dice el Banco Central?
-Sí. El problema ocurre cuando la alta inflación y el bajo crecimiento están relacionados entre sí. Y ese no es el caso de Chile. No hay mayores riesgos de brotes inflacionarios por ahora; puede que la situación cambie, pero veo a un Banco Central muy bien establecido, con políticas claras y estables.
Es la primera vez en la historia que tenemos 15 años de estabilidad en políticas monetarias y financieras y eso es un tremendo apoyo a la economía chilena.
El protocolo por la reforma tributaria
-¿Se alcanzó el mejor acuerdo posible?
-Cuando se alcanza un acuerdo, siempre es el mejor acuerdo posible. Me parece que el hecho de que haya un acuerdo es fundamental para el país. Además, evitó que el problema se polarizara y se convirtiera en un tema de disputa permanente, a pesar de que hay mayoría suficiente para aprobarla en el Congreso.
Aprobar un acuerdo así a la fuerza implica dejar muchos heridos y eso tiene costos para el país, porque genera inseguridad para las minorías e incertidumbre para los inversionistas.
-Se dice que más que la reforma, el ministro Arenas defendió el programa de gobierno.
-En cierto sentido sí, porque va a lograr el 3% de transferencia del PIB del sector privado al público. Eso sí, este debate empezó con una dureza muy grande de parte del ministro Arenas, que finalmente se convirtió en una muy buena disposición a lograr el acuerdo. La negociación de un acuerdo hubiera sido muy difícil si ambas partes no señalan con claridad cuáles son los puntos intransables.
-¿Cómo ve el escenario para el resto de las reformas? ¿Debe repetirse un acuerdo como en la tributaria?
-Está por verse si las otras reformas se harán tal cual estaban planteadas en el programa de gobierno. Aquello aún no se ha discutido. Quizá ahí también se armará un acuerdo como se hizo en materia tributaria. Eso sí, yo creo que es indispensable que se alcancen acuerdos como se hizo en este punto. El tema educacional es demasiado delicado no sólo desde un punto de vista económico, sino también moral y del funcionamiento de la democracia. Es demasiado delicado como para no buscar un acuerdo razonable entre todas las partes involucradas.
-¿Está de vuelta la política de los consensos?
-Me gustaría que la democracia chilena funcionara sobre la base de consensos. Ahora, los consensos no son de cualquier naturaleza, siempre tienen que tener un sentido. Pensando que hay una línea de trabajo definida por la presidenta Bachelet, para materializar esa línea en proyectos concretos el consenso es indispensable. Lo que se debe evitar es ponerse excesivamente doctrinario, de un lado o de otro, para buscar las soluciones a los problemas.
-Hay quienes dicen que la manera en que se concretó el acuerdo por la reforma fue “poco elegante”, con mucha reunión informal fuera del Congreso.
-Bueno, así se hacen los acuerdos, no se hacen de otra manera. La relación informal es extraordinariamente importante para lograr acuerdos, para evitar que las personas se aferren a ideas que necesitan ser modificadas. La parte informal de la negociación es tanto o más importante que la formal y eso es inevitable en toda negociación. Yo prefiero invitar a un café antes que hacer una amenaza. Un café es más efectivo que una amenaza.
-¿Se atenúa el impacto negativo que tendría la reforma en el empleo y el crecimiento con este acuerdo?
- El acuerdo es satisfactorio y lo que hay que esperar es ver la redacción final, ya que pueden deslizarse problemas que quizá no reflejen lo establecido en el protocolo. Podría haber elusión de los acuerdos alcanzados.
El efecto en la economía dependerá del uso de los recursos. El problema es que los costos se van a pagar al comienzo y los beneficios se van a recibir en 10-15 años más. Y ese es un problema político, porque los costos se pagarán ahora vía impuestos y aún no se verán resultados claros del mejoramiento de la educación. Ahí hay un problema que puede causar ruido.
-Un ruido de corto plazo, para 2 ó 3 años más...
-Claro, pero en 2 ó 3 años más hay una elección presidencial.
-¿Está asegurada la recaudación con los cambios hechos a la reforma?
-Puede ser que no calce la recaudación, pero confío en lo que han dicho los técnicos de Hacienda, que saben harto de estas cosas. Y no creo que se estén jugando la cabeza al no recaudar lo que se supone que había que recaudar. El orden de magnitud va a ser los US$ 8.200 millones, no veo grandes diferencias. Donde sí hay diferencias es si se destina 1% del PIB a cubrir el déficit estructural.
-¿Lo ve como lo más prudente?
-Sí, es lo más prudente porque la política de equilibrio estructural es muy valiosa para un país fuertemente expuesto a las fluctuaciones externas. Tenemos que tener un colchón importante para enfrentar los vaivenes externos. No creo en el cortoplacismo. El país tiene que estar siempre preparado con ese colchón.