Es algo que en los hospitales se ha convertido en la regla, lamenta la presidenta del Colegio Médico (Colmed) en Santiago, Francisca Crispi.
Nuevamente, sostiene, los establecimientos de la red pública -si es que no se les ha acabado ya- se van a quedar sin presupuesto a finales de octubre. Actualmente, relata la doctora, se está empezando a negociar la entrega de insumos con los proveedores, con el objeto de poder cursar los pagos cuando se abra el presupuesto del próximo año.
“Por ejemplo, en el Hospital Salvador hay una situación de déficit de insumos que obviamente afecta a la atención de los pacientes y eso es algo que se ha normalizado, viene pasando los últimos 25 años en el sector salud (...) los hospitales no tienen presupuesto para llegar a fin de mes”, alerta Crispi, quien agrega que, si bien ella representa y conoce en profundidad la red metropolitana, “esto debe ser generalizado”.
La causa de este déficit es estructural, plantea la dirigenta, y con el fin de probar esto fue que Colmed Santiago realizó un informe sobre el comportamiento presupuestario de los hospitales de la región -realizado por su asesora presupuestaria, Tania Morales-, con el fin de dilucidar los factores que se repiten año a año en el sistema.
“Los hospitales sufren de lo que es el impuesto a la pobreza. Cuando uno vive endeudado, no puede generar la mejor forma de gastar sus recursos, no puede planificarse, comprar a escala”.

Dra. Francisca Crispi, presidenta Colmed Santiago.
Deuda de arrastre
La conclusión es que cada año hay una diferencia de alrededor de un 20% entre lo proyectado en la Ley de Presupuesto y la ejecución, por lo que estiman que, en realidad, los recursos contemplados para la red solo contemplan una fracción del período. “Este año alcanzaba para el funcionamiento de 10,5 meses”, sostiene Crispi.
Y uno de las principales causas detrás de eso, argumenta, es la deuda de arrastre con la que cada año deben cargar los hospitales. “Como no les alcanza para terminar su año, se les permite en diciembre empezar a gastar el presupuesto del próximo año, por lo que acumulan la deuda de los últimos meses y ya en diciembre les permiten empezar a sumarlas”, cuenta la doctora. Este 2025, ejemplifica, en el subtítulo 22 del presupuesto (relativo a bienes y servicios), se gastó el 41% de los recursos solo en el primer trimestre.
Con esto, el llamado de Crispi es a sincerar la situación y ponerse al día con los pagos para terminar con el círculo vicioso: “Pongámosle fin a esto. Suplementemos lo necesario, logremos que el presupuesto 2026 sea acorde a lo que van a gastar los hospitales”.
Ineficiencias
Esto es un círculo vicioso, profundiza la dirigenta, porque impide que el sector tenga las condiciones necesarias para poder utilizar los recursos de la manera más eficiente.
“Los hospitales sufren de lo que es el impuesto a la pobreza. Cuando uno vive endeudado, no puede generar la mejor forma de gastar sus recursos, no puede planificarse, comprar a escala, invertir en las soluciones más costo efectivas (...) nos hace comprar no al prestador más barato, sino al que me permite endeudarme con él”, plantea.
Para ilustrar con un caso, nuevamente elige al Hospital Salvador, el cual, explica, debe operar comprando resonancias magnéticas a terceros a valores más elevados. “Si yo tuviera la capacidad real de planificar mi presupuesto, lo más costo eficiente sería comprar un resonador”, postula.
Crispi subraya que considera que la red privada es fundamental para la salud y que debe existir una colaboración entre esta y el sector público, pero “lo que creo es que hoy día el modelo de financiamiento nos lleva a una serie de ineficiencias que podríamos corregir si es que tuviéramos un presupuesto que fuera conocido y suficiente para el funcionamiento hospitalario de todo el año”.
Y añade: “Yo veo como cada hospital licita sus insumos, por ejemplo, para la canasta GES (...) ahí estamos perdiendo una oportunidad como país de comprar a escala y comprar más barato y mejor”.
Espacios de oportunidad
Los focos para ganar eficiencia son varios. Otra de las conclusiones del análisis del Colmed fue que en los distintos servicios de salud, uno o dos establecimiento concentran entre el 30% y el 47% del presupuesto.
Crispi recalca que esto no se trata de que haya hospitales a los que castigar por su ineficiencia, sino que hay algunos -por ejemplo, el Sótero del Río- que atienden a poblaciones muy grandes de personas y con mayores niveles de complejidad en comparación al resto de la red.
“Bajo ningún punto diría que hay un gasto excesivo de ese centro, lo que sí quiero decir es que tenemos una oportunidad, dado que hay pocos centros que concentran la mayor parte del gasto, de poder hacer un pilotaje de estas medidas que nos permitan un gasto más eficiente de los recursos”, dijo.
La doctora es tajante en señalar que Chile tiene un gasto público en salud que no es particularmente elevado: “Recién estamos alcanzando el 6% del PIB en gasto público en salud y eso la misma OMS ha dicho que es el piso mínimo para lograr sistemas en el cual el costo no recaiga en el bolsillo de las personas”.
No obstante, insiste en que hay focos de mejora. “La Comisión Nacional de Productividad dice que deberíamos estar usando la red pública entre 08.00 y 20.00 horas todos los días, incluyendo fines de semana, y eso sería una mejor solución. Más que construir tanta infraestructura más, deberíamos utilizar mejor la que ya tenemos. Y nuestro presupuesto hoy día no permite la máxima productividad de la red asistencial”, concluye la dirigenta gremial.