“Es una señal de alerta”, reconoció ayer el ministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, en referencia a la decisión de la calificadora S&P Global Ratings de rebajar la nota soberana del país a BBB-, al borde de perder el grado de inversión.
Según la agencia, la acción está motivada por un crecimiento más débil de lo esperado en 2017 y por menores ingresos fiscales, que no han aumentado todo lo que se preveía luego de la reforma tributaria que el gobierno de Juan Manuel Santos aplicó en 2016.
“Aunque esperamos que los déficits fiscales de Colombia se reduzcan (...) el cumplimiento de la meta fiscal ha recaído parcialmente en ingresos extraordinarios” manifestó la organización.
Cárdenas destacó que “no hemos perdido el grado de inversión” y llamó al próximo gobierno, que se definirá en las elecciones de 2018, a mantener “la senda que hemos trazado”.
La advertencia crediticia también abrió una debacle para la política monetaria, que durante el último año se ha flexibilizado rápidamente desde un 7,75% de interés en agosto de 2016 hasta el 4,75% actual. El banco central anunciará su decisión el jueves.
“Creo que con estas noticias, probablemente sería conveniente tomar un respiro, analizar la decisión, evaluar el momento y retomar los recortes a partir de enero próximo”, manifestó el ministro de Hacienda, quien tiene derecho a voto en la decisión del banco.
Condiciones económicas
S&P prevé que la economía colombiana crezca 1,6% este año, que luego se aceleraría a un 2,5% en 2018, a la par de la mejora de las condiciones en América Latina.
El país estuvo golpeado por la caída en el precio de las materias primas, que redujo los ingresos fiscales provenientes de la exportación de petróleo y la agricultura. Ello llevó a un fuerte aumento de la deuda externa y mayor volatilidad de los términos de intercambio en el país.
Tras las rebajas de calificación en Chile y Colombia, otros países temen caer. Brasil podría sufrir una nueva rebaja si no reforma su sistema previsional, al igual que Perú, si la deuda sigue creciendo a su ritmo actual y supera el techo de 30% del PIB.