Pensilvania amaneció ayer en medio de la incertidumbre, mientras aún eran contados los votos de una elección especial para escoger a un representante del distrito número 18 del estado. La tardanza era inesperada: en el territorio, tradicionalmente republicano, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, logró una de sus mayores victorias, con una ventaja de cerca de 20 puntos.
Pero quince meses después de la elección presidencial, la oposición demócrata se encaminaba a anotar su segunda victoria en un territorio oficialista, en lo que podría ser una señal de debilidad política del partido gobernante a meses de las elecciones legislativas de noviembre.
El demócrata Conor Lamb se autoproclamó vencedor la mañana de ayer, cuando la mayoría de los medios todavía afirmaban que los resultados no estaban asegurados. “Se demoró un poco más de lo que pensábamos, pero lo logramos”, manifestó. Con ello, reemplazará al republicano Tim Murphy, quien renunció tras ser acusado de pedir a una mujer con la que tuvo una relación extramarital que se hiciera un aborto.
El buen desempeño opositor en Pensilvania –donde el propio Trump había estado el domingo, haciendo campaña por el candidato oficialista, Rick Saccone– se suma a la humillación que los demócratas propinaron al oficialismo en Alabama en enero.
En la carrera especial por el escaño de ese estado en el Senado –que dejó el republicano Jeff Sessions, designado por Trump como fiscal general–, Doug Jones se convirtió en el primer demócrata en representar al estado en la cámara alta en 25 años, al superar a Roy Moore, a quien Trump también respaldó públicamente y quien era acusado de acosar sexualmente a menores de edad.
El nuevo Congreso
La derrota en Pensilvania tuvo un sabor más amargo para la Casa Blanca, considerando que llegó días después de que Trump anunciara aranceles a la importación de acero y aluminio que beneficiarían al distrito.
Pero la real preocupación es la señal que ello da ad portas de las elecciones de mitad de período, programadas para el 6 de noviembre, en las que se renovará a los 435 miembros de la cámara baja y a 34 de los 100 senadores.
Los republicanos tienen una mayoría cómoda en la cámara baja, que ha sido clave para sacar adelante proyectos como la reforma tributaria de Trump. En el Senado, la ventaja es más escueta: tienen 51 senadores frente a 49 opositores, tras la victoria de Jones en Alabama.
Un Congreso dominado por la oposición complicaría aún más a Trump, quien es investigado por el fiscal especial Rob Mueller en la trama de presunta colusión de su campaña por la presidencia con el gobierno de Rusia. Un cambio en el tablero legislativo podría, incluso, abrir la puerta a una impugnación del mandato.
Las otras carreras
Pensilvania era la octava de una decena de elecciones legislativas especiales que el país tiene agendadas antes de noviembre. Gran parte de las carreras especiales son para reemplazar a republicanos que Trump se llevó a la Casa Blanca. Los demócratas ya han logrado apoderarse de dos escaños republicanos, además de mantener el puesto dejado por Xavier Becerra, quien dejó su cargo para convertirse en fiscal general de California.
La próxima gran disputa es en Arizona, donde el republicano Trent Franks renunció en medio de acusaciones de acoso sexual. La elección se realizará el 24 de abril y en ella compiten la demócrata Hiral Tipirneni y la republicana Debbie Lesko. En el estado, Trump ganó por cuatro puntos porcentuales y los candidatos presidenciales republicanos han vencido en todos los comicios desde la reelección de Bill Clinton en 1996.