La presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, reconoció ayer la dificultad que enfrenta la entidad para cumplir con su mandato de estabilidad de precios y máximo empleo, pero defendió el retiro de estímulos monetarios que ha impulsado el organismo.
“Mis colegas y yo quizás juzgamos mal la fuerza del mercado laboral, el grado hasta el que las expectativas de inflación a largo plazo se condicen con nuestro objetivo o, incluso, las fuerzas fundamentales que impulsa la inflación”, admitió la autoridad, quien la semana pasada comunicó que la Fed aún prevé otra alza de tasas de interés antes de que termine 2017, pese al débil ritmo de los precios.
No obstante, aseguró que “sería imprudente mantener la política monetaria a la espera hasta que la inflación llegue nuevamente al 2%” y agregó que el banco central también “debería tener cuidado de moverse de forma demasiado gradual”.
Las declaraciones de Yellen llegaron un día después de que otras autoridades del banco central dieran señales mixtas sobre los próximos movimientos de la institución. Mientras el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, dijo el lunes que “necesitamos ver señales claras de presión salarial e inflacionaria antes de dar los próximos pasos en retirar estímulos”, su colega de Nueva York, William Dudley, manifestó que los precios llegarían al rango meta “en el mediano plazo”.
Yellen pareció más de acuerdo con el segundo, al sentenciar ayer que “la baja inflación probablemente refleja factores cuya influencia se desvanecerá con el tiempo”.
Tras las palabras de la presidenta de la Fed, Bloomberg calculó en 70% las probabilidades de que haya un alza de tasas en diciembre. Hace dos semanas eran de 35%.
Antes de Yellen, la también gobernadora de la Fed, Lael Brainard, sostuvo ayer que “la inflación en los precios probablemente es menos informativa sobre la estrechez del mercado laboral de lo que ha sido en el pasado”.