En medio de las crecientes protestas contra su reforma laboral, el Gobierno de Francois Hollande en Francia decidió ayer pasar por alto al Parlamento e imponer la medida por decreto.
La reforma, que busca flexibilizar las leyes laborales para facilitar el despido y convencer por esta vía a las empresas locales de invertir, ha generado masivas protestas.
La decisión fue anunciada por el primer ministro Manuel Valls ante las expectativas de que los legisladores del propio Partido Socialista de Hollande rechazarían la propuesta. “Debido a que el país debe avanzar (...) el gabinete me ha autorizado a comprometer la responsabilidad del Gobierno, lo que haré más tarde”, dijo Valls entre abucheos de parlamentarios.
Una derrota en el Parlamento habría sido un golpe fuerte para el impopular Hollande, quien ha dicho que sólo se presentará a la reelección el próximo año si logra reducir el desempleo, que está estancado por encima de 10%. El Gobierno espera que la reforma anime a las empresas a contratar más trabajadores, al reducir los riesgos y costos asociados a posteriores despidos.
Una cláusula raramente usada en la Constitución francesa, conocida como 49.3, permite aprobar reformas por decreto, destacando los fuertes poderes del Ejecutivo bajo el sistema presidencial de Francia, diseñado por Charles de Gaulle.
Esta es la segunda vez que Valls utiliza la cláusula, ya que el año pasado evitó al Parlamento al emitir una ley que flexibilizó las normas y regulaciones comerciales durante los domingo en los sectores de transporte y judicial.