Economía

Moisés Naim: “Me ha sorprendido que cambios ambiciosos han sido muy torpemente ejecutados y planeados”

Sobre la corrupción dijo que el país se está pareciendo a Latinoamérica, pero con dos salvedades: el monto es bajo y el sistema judicial sigue siendo creíble.

Por: Isabel Ramos Jeldres | Publicado: Jueves 13 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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Lo primero que hace el economista venezolano Moisés Naim al ser consultado sobre Chile es aclarar que no le sorprende que exista un clima de desconfianza en el país. Pese a lo bien que estaba la nación en comparación con la historia nacional y con los vecinos latinoamericanos "en Chile había mucha recriminación. Si eso pasaba cuando Chile estaba en pleno apogeo y la economía estaba creciendo, es natural que una vez que la economía se desacelera haya desazón y más críticas al gobierno", aseguró a DF el autor de "El fin del poder" y ex editor de Foreign Policy.


Lo que sí lo sorprende es que las reformas recientes hayan sido torpemente planeadas y el destape de casos de corrupción. Eso no era esperable de un país como Chile, afirmó Naim, quien está de visita en Santiago para participar en la VI Conferencia Anual Bci Corporate & Investment Banking: "Crisis de Confianza y Bajo Crecimiento, ¿cómo salir de la trampa?".
- ¿Hay falta de liderazgo en Chile?
- No lo sé. En Chile me sorprenden varias situaciones. Primero me sorprende que los chilenos se extrañen de que al hacer cambios y reformas profundas se genere crispación, debate, controversias y conflictos políticos y sociales. En qué país del mundo se hace una reforma fiscal tan importante como la que se hizo aquí y no hay reacción. Y eso era inevitable que pasara en Chile.
El otro punto es que Chile siempre ha tenido una tradición de gobiernos competentes, que hacen las cosas bien, y aquí me ha sorprendido que cambios ambiciosos a gran escala han sido muy torpemente ejecutados y planeados. Hemos visto una ejecución de las reformas que no pareciera chilena, sino muy latinoamericana. Han tenido que corregir, hay avances, retrocesos, cambios, lo que es normal, pero en el caso de Chile uno siempre estaba acostumbrado a gobiernos técnicamente competentes.
- Hablando de sorpresas... ¿Se esperaba que los escándalos de corrupción alcanzaran los niveles que estamos viendo ahora en Chile?
- La corrupción es el tema cotidiano y de gran escala en países como Brasil, Argentina, Venezuela y Ecuador, pero Chile no pertenecía a esa categoría. Nadie suponía que en Chile no había corrupción, pero sí era correcto suponer que era más moderada, limitada y concentrada en grupos pequeños, que no era sistémica. En cambio aquí descubrimos que Chile se está pareciendo más a América Latina, pero con dos salvedades importantísimas a su favor. Una son los volúmenes de dinero que se están mencionando, que harían reír a cualquier miembro de la familia Kirchner, o del entorno del ex presidente Lula Da Silva, o del presidente Nicolás Maduro. La corrupción en Argentina, Brasil y Venezuela es de escala macroeconómica. La segunda salvedad es que Chile sigue contando con un sistema judicial legítimo, competente y por encima de toda sospecha.
Otra cosa que no me esperaba es que, aunque se comprende que los chilenos tengan ansiedad por el futuro, ese escepticismo o falta de confianza va mucho más allá de lo que se justifica.
- ¿Puede implementar sus reformas la presidenta Bachelet con un nivel tan bajo de respaldo y una coalición dividida?
- Lo que sabemos es que estas cosas son volátiles y cambian día a día. No es imposible que la presidenta tenga un segundo aire y logre crear coaliciones, pactos y acuerdos. Es difícil, pero no imposible.
- ¿Está desgastado el modelo de la Nueva Mayoría, una coalición donde hay partidos tan diversos como la Democracia Cristiana y el Partido Comunista?
- Depende mucho del líder. Hay líderes que generan convergencia, unidad, coordinación y acuerdos.
- ¿Y ve algún líder que sea capaz de asumir esta tarea?
- En estos momentos con la turbulencia que hay no lo sé, creo que no.
- Los gobernantes latinoamericanos parecen estar viviendo un momento crítico, con bajos índices de aprobación. ¿Qué explica este desencanto?
- Cada uno de estos países tiene en estos momentos una situación política, social y económica muy angustiosa, pero por diferentes razones. Pero sí hay una convergencia, impulsada por la corrupción y la caída de los commodities.
América Latina entre 2003 y 2010 tuvo una cuasi década dorada de crecimiento, aumento del ingreso per cápita, alza del empleo, baja de la pobreza y en algunos países reducción de la desigualdad. Todo ello en un contexto de estabilidad macroeconómica y atractivo a la inversión extranjeras. En este período entraron a América Latina US$ 550 mil millones. Entre 1990 y 2002 el crecimiento per cápita de la región fue de 1,4% y en la década siguiente fue de 2,6%. Cuando se acaba esta semidécada de oro hay presiones para disminuir el gasto público y aplicar recortes y efectivamente las economías que crecen menos tienen menor disponibilidad de ingreso público para satisfacer las necesidades sociales que todavía existen en América Latina.
- Y en la medida que disminuye el gasto social cae la popularidad de los presidentes...
- Claro y por supuesto amplificado por las expectativas. En la década dorada se generaron muchos derechos adquiridos por la población. Hay todo tipo de expectativas que siguen estando aquí y que, en la medida que uno le diga a una clase media incipiente que está en peligro de volver a caer en situación de pobreza, es normal que haya crispación, molestia y ansiedad. Si a eso le sumamos los escándalos de corrupción que ha habido da una especie de marco común.
- ¿Es sostenible gobernar a un país con el apoyo de menos de un tercio de la población?
- Depende del país. En Perú es lo normal, por ejemplo. La popularidad de un presidente está mediada también por el rol de los actores políticos, por cuán profundas son las divisiones de la sociedad, por el rol de los medios de comunicación.

pasividad ante crisis venezolana

"Venezuela es una tragedia humanitaria no entendida por el resto del mundo y pasivamente tolerada o ignorada por países latinoamericanos que deberían ser más solidarios, y en esto incluyo a Chile", dice Moisés Naim.
- ¿Son cómplices los países de la región de las acciones de Nicolás Maduro?
- No, eso no es justo decirlo. El gobierno de Chile no es cómplice de que los niños con cáncer en Venezuela no tengan tratamiento por el desabastecimiento. Ser cómplice es culpar a otros gobiernos de la catástrofe económica. Es increíble que en el país con las mayores reservas petroleras la gente esté pasando hambre, literalmente. Esto es culpa de un gobierno que ha sido tolerado, pese a las flagrantes violaciones de los derechos humanos.

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