Paul Romer: el controvertido economista que estremece al Banco Mundial
Conocido por sus críticas a la macroeconomía ortodoxa, el académico ha causado varias polémicas e incomodado más de una vez al statu quo del organismo internacional.
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Antes de desatar la controversia por su cuestionamiento a los cambios metodológicos del ranking Doing Business, el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, había hecho noticia por un mensaje que escribió en un blog.
En el texto, el polémico académico estadounidense cuestionaba la claridad (o falta de ella) con la que sus colegas se expresaban en los extensos informes que produce la entidad internacional. Su obsesión con el tema lo llevó a contar cuántas veces se usaba la palabra "y" en los informes. También lo hizo interrumpir presentaciones de su equipo, exigiendo que llegaran rápidamente al punto.
La polémica escaló y se hizo pública. Fue tanta la incomodidad dentro del Banco Mundial, que Romer terminó perdiendo la jefatura del Grupo de Economía de Desarrollo (DEC, como es conocido internamente), un departamento de investigación que habían liderado todos los economistas jefes de la institución antes que él, entre los que se cuentan Stanley Fischer, hasta octubre miembro de la Reserva Federal, y Lawrence Summers, quien fue secretario del Tesoro bajo el gobierno de Bill Clinton.
"Estaba en una posición de ser el portador de malas noticias", dijo el economista por esos días en declaraciones rescatadas por Bloomberg.
Estas palabras bien podrían repetirse, luego de que Romer asegurara al Wall Street Journal que los cambios en la metodología del Doing Business perjudicaron a Chile y quizás a otros países, haciendo que su desempeño empeorara consistentemente durante los gobiernos de Michelle Bachelet y mejorara durante el período de Sebastián Piñera. El experto no descartó que hubiera motivaciones políticas.
Sus dichos lo dejaron en una posición incómoda. Si en mayo el malestar dentro del DEC por sus atípicas visiones terminó costándole un poco de poder, aquello no lo hizo perder el cargo. Podría haber pasado. En noviembre de 1999, otro economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, había renunciado a la institución en medio de otra gran controversia, tras revelar prácticas cuestionables en la elaboración de informes y aprobación de préstamos dentro de la entidad. Años después, ganaría el Premio Nobel de Economía.
La visión de Romer
Académico, empresario y activista, Romer ha sido crítico de la evolución teórica de la macroeconomía y también de sus colegas más ortodoxos.
Es doctor de Economía de la Universidad de Chicago y tiene estudios de pregrado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Ha ejercido como profesor en las reconocidas universidades de Berkeley, Stanford y Nueva York. En 1997, fue nombrado entre los 25 estadounidenses más influyentes por la revista Time. Además de su trabajo académico, en 2001 fundó la empresa de tecnología de educación Aplia, que luego compraría Cengage Learning y en la que él figura hasta hoy como principal asesor de aprendizaje.
Su principal contribución al debate económico ha venido de la mano del concepto de crecimiento endógeno, que estudia el rol del cambio tecnológico en el crecimiento económico de los países, antes relacionado únicamente con la productividad de los trabajadores.
Sus polémicas han sido abundantes. En un documento llamado "El problema de la macroeconomía" que publicó en 2016, meses antes de asumir el cargo que desempeña hoy, Romer había cuestionado los modelos utilizados por los investigadores en macroeconomía, asegurando que esa disciplina lleva tres décadas "yendo marcha atrás".
Sus colegas, aseguró en esa ocasión, "atribuyen las fluctuaciones de los valores a fuerzas causales imaginarias sobre las que no influye la acción de ninguna persona (...) El problema no es tanto que los macroeconomistas digan cosas que son inconsistentes con los hechos. El problema de verdad es que a otros economistas les dé igual que a los macroeconomistas los hechos les den igual".
Y añadió: "Es triste reconocer que los economistas que hicieron contribuciones tan importantes al inicio de sus carreras siguieron una trayectoria que los alejó de la ciencia".
También ha acusado a sus compañeros de "mathiness", en referencia al uso de la matemática como una cortina de humo para disfrazar una agenda ideológica en un velo de ecuaciones sin valor empírico, que permiten, en sus palabras, "que la política académica parezca ciencia".
Otras grandes controversias han salido sobre sus publicaciones en torno a las llamadas "ciudades autónomas", un concepto que ha impulsado por diez años y que delinea un territorio autosuficiente, impulsado por sus propios habitantes. En 2012, Honduras creó el primero de estos territorios, con sus propias leyes, sistema tributario y políticas. Romer, quien colaboró con el proyecto, se retiró del mismo denunciando falta de transparencia.
Ruidos molestos
Desde la salida de Stiglitz, el Banco Mundial ha intentado mantenerse alejado de las controversias y defender su perfil técnico, como fuente de investigación económica y de ayuda para las naciones más pobres del mundo.
Por eso, la llegada de Romer a sus filas hace más de un año se vio como un giro relevante. Sus antecesores, el chino Justin Yifu Lin y el indio Kaushik Basu, eran de perfiles notablemente más discretos. Antes de ellos, Nicholas Stern sólo alcanzó la notoriedad global una vez que había dejado el banco.
Las afirmaciones de Romer y la confrontación con Augusto López-Claros, el economista boliviano responsable del Doing Business en años recientes y quien ha defendido los cambios metodológicos, vienen a remecer a una institución que busca su lugar en el debate público y que, ahora, deberá demostrar que aún goza de credibilidad.