El manejo de una economía de US$ 720 mil millones, la membresía de una nación de 75 millones de habitantes en la Unión Europea y el flujo de refugiados desde Siria son todos temas que quedaron en suspenso ayer, luego de que el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, anunciara su renuncia al cargo.
Su salida es el síntoma más concreto una disputa de poder con el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, la cual ha generado temores de inestabilidad en el mercado y puesto en duda los intentos del país por acercarse a Europa.
“No era lo que yo prefería” reconoció Davutoglu, tras anunciar su renuncia al cargo, luego de reunirse con líderes del partido de gobierno, el AK. “Fue el resultado de la necesidad”, señaló.
Erdogan, quien fue primer ministro de la nación durante más de una década, pasó a ser presidente -un cargo tradicionalmente más ornamental que político- en 2014. Desde esa plataforma, ha hecho esfuerzos por incrementar su propio poder, en desmedro de su sucesor.
Los choques entre ambas autoridades habían aumentado en frecuencia y, la semana pasada, el primer ministro perdió su potestad para nombrar autoridades locales, a manos de la dirigencia de su propio partido.
“Erdogan quería un primer ministro manejable y Davutoglu tenía ambiciones de ser independiente, pero no tenía poder en las bases del partido”, dijo a Bloomberg el investigador del Medio Oriente y África del Consejo de Relaciones Exteriores, Steven Cook.
Pese a los roces internos en AK, Davutoglu aseguró ayer que “Turquía, que tenía una economía a punto de caer en crisis el año pasado, actualmente muestra señales bastante sanas”. Agregó que los inversionistas no deberían dudar de que los gobiernos de su partido perpetuarán “este clima de estabilidad”.
Temor en el mercado
El mercado puede no haber escuchado sus palabras. Para el jefe de estrategia de mercados emergentes de Nomura International, el presidente persigue un modelo asiático de desarrollo, en que el poder se consolida en “un grupo pequeño de consejeros no electos. El resultado bien podrían ser malas decisiones políticas que dañen las proyecciones de crecimiento a largo plazo”.
En los últimos cuatro días, los bonos turcos perdieron casi todas las ganancias acumuladas el último mes. La convulsión política genera preocupación sobre las posibilidades que tienen las instituciones democráticas turcas de resistir los intentos de Erdogan de aumentar su poder.
El estratega de Amya Capital, Michael Wang, manifestó que los activos turcos tendrán dificultades para atraer inversionistas “hasta que haya más claridad”. Agregó que “no creo que muchas personas hayan podido prever este escenario”.
El partido tendrá una convención de emergencia este mes para elegir al sucesor de Davutoglu. El consejero presidencial Cemil Ertem dijo a la televisión local que no espera un cambio cualitativo en el equipo económico del gobierno.